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Jimin había salido de la casa de JungKook hacían unas cuantas horas, estaba acostado en su cama mientras miraba el techo

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Jimin había salido de la casa de JungKook hacían unas cuantas horas, estaba acostado en su cama mientras miraba el techo.

¿Por qué?

Él no necesitaba preguntarles eso, ya no.

Y aunque no estaba muy a gusto con lo que estaba haciendo. Era necesario por el bien de todos, no aguantaría otra guerra más, mucho menos ver a los que quiere morir sin poder hacer nada.

Suspiró y se sentó en la cama, frunció el ceño cuando sintió el olor de JungKook cerca y se paró en la ventana mirando hacia la calle. DaeMi y el castaño estaban hablando frente a la casa de la chica, enfocó sus sentidos para poder escuchar su conversación.

— Vamos...

Fue lo único que pudo escuchar antes de que los dos comenzaran a caminar. Bajó corriendo y abrió la puerta comenzando a seguirlos.

— ¿A dónde van?...

Susurró para sí mismo y se adentró al bosque con cuidado de no ser escuchado ni sentido por JungKook, él era un alfa, sus sentidos estaban mucho más desarrollados que los de él, era imposible que no se hubiera dado cuenta de que él estaba ahí, o tal vez si lo había hecho y era un plan del castaño.

— ¿A dónde vamos JungKook? — la pelicorta se detuvo — Me dijiste que me explicarías todo lo que pasa con Jimin, dime. No es necesario ir tan lejos para ello.

El castaño rió y la miró.

— Por supuesto que es necesario, así Jimin podría seguirnos.

Miró en dirección al pelinegro y este se acercó a ellos sin entender que pasaba.

— ¿Qué es lo que haces? — preguntó molesto, odiaba a JungKook y ahora más por haber usado a DaeMi para llegar a él.

— Nada, solo intento ayudar. — sonrió de lado — La pequeña DaeMi está muy preocupada por el pequeño lobito. ¿Qué crees Jimin, le enseñamos lo que somos en realidad?

Los ojos del más alto brillaron con un rojo intenso, la chica abrió mucho sus ojos al ver que JungKook era igual a Jimin, o al menos de la misma especie.

— ¿Estás loco? — el pelinegro apretó sus manos haciéndolas puños, lo último que quería en el mundo era que ella descubriera todo aquello.

— Por supuesto que no, pero si vamos a jugar tienes que dejarme utilizar mis cartas. — de pronto su expresión cambió completamente. JungKook se notaba bastante molesto — Jugaste a ponerlo en mi contra, ahora me toca a mí.

— ¿TaeHyung?...

Pronunció y el castaño tomó su forma animal haciendo trizas su ropa. La chica se asustó y caminó hacia atrás asustada al presenciar aquella escena tan increíble.

— ¡Corre!

Gritó Jimin y al instante tomó su forma de lobo al igual que JungKook posicionándose ante él, no permitiría que le hiciera algo a DaeMi. No importaba si tenía que morir para impedir que la tocara.

La chica miró al lobo gris y sus ojos se cristalizaron, estaba en lo cierto, era él. Jimin fue quién la salvó aquella vez, era hermoso.

JungKook se abalanzó sobre ella y Jimin se metió en medio empujándola haciéndolo caer y pegarse contra uno de los arboles. DaeMi hizo caso y comenzó a correr lo más rápido que pudo para salir de allí, no entendía por qué JungKook quería hacerle daño, pero no era momento de buscar respuestas. Era momento de ponerse a salvo.

— ¡Basta!

Gritó Jimin desde adentro mientras miraba a JungKook frente a él. Ambos se podían escuchar aún estando en su forma animal.

— Muevete Park, no eres rival para mí. Te destrozaré en segundos.

Volvió a abalanzarse sobre él y agarró el cuello del lobo gris mordiéndolo con fuerza. Jimin sollozó de dolor e intentó safarse pero JungKook era demasiado fuerte, incluso un poco más grande que él. Logró quitárselo de encima y lo volvió a empujar.

— No quiero pelear, no quiero más guerras.

Volvió a hablar intentando calmar a JungKook. Todo aquello era por TaeHyung.

— TaeHyung está enamorado de ti, pero créeme. Hará lo que yo le diga porque está de mi lado  — volvió a su forma humana y miró a JungKook — Si le haces algo a ella, le pasará lo mismo a Tae.

Volvió a transformarse y comenzó a correr en busca de DaeMi, la sentía correr y sentía su corazón latir. La vio y se puso frente a ella haciendo que se detuviera.

— Jimin...

La chica cayó sentada en el suelo por el susto, el pelaje gris del lobo sangraba y el color azúl brillante de sus ojos se apagó. Lo último que sintió Jimin fueron las manos suaves de DaeMi acariciarlo mientras le decía que todo iba a estar bien.

 Lo último que sintió Jimin fueron las manos suaves de DaeMi acariciarlo mientras le decía que todo iba a estar bien

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HEARTBEAT; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora