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— ¿JungKook?

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— ¿JungKook?

El castaño había acabado de despertar y llamó al chico cuando no lo vio en la habitación, suspiró y se levantó de la cama para buscarlo, frunció el ceño cuando se dio cuenta de que era de noche. O había dormido sólo unas horas o un día completo.

Buscó su celular cuando no encontró a su acompañante y se dio cuenta de que no habían sido sólo unas horas. TaeHyung había estado durmiendo desde la noche pasada, mordió su labio preocupado y sintió la puerta abrirse y cerrarse.

— Tae.

JungKook sonrió y se acercó a él, dejando un beso en sus labios para luego alzar una caja de pizza.

— Traje la cena, ¿dormiste bien? — preguntó caminado hacia la pequeña mesa que había allí.

— Si... — dijo, sin saber si era buena idea preguntarle qué había pasado o mejor dicho qué le había dado. — ¿Por qué dormí un día completo?

— Habrás estado muy cansado cariño. — se alzó de hombros y lo miró — Ven a comer, debes estar hambriento.

— No, no tengo hambre — negó y se acomodó su ropa. Su madre debía estar preocupada por él así que debía ir a verla lo antes posible — Tengo que regresar a casa, mi madre debe estarse preguntando dónde me metí.

El más alto se levantó y tomó su mano.— Descuida, ya la llamé y le dije que estabas bien.

— Ah... — asintió — Pero igual debor irme ya, tengo cosas que hacer.

Intentó separarse del chico y comenzar a caminar pero éste se lo impidió apretando de tal forma su mano que sintió sus huesos crujir.

— ¡Ah!

Gritó de dolor y quedó de rodillas en el suelo, se había sentido cómo si hubiera roto su mano solo de un apretón. TaeHyung sollozó con lágrimas en los ojos.

— No irás a ninguna parte cariño.

JungKook lo ayudó a levantarse y lo sentó en la cama, volvió a tomar su mano y hizo que el mismo dolor que él había provocado se esfumara. Tae recordó cómo lo hizo Jimin y derramó lágrimas, definitivamente no se había sentido de la misma forma.

— ¿Por qué no me puedo ir a casa? — preguntó bajo, sin ganas siquiera de hablar con él.

— Verás... — acarició su suave cabello — Ahora mismo estamos en guerra y tu amigo en búsqueda y captura. Si te dejo ir irás con él y tendrá algo contra mi, tengo que protegerte. Por eso no puedes irte de mi lado, ni ahora, ni nunca. Eres mío TaeHyung.

— Jimin nunca me haría daño, mucho menos me utilizaría de esa manera — dijo mientras lloraba. Ya no quería estar cerca de JungKook, era un monstruo.

— No sabes nada de él.

— ¡Si sé! ¡De quién no sé nada es de ti! — se levantó, dispuesto a acabar con todo aquello. Se iría a casa y nunca más miraría a JungKook de la misma manera, se olvidaría de él para siempre. — ¿¡Por qué haces esto!? Eres una mala persona JungKook, Jimin no te hizo nada. Yo no te hice nada, ¿¡por qué nos tratas como basura!?

El lobo apretó sus manos haciéndolas puños envuelto en furia, no podía creer que TaeHyung le estuviera gritando mientras defendía a Park Jimin, ese bastardo mal nacido no tenía derecho a nada de aquello. Y nunca lo dejaría tenerlo, sin siquiera pensarlo se acercó al más bajo y clavó sus dientes en su cuello haciéndolo sentir un dolor mayor que cualquiera que haya sentido antes.

TaeHyung se tambaleó sin fuerzas cuando JungKook lo soltó y cayó desmayado al suelo con el cuello bañado en sangre.

El chico lo observó, esa era la única forma de mantenerlo a su lado. Y aunque algún día se arrepentiría de haber hecho aquello, en ese momento sólo sonrió y lo cargó para volver a acostarlo.

Cuando TaeHyung despertaba todo sería perfecto, y el color de sus ojos sería un verde brillante.

(...)

La mañana había llegado y DaeMi había logrado dormirse tras intentarlo por varias horas. Tenía miedo de hacerlo y despertar cuando Jimin se hubiera ido, pero el cansancio le ganó y quedó rendida en los brazos del pelinegro.

Jimin sonrió viéndola dormir, ojalá aquel momento durara para siempre. Poder verla descansar en paz mientras la sostenía a salvo en sus brazos era lo mejor que le había pasado nunca.

Suspiró al pensar en qué haría, tenía que enfrentar todo lo que estaba pasando. Si quería libertad debía de hacer algo pronto y dejar de esconderse. Pero simplemente ahora tenía mucho miedo de que todo saliera mal y que lo alejaran de ella para siempre.

La sintió removerse y la observó, la chica abrió poco a poco sus ojos y volteó un poco su rostro para mirarlo.

— Eres hermoso — dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.

— Lo sé. — respondió, al instante sus mejillas se incendiaron y comenzó a reír de la vergüenza.

— Bobo — ella también río — ¿De qué te avergüenzas? Solo has dicho la verdad — se levantó y dejó un beso sobre los labios del pelinegro.

— ¿Tienes hambre?

— Un poco, preparé algo de lo que traje ayer para comer.

El chico asintió sonriendo y de pronto sintió un estruendo, la puerta había caído al suelo arrancada de su lugar. Los habían encontrado.

— Es él, atrapenlo.

Dijo un hombre, por el color de sus ojos Jimin supo que era um beta. Debía venir de parte de la madre de JungKook.

— Jimin... — susurró ella envuelta en miedo.

— No es necesario que usen la fuerza, cooperaré. Sólo dejenla ir, por favor.

— Está bien.

— ¡No! — gritó y corrió hasta él. — Jimin no, no vayas con ellos. Te van a matar — pidió desesperada.

— Llevensela.

Volvió a decir y dos de los hombre la agarraron por los hombros sacándola de la pequeña cabaña.

— ¡No! ¡Por favor Jimin!

El pelinegro sintió su corazón romperse en mil pedazos al escucharla llorar de esa manera por él.

— Y bien, ¿listo para ir a casa? — se burló el de ojos amarillos.

— Y bien, ¿listo para ir a casa? — se burló el de ojos amarillos

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HEARTBEAT; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora