Para el sábado Jonah ya había culminado el libro, el cual lo dejo en un suspenso total e inesperado.
Se pasó esos tres días apenas prestando atención a su trabajo, pues, lo único que ocupaba su mente por completo era que podía estar sucediendo en el siguiente capítulo. ¡Era una locura total! ¿Cómo un libro que no suponía de mucho análisis le podía llamar tanto?
Aquel libro, además de no tener una portada, tampoco tenía una presentación en sí. Es decir, nada de nombre de la editorial, editor, autor... nada. Pero no es como si eso le quitase el sueño tampoco.
Él era de aquellos lectores fantasmas que se conforman con captar el mensaje que quería dar el libro o, en su defecto, aprender algo. Después de todo, su libro favorito era ese donde la portaba estaba sobrecargada en teclas de un computador.
En ese caso definitivamente no había aprendido algo, como en otros libros que le gustaban cuyo objetivo era ese, informar; pero ocurrió algo que nunca antes le había sucedido: se sintió identificado. Algo así como si los sentimientos que el escritor había plasmado en las hojas estuviesen dirigidas directamente a él.
Comenzando con el hecho de que la protagonista del libro tenía ciertos pensamientos que él, de alguna manera, compartía o compartió en algún momento de su vida. Esos días de su adolescencia cuando se burlaban de él por cualquier estupidez solo por tener intereses diferentes; si esos chicos lo viesen ahora, quizás si el pudiese verlos ahora; se encargaría de defender aún más firmemente sus opiniones, esas que solían ser más que impopulares. No se explicaba como lo que otros definían como una especie de cliché, un tanto más retorcido y profundo a su manera, le había mantenido con tal intriga. Resultaba incluso un poco inquietante.
Y por último, lo que le impresiono aún más, como ese golpe que terminaba por derrotarle en uno de sus videojuegos favoritos, era que el libro no tenía final.
¡No tenía final!
Ese libro, que lo había tenido perdido entre páginas, se encontraba sin terminar. Pero no del tipo de final en que el autor se encarga de concluir que es un final abierto a tu imaginación, ¡No!
El libro se cortaba abruptamente, casi como si hubiesen arrancado al menos tres capítulos restantes, pero no era así, allí terminaba todo. Soltó un suspiro pesado, ¿Era en serio?
Aún molesto por lo que le resultó un... inexistente final, se preguntó si la razón por la que la editorial no publico el libro había sido esa. En lo que al el respecta pudo haber sido un libro de gran éxito, sobre todo para público juvenil. No era de su incumbencia el porqué de lo que sea que haya pasado con la editorial o el autor, sin embargo, se vio tentado a preguntarle a Karen un día de esos.
Fuera de que el libro se encontraba sin final, lo había disfrutado todo el camino. Aunque no terminase, esa montaña frondosa la escalaría al menos una vez más, solo porque sí. Había sido una lectura ligera, de esas que no te aburren y que podrías releer varias veces solo por placer. Decidió entonces que podía leer de nuevo el libro antes de devolvérselo a Karen, pero esta vez tan solo un capítulo diario, pues esperaba escalar la montaña más lento, y así disfrutar la experiencia más tiempo.