Ava sonrió ante sus palabras.
—Solo si tú haces lo mismo —propuso.
—Está bien...
—Bueno... —Se acomodó en la banca, aun manteniendo su posición con las piernas entrelazadas en dirección al chico. Tomando la foto de sus manos y guardándola de nuevo—, no sé si sea tan importante lo que pasaba cuando era pequeña, pero...
—Si lo es.
Ella le regaló una mirada pensativa bajo sus pestañas.
—¿Por qué crees eso?
—Todas las piezas son importantes. No puedo fingir que tu vida comenzó cuando te vi por primera vez, solo las nuestras se cruzaron en ese momento.
Ella sintió, sonrojada, y continúo.
—En ese caso... —Soltó un suspiro—. No recuerdo demasiado de cuando era pequeña, sé que crecí con mi abuela paterna... todo los recuerdos que tengo son con ella: cuando me caía de los patines que amaba y ella me curaba, cuando se me cayeron mis primeros dientes y pensé que estaba muriendo —Rio un poco, él la imitó—, cuando fue mi primer día en el colegio y no quería irme o cuando me preparaba galletas de chocolate con chispa de chocolate blanco porque decía que se veían bonitas así.
»Ahora que lo pienso... —dijo con nostalgia—, no tengo recuerdos con mis padres, al menos no de esos que quieres repetir.
—¿Qué pasó con ellos? —preguntó él con tacto. Ava respiro profundo.
—Como resumen: fueron padres demasiado jóvenes —comenzó—; Mi abuela me contó, ya cuando yo estaba más grande, que ellos se conocieron los primeros años de universidad y se enamoraron demasiado rápido, no demasiado después me tuvieron a mí..., el problema es que ellos no estaban preparados para eso. No estaban preparados para tal responsabilidad y terminé siendo un estorbo.
Jonah la miraba queriendo decir muchas cosas, pero tampoco queriendo interrumpirle.
»Actualmente siguen juntos, supongo yo que igual de enamorados, pero..., no viven como si tuviesen una hija. Mi mamá fue y siempre va a ser mi abuela —dijo con nostalgia y sus ojos se cristalizaron—, ella tenía una fábrica de enlatados que poco a poco fue haciéndose lo suficientemente grande como para que sus hijos y nietos trabajaran allí. Mi padre tiene cuatro hermanas mayores, así que podrás imaginar cuán grande era la familia y aun así yo me sentía fuera de ella. Nos reuníamos quizás tres veces al año y estoy exagerando, a la única que veía era a Mia, mi prima, puesto que muy de vez en cuando sus padres la dejaban con mi abuela.
Jugaba con sus manos sin mirar al chico a los ojos.
»Fui creciendo, entiendes muchas cosas de manera diferente, mi casa seguía siendo donde mi abuela, mis padres consiguieron trabajar en la fábrica poco tiempo y a la vez viajaban y viajaban, y nunca me llevaron con ellos. Los veía demasiado poco por lo que me emocionaba el poco tiempo que teníamos es... no puedo explicarlo. Eran como primos lejanos que de pronto se acuerdan de tu existencia y van a visitarte. Recuerdo entender que ellos me amaban muy a su manera, pero..., si me hubiesen amado tanto como yo quería, no se hubiesen alejado tanto. Ellos hubiesen llevado a su única hija a cada lugar con ellos, siquiera conozco si tenían una casa.