Jonah soltó suspiro pesado, realmente pesado como si algo le doliese. Y es que sentía algo sumamente extraño, una sensación de inquietud o quizás desazón. Pasó a la siguiente hoja del diario y estaba vacío, recorrió de un solo movimiento todas las páginas que quedaban y, salvo un par de pequeñas figuras, el diario estaba vacío.
Necesitaba hablar con Ava, eso era seguro y necesitaba hacerlo lo más pronto posible. Ahora no solo debía aclarar algunas de sus dudas, sino también de pronto brindarle apoyo. Y es que aparentemente todo aquello había ocurrido hace tanto tiempo que ya no parecía necesitar de un abrazo pero.... Nunca estarían de más.
Tomo su teléfono, apurado, y decidió escribirle para que se encontraran en persona.
Jonah: Hablemos.
Jonah: ¿Estás ocupada en este momento?
Ava tardó realmente poco en contestarle.
Ava: No estoy ocupada.
Jonah: Encontrémonos en el pasillo, podemos ir a un café.
Ava: ¿Por qué tan apresurado?
Jonah: Ya lo leí.
Ava tardó un poco más en responder esta vez, veía un "escribiendo..." debajo de su nombre y se impacientó.
Ava: Oh.
Jonah: ¿Te espero en 20 minutos?
Ava: Espérame :)
Jonah velozmente fue a darse una ducha, se puso un abrigo grueso, sus botas de siempre y tomó su celular para salir muy rápido. Cuando estaba cerrando su puerta para esperar a la chica, si fuese necesario allí afuera, ella asomó su cabeza por su puerta, insegura, como comprobando si él estaba allí y sonrió un poco antes de salir finalmente, sin detenerse a verlo se volteó para cerrar con llave. Jonah la miraba con mucha atención, le parecía que se veía hermosa con su nuevo corte de cabello y le gustaba que la chica parecía usar demasiadas capas innecesarias de ropa como si fuese muy poco tolerante al frío.
Ava volteó y al notar su mirada le regalo una sonrisa tímida.
—¿Vamos?
Antes de cualquier otra cosa Jonah se acercó a ella y la levantó un poco para abrazarla. Ava soltó un suspiro, aquello fue inesperado, pero para nada le molestó, todo lo contrario, lo necesitaba sin saberlo.
Por la diferencia de estatura Jonah la ayudaba a mantenerse más alta que con los pies en puntillas; sin embargo, aquel momento, para ambos, se sintió como encajar perfectamente. El abrazo, cálido a pesar del frío, duró un par de minutos. Ella sonreía tímidamente rodeándolo con sus brazos y el apoyo su cabeza sobre la de ella suavemente.