Cuando ya habían cerrado el pequeño restaurante, y Ava estaba lista para quedar con Jonah, se preguntaba sin aún la estaría esperando. Se había atrasado más de media hora, puesto que recoger y limpiar tomaban mucho tiempo, tiempo con el que no había contado.
Justo en ese momento, luego de tomar sus cosas y cuando se dirigía al puesto de bebidas, pudo percatarse mucho mejor del ambiente que la rodeaba. Había muchas personas, muchos puestos con juegos y atracciones. También notó como todo se veía más vivo, nunca un invierno se había sentido tan colorido. Si, aún había mucho frío, pero nadie parecía estarle dando protagonismo a ese hecho.
Se distrajo un momento viendo a las personas ir de un lado a otro, era lindo. Era diferente. Usualmente, como ella, todos estaban muy preocupados viendo sus zapatos para ir a donde tenían que ir cada día, esta vez era algo fuera de la rutina, lo cual era algo bueno, incluso más que eso. Sintió que, a pesar de estar rodeaba de tantas personas desconocidas, no estaba fuera de lugar, una sensación que en ella era muy escasa, usualmente las cosas se daban al revés: estaba rodeada de muchas personas conocidas, pero, aunado al hecho de no sentir apoyo ni confianza en ninguna, se sentía sola.
Al acercarse al puesto vio a más personas de las que le gustaría esperando para ordenar, por lo que decidió no acercarse demasiado y buscar al chico solo con la mirada. Chico al que no encontró; decayó un poco por eso, pero no se rindió hasta de que se dio cuenta que tenía mensajes de él en su celular.
Jonah: ¿Aun estás ocupada? Si es así, no hay problema; quedamos mañana.
Pero ella quería quedar en ese momento.
Jonah: Voy a esperarte un poco más.
Ese mensaje se separaba del posterior por 15 minutos.
Jonah: Tuve que irme del puesto.
Jonah: Escríbeme cuando veas esto.
Justo en ese instante, y sin detenerse a meditarlo un momento, lo único que se le ocurrió fue llamarlo. Preguntarle si seguía allí, quizás estuviese con su hermana en otro puesto; no lo sabía, pero tenía esperanzas. Definitivamente odiaba llegar tarde y sobre todo haberlo, prácticamente, dejado plantado; incluso aunque no haya sido intencionalmente.
Lo había estado pensando mucho tiempo, la idea le daba vuelta en su mente, si le gustaba pasar tiempo con él no tenía por qué esperar lo peor, ella necesitaba a alguien en quien confiar, incluso aunque pareciese más que eso.
—¡Jonah! —exclamó, ligeramente emocionada apenas él contestó pero sin dejarlo entrever.
—Hola, Ava. —Su voz sonaba muy diferente por teléfono, se estremeció ante eso... o ante el frío. Quién sabe.
—¿Ya te fuiste? Lo siento, no había contado con tener que organizar el desastre que...
Él se rio un poco, lo que la cortó a media frase.