Capítulo L

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Lo único que le rondaba a Ava por la cabeza mientras acomodaba algunos ingredientes en la parte de arriba del carrito, en el que sus dos compañeros iban a cocinar, era cuan larga sería la jornada

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Lo único que le rondaba a Ava por la cabeza mientras acomodaba algunos ingredientes en la parte de arriba del carrito, en el que sus dos compañeros iban a cocinar, era cuan larga sería la jornada. Soportar a su jefe, especialmente quisquilloso ese día, no estaba siendo tarea fácil y ni siquiera habían tenido público alguno, aún, gracias a la hora.

En su cabeza se repetía una y otra vez que podía intentar divertirse a pesar de todo.

¿Ver a las demás personas haciendo cosas por aquí y por allá podría divertirle? Se preguntó. La respuesta era un muy probable no, pero se permitiría al menos intentarlo.

Cuando Jonah le escribió el día anterior para saber si iba a ir a la feria, se sintió avergonzada de tener que trabajar, quizás por eso no le respondió cuando le envió otro mensaje esa mañana, justo cuando estaba de camino al trabajo. En ese momento podrían estar discutiendo del libro en lugar de preocuparse porque su jefe gritaba sin encontrar sus famosas "salsas especiales"... lo peor de todo es que estaban justo frente a él. Ella no era la única distraída después de todo.

A media tarde ya estaba viendo cómo algunos puestos apenas comenzaban a ser organizados, en su caso, ya todo estaba listo para comenzar; entonces, ¿por qué ir desde tan temprano? No tenía idea, solo sabía que ya estaba aburrida, por lo que aprovechó para sentarse en una banca cercana y mirar a su alrededor para distraerse.

Las personas, que no eran realmente muchas, iban de un lado para el otro. Cargaban cajas y bolsas con diversas cosas, vio muchos de los juegos característicos de las ferias que había visto en la televisión siendo apenas organizados. Ahora que lo pensaba, en el único lugar en el que esos juegos podían traer consigo un verdadero premio era en la televisión, ella sabía que estaban truqueados, si no, no serían un negocio.

Casi lo lamentó cuando vio que por ahí rondaba un peluche de Koala absolutamente adorable. También notó que no tan lejos iban a colocar un puesto de bebidas calientes, no sabía de quién era la idea, pero definitivamente ella iba a ir por un chocolate caliente cuando el clima la obligase, o simplemente cuando tuviese ganas.

Sin meditarlo demasiado, su cabeza fue a las conversaciones que había estado teniendo últimamente con Jonah... era agradable hablar con él. Al chico parecía importarle lo que ella decía y no estaba muy acostumbrada a ese tipo de atención en la que se escuchan tus opiniones y no son solo pensamientos comprimidos.

Luego de un par de horas de que la feria haya sido finalmente abierta, ya el ambiente no era para nada como antes. Había personas que caminaban de un lado al otro, disfrutando de las diferentes atracciones disponibles, que de hecho eran bastantes. Había niños corriendo por allí con juguetes luminiscentes y chucherías que probablemente los mantendrían despiertos mucho tiempo más, por la cantidad de azúcar.

En el pequeño restaurante, y aunque no era el único, había muchos clientes. Por lo que se obligó a agilizar el proceso al momento de tomar las órdenes, pero sin dejar de ser muy amable y ofrecer pequeñas tarjetas para que más clientes visitaran al Restau-Dante principal.

Sin FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora