- Midori tanabiku namimori no~
Algunos se detuvieron ante el extraño sonido, solo para quedar encantados al ver a un lindo y pequeño pajarito de color amarillo pollito volar tranquilamente por el medio del pasillo. Otros, por supuesto, tomaron esto como un mal presagio.
- Midori tanabiku namimori no~
En este punto ya no era algo tierno como tal. No, claro que no. Ya se volvía preocupante. Ver a un muchacho con tonfas y una mirada fría, dando una sonrisa desafiante a todo aquel que tenía las agallas para levantarse o abrir la boca, siguiendo la extraña cadena, convertía todo en terrorífico. Si la mirada y el aura asesina no funcionaban, la sonrisa sin duda alguna detuvo a la mayoría de los insensatos.
No todos, por desgracia. Aparentemente estas personas no notaron la sangre goteando de las tonfas. Ni habían oído nada sobre el ataque que estaban viviendo y había cobrado numerosas víctimas mucho más fuertes que un simple estudiante.
No hace falta decir que, a parte de los cuerpos golpeados de algunos idiotas desafortunados en pensar que podían quejarse con un ser que quizás ni siquiera era humano y muy posiblemente ni siquiera hablara su lengua, nadie se levantó de su asiento o siquiera abrió la boca.
Fue un viaje muy ameno. El ser con los pájaros anunciando su llegada dando vueltas por todo el tren sin falta lo aseguro.
En otro lugar…
- ¿Vamos a secuestrar al conductor? – Takeshi no creía que esa era una buena idea. No veía otra razón para ir a la cabina.
En todo caso, Takeshi solo quería volver a donde habían estado sentados hablando y bromeando, solo porque le daba pena los ojitos esperanzados y las caras muy pálidas. Más pequeños y silenciosos no podían verse esos niños. O los casi adultos. No ayudaban los cuerpos sospechosamente luciendo como cadáveres y la sangre aquí y allá.
Tenía el mal presentimiento de que esto era solo el inicio. Y las víctimas no lo sabían. Aun.
- No. – Tsu-chan lo miro como si fuera un idiota. – A la señora de los dulces. – Al declarar esto, hubo reacciones varias. Ninguna exactamente positiva. – El conductor debe de saber dónde está, y tendrá comida. - ¿No había comido un montón ya?, caray.
- Pero ya le quitaste todo-
- a la señora de los dulces-
- y sin pagar. – Ninguno iba a decir que la traumo de por vida seguramente.
- ¿Era esa vieja? – Si, era la misma señora a la cual le había secuestrado el carrito y había desaparecido la mitad antes de que alguien lo notara y le preguntara de donde lo saco. – Tiro el carrito, ¿debía dejar que se desperdiciara? – La inocencia y la lógica hubiera convencido a Takeshi si no supiera que era fingida.
Esa señora estaba sentenciada a perder todo. Al igual que cualquier otra alma en pena. A Tsu-chan le encantaban los dulces. Al menos Tsu-chan no le hizo nada a la señora. Hibari, por el otro lado…
- Bueno, no importa. – Los gemelos se miraron y los niños también. El solo sonrió e ignoro como Hayato no estaba ayudando. Tsuna no necesitaba consuelo. Ni ideas. Ya tenía todo decido: - El chofer tiene que tener dulces. – Eso sonó igual a: “alguien tiene que tener dulces” en sus oídos.
¿Cómo fue que terminaron de escoltar a los tres niños al internado a quedarse en el transporte?, y hablando de transporte…
- ¿No deberían de solo aparecerse en el colegio y ya? – Es que simplemente: - Reunirse todos en un viejo tren y pasar horas en ello no suena mágico. – Sino-
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Magic's Games
FanfictionSi alguien le hubiera dicho a Harry que su vida daría una vuelta de 180 grados o mas por un simple accidente, del cual no tenia nada que ver, gracias a un fantasma que no conocía... probablemente hubiera dicho que era una buena broma, o un sueño muy...