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Lo había encontrado, ahora tenía la posibilidad de volver a verlo, tal vez no todos los días pero le bastaba con saber que estaba bien. Ella no le había hecho daño, así que estaba feliz por eso.

—Me alegro de verte con bien hermanito— Mencionó el rubio abrazando a su hermano

—A mi también, sabes tenía mucho miedo de dejarte solo, pero sabía que si lo hacía tú estarías bien— Respondió el menor luego de separarse del abrazo

—Y lo estaré si estas conmigo. Así podré protegerte de ella— Aseguró el mayor mientras hacía una pose heroica

—¿Crees que Mamá y Papá estén bien?— Pregunto con inocencia el menor

—Bueno... Yo digo que si, de hecho deben estar buscandonos ahora mismo— Respondió el mayor cambiando su tono de voz a una decaída

—¡Qué bien!, deseo nuevamente hacer esos ricos pancakes con mamá— Mencionó el menor con alegria

Lastima que ese deseo no se iba a cumplir, el hermano mayor debía guardar ese secreto a su hermano por ahora. Su hermanito aún era muy pequeño para saber la verdad. De que sus padres estaban muertos y él lo había visto todo. Deseando que eso nunca hubiera pasado.

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Todos habían regresado a sus casas, Matthew aún no se despegaba de su sobrina al extrañarla demasiado, pues ella junto con sus compañeros de casa, eran lo únicos que no lo ignoraban.

Mientras que Alejandro solo veía como Alfred realizaba unas llamadas, pues según el rubio debian tener una mayor seguridad para que Sofía no volviera a escapar otra vez. Al mexicano se le hacía algo exagerado el poder trampas eléctricas, incluso perros guardianes por todo el edificio solo por seguridad.

Había algo más que su compañero le estaba ocultando, pero cómo lo iba a saber si Alfred cambiaba de tema a cada minuto.

—Thank You— Agradecio el mayor para después colgar el teléfono

—Ahora si vas a decirme ¿porqué tanta seguridad?, sin estar cambiando el tema a cada momento— Cuestionó el mexicano mientras se cruzaba de brazos

—Solo quiero que mi hija este bien— Respondió el estadounidense con firmeza

—Eso lo entiendo, también es mi hija después de todo. Pero solo basta con ponerle protección a las puertas y ventanas. Yo siento más bien que hay otra cosa que no quieres decirme— Encaró el mexicano con seriedad

—Cree lo que quieras, después me lo agradeceras— Aclaro el rubio dispuesto a salir

—¿A donde vas ahora?— Pregunto algo molesto el moreno

—Por tu bien, es mejor que no lo sepas— Finalizó el rubio para después irse de la casa

—Dejalo Ale, suele comportarse así cuando esta angustiado. Y todo esto de la escapada de mi sobrina— Relato el canadiense mirando al último a la menor. —Lo tiene algo preocupado.

—Si, tal vez tengas razón. Eres su hermano, después de todo, lo conoces más que yo— Comentó el mexicano en tono decaído

Mirando en dirección por donde su compañero se había ido. Algo estaba mal, pero por ahora era mejor dejar solo al rubio para aclarar sus ideas.

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Estaba decidido en buscarla, él iba a ser quien le diera fin a todo y no al revés, por ello debía ser más listo que ella, inclusive esa mujer debe de estarlo siguiendo, podía sentirlo. Pero cada vez que miraba a su alrededor no encontraba nada, solo veía a la gente caminando pensando en sus propios problemas.

Hasta que la vio, aún entre la multitud, esa mujer era fácil de identificar para él. Por lo que no perdió más tiempo y la siguió. Ella ya se había dado cuenta de su presencia por lo que rápidamente comenzo a caminar tratando de perderlo de vista.

Pero si algo tenía de ventaja Alfred, era el ser muy decidido en sus acciones, por lo que no se detendría hasta tenerla acorralada y acabar con lo que había empezado. Desde luego nadie notaría que él sería el asesino. Cubriria toda evidencia al tener contactos con el FBI, inclusive con la CIA.

Finalmente la mujer estaba al descubierto, la muy "lista" había entrado a un callejón sin salida, tras esto, el rubio tuvo uno de sus recuerdos. Claramente estaba en la misma situación, pero esta vez él no sería la víctima.

Así que con arma lista en mano, se adentro al callejón dispuesto a tirar del gatillo. Más en lugar de encontrar a una mujer preocupada. Solo halló un muro y unos contenedores de basura. Para luego caer al frío suelo tras recibir un golpe en la cabeza.

Al parecer ella había sido más lista.

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Los tres estaban preocupados, desde hace horas no habían tenido noticias de Alfred. Lamentablemente ninguno tenía alguna sospecha de donde podría estar y lo más seguro es que Arthur y Francis estén en las mismas, por lo que únicamente lograrian preocuparlos.

—Si no los vamos a llamar, entonces ¿qué sugieres? Alejandro— Preguntó el canadiense con notable preocupación

—No podemos ir a buscarlo así como así. Ya no es Sofía quien está pérdida. Tu hermano tiene muchos enemigos por ahí. No vamos a poner en peligro a mi hija— Aclaro el mexicano mientras caminaba de un lado a otro

—Eso lo entiendo. Pero no voy a quedarme de brazos cruzados hasta esperar a que me digan que mi hermano esta muerto— Respondió Matthew entre sollozos

—No digas eso tío Matty. Mi papá esta bien, tiene que estarlo— Interrumpió la menor alterada

—A ver, tranquilos los dos. Entiendo que estén preocupados por él. Yo también lo estoy pero si nos alteramos no vamos a llenar a nada— Comentó Alejandro en la misma situación

—Llamamos a la policía entonces— Sugirió Matthew mientras abrazaba a su sobrina

—No lo buscarán hasta que pasen 24 horas— Contestó el moreno. —No queda de otra, Maple, mañana faltaremos al trabajo nuevamente, por el día dejaremos a Sofía en la escuela para que después la cuide Martín y Manuel. Mientras tú y yo buscamos a tu hermano— Sentenció el mexicano

—De acuerdo.

—¡No!, quiero ayudar, es mi papá de quien están hablando. Él también fue a buscarme cuando me perdí. ¿Qué clase de hija sería si no hago lo mismo?— Alzó la voz la menor mirando de mala manera a su "mamá" y tío

—Sofía, es muy peligroso, créeme. Tu padre a lo largo de su vida, ha teniendo muchos enemigos, si se enteran de tu existencia posiblemente quieran hacerte daño— Comentó el castaño queriendo hacer razonar a su hija

—De ser así ya lo hubieran sabido. Papá Ale, por favor— Suplico la menor

—No. Lo siento, así que ahora ve a dormir, mañana irás a la escuela, debes descansar— Fue la última palabra del mayor, así que sin más remedio entre pucheros y quejas Sofía se fue a la habitación del mexicano a dormir

—Me quedaré con ella con el fin de que no trate de escapar otra vez— Comentó el canadiense al mexicano para después ir tras su sobrina

—Ay gringo. ¿En dónde estás?— Susurro Alejandro mientras se sentaba en el sofá en donde antes estaban Matthew y Sofía

No tenían idea de donde podría estar, así que sin que ellos lo supieran irian a sus casas para interrogarlos. Lamentablemente ninguno de ellos era culpable de la desaparición de Alfred.

¿Nuestra Hija? | UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora