•Pesadilla•

371 50 2
                                    

Se encontraba escondido de aquella mujer que lo perseguía. No sabía quien era y eso lo asustaba. ¿Qué querría de él?, solo era un niño indefenso qué había perdido a sus padres y hermano por su culpa.

Tampoco era como si fuera el heredero de una gran fortuna como para secuestrarlo y pedir un rescate. No, solo era un niño común y corriente.

—¿Donde estás?, será mejor que cooperes antes de que sea demasiado tarde— Habló la voz de aquella mujer

Podía sentir como se acercaba cada vez más al lugar en donde se encontraba. Lo que provocó que se sintiera más angustiado y ansioso. Necesitaba a su madre con él. Ella siempre lo calmaba cuando sus pesadillas surgían.

Pero eso no era una pesadilla, era real. Estaba a punto de ser encontrado por alguien a quien sentía que era un peligro.

Se abrazo así mismo con fuerza, callando su llanto para no ser encontrado. Cerrando sus ojos al mismo tiempo mientras pensaba en cosas alegres, inmediatamente los recuerdos de su familia llegaron a él. Inclusive aquel día en donde su vida dio un cambio para siempre.

—¡Aqui estás!— Grito la voz femenina, sorprendiendo al infante

El grito del menor no se hizo esperar, levantándose para comenzar a correr, pero ya era tarde. Ella lo había atrapado.

════ ⋆★⋆ ════

Nuevamente esa pesadilla se había hecho presente. No entendía por que no podía dejar ir el pasado. Debía superarlo, su hermano menor lo había hecho. ¿Porqué él no?.

Al parecer su temor y angustia fue percibido por la niña. Quien rápidamente lo llamó para asegurarse de que estuviera bien.

—¿Seguro de que no quieres compañia?— Pregunto mientras se sentaba a lado del rubio

I'm fine. Go back to sleep— Ordenó el mayor pretendiendo que no había pasado nada

—Can i give you a hug?— Preguntó en un susurró

El estadounidense volteo a verla, recordandole por un momento su yo del pasado. Sin pensarlo él le dio un abrazo, el cual término siendo correspondido. Deseaba llorar, pero no lo haría enfrente de su hija. No quería meterla en ese atormento que solo le corresponde a él resolver.

Únicamente guardo silencio mientras la abrazaba. La menor estaba de la misma manera, se había despertado gracias a la tristeza que su Padre sentia. Algo raro ya que no estaba segura si eso era normal, su creador no le había dado muchos detalles sobre lo que podía hacer.

Luego de unos minutos, Sofía regreso a la habitación del mexicano, pasando primero por la habitación del americano en donde se hallaba su otro Padre completamente dormido. Tal vez él sabía lo que le pasaba al rubio.

Así que lo despertó, alertando al moreno creyendo que alguien lo estaba atacando. Más se calmo cuando vio a su hija asustada a un lado de la cama.

—¿Qué haces despierta...? A las dos de la mañana— Pregunto Alejandro luego de verificar la hora

—Papá Alfred, esta triste. Pensé que tal vez tú podrías ayudarlo— Comentó la niña con tristeza

Alejandro soltó un suspiro, ya sabía de que se trataba, así que le ordenó a su hija que volviera a dormir. Prometiéndole que ayudaría al gringo a sentirse mejor.

—¿Otra vez esa pesadilla?— Pregunto luego de sentarse en un sofá aparte en donde estaba el güero

—¿Ale?, ¿Qué haces despierto a esta hora?— Pregunto el mayor luego de notar la presencia del moreno

—la niña me desperto, dijo que estás triste— Respondió. —¿Es por lo que pasó en tú niñez?

El americano no respondió, bajo la mirada hacia el suelo. Gracias a eso el mexicano supo que era verdad. Pues el que calla otorga. Es como suele decir un dicho.

—Sabes que eso ya pasó. Matty lo superó. También deberías hacer lo mismo— Habló comenzado a sentarse a un lado del mayor

—No es tan fácil— Aclaró Alfred aún sin levantar la mirada

—Porque no quieres que sea fácil. Puedes buscar ayuda. Nosotros podemos ayudarte. Incluso Arthur y Francis pueden hacerlo— Comentó el menor mientras colocaba su mano en el hombro ajeno

—Nadie puede hacerlo. Además no quiero que nadie más conozca sobre mi pasado— Sentenció el rubio. —Ale, de verdad agradezco que quieras apoyarme, pero no puedo. Ya estoy roto, mi pasado va perseguirme de por vida— Aclaró

—¡No!— Grito para luego callarse, esperaba que Matthew y Sofía no lo hubieran escuchado. —No digas cosas negativas. Vas a salir de esto. Y aunque no lo quieras estaré contigo

—¿Y tú reputación?. Todos piensan que nos odiamos— Comentó

—No me importa, ¿O acaso a ti te importo como era cuando nos conocimos?— Cuestiono, dejando al rubio callado nuevamente. —Ves, asi que deja de lamentarte, y mejor trata de conciliar el sueño. Me quedaré hasta que lo hagas— Sentenció para luego sentarse en otro sofá

—Gracias Ale— Sonrió el mayor

—Si, si. Ahora descansa— Contestó el menor restándole importancia

Alfred se recortó otra vez en el sofá, cerrando sus ojos a la espera de poder dormir. Deseando que esa pesadilla no se volviera a hacer presente.

Mientras que Alejandro lo miraba desde el sofá, no iba a negarlo. Le dolía ver a su compañera sufrir por algo que pasó hace tiempo. Conocía su pasado gracias a una mención que le hizo Matthew, aclarando que además de ellos lo sabían Arthur y Francis. Pero el tema no era tocado desde hace tiempo, por lo que por respeto, el mexicano no decidió preguntale nada más al canadiense hasta que Alfred le explicó todo. Pidiendole de la misma manera que no dijiera nada.

Y no lo haría. No luego de ver como el estadounidense lo había ayudado mucho en sus problemas, lo que lo llevó a preguntarse el ¿porqué lo hizo?. ¿Qué tipo de cariño era?, ¿Hermandad? No, Alfred ya tenía un hermano. ¿Amistad sincera? Tal vez. ¿Amor? Jamás.

Al mexicano le atraían las mujeres, nunca había considerado la posibilidad de salir con un hombre. Y su compañero de casa no iba a ser la excepción.

De tanto pensarlo, se quedó dormido. Sin saber que aún el americano seguía sin poder dormir. Alertandose aún más al ver la sombra de aquella mujer.

Más cerro los ojos para luego volver a abrirlos y notar que la sombra ya no estaba. Su mente le estaba haciendo una mala jugada. Otra vez.

¿Nuestra Hija? | UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora