•Feeling•

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Despertó cuando el auto se había detenido, quiso abrir la puerta del automóvil para salir, pero esta estaba a prueba para niños, por lo que únicamente se podía abrir desde afuera, trato por ello buscar algo con que abrir la ventana, pero no había nada que fuera suficientemente fuerte para romperla.

Asustandose luego de unos momentos cuando vio el rostro de su secuestradora, esta el sonreía de una forma psicópata, provocando que el miedo la invadiera.

—Vamos, sal de ahí, tienes a una persona que te espera allá dentro— Habló la mujer abriendo la puerta del auto

La niña salió con calma, primero vigilando su alrededor por si podía pedir ayuda, más eso no era posible, el lugar en donde estaba se encontraba algo lejos de la civilización, así que podría escapar, miro a la mujer por unos momentos quedandose quita para después comenzar a correr.

Más se detuvo cuando unos lobos la acorralaron, además de que dos Águilas habían aparecido volando a su alrededor, esperando algún movimiento para atacar.

—Buenos, chicos, ahora regresen a sus casas, ella ya no podrá salir con vida de este lugar— Aclaro la mayor mientras le colocaba unas esposas en las manos y pies a la niña

Pero por más que Sofía trato de evitarlo, la mujer era más fuerte con ella, así que la cargo para adentrarla a la casa, esperando encontrar cadáveres como en las películas de terror que su padre Alfred veía.

Pero no, por dentro la casa parecía de lo las normal del mundo, teniendo un aspecto muy acogedor y espeluznante a la vez al saber quién vivía en ese lugar. Así que solo espero a que la mujer la llevará a su posible muerte. Llevándola a un ático en donde una vez entraron, la niña pudo visualizar a su padre.

—¡Papá Alfred!— Chillo la menor en cuanto lo vió

—¿Sofia?, ¡hija!— Exclamó el estadounidense, luchando contra las cadenas otra vez. —¿Porqué la trajiste?— Le preguntó a la mujer

—Ya te lo dije, a tú familia les voy a quitar todo, únicamente me faltan tú hermano y novio— Aclaró, luego de encadenar a la niña de la misma manera que Alfred. —Ahora que los tengo a los dos, no será difícil traerlos hasta aquí

—¡No!, ellos no tienen nada que ver, los tres son inocentes— Grito el rubio con impotencia

—Tal vez, pero mi hijo también era inocente, y aún así decidieron matarlo— Respondió con tristeza acumulado. —Así que yo tampoco tendré piedad— Finalizó para salir del ático, poniéndole seguro por cualquier motivo

Esa confesión había puesto a pensar al estadounidense, ¿A qué se refería esa mujer con su hijo?, hasta donde él sabía, su familia no conocia a esa mujer, el día que sucedió ia tragedia, solo sabía que había entrado a su casa actuando de manera extraña, quería alejarse de ella lo más que pudiera, pero no iba a abandonar a su familia. Así que había tomado la decisión de permanecer a lado de sus padres por si podía ayudarlos, pero cuando quiso hacerlo, ya había sido tarde.

—Papá, ¿Quién es esa mujer?— La pregunta de su hija lo saco de su trance, mirándola con miedo

—No estoy seguro, hija. Pero no dejaré que ella te haga daño, te lo prometo— Aclaro con sinceridad

—¿Tampoco dejaras que lastime a mamá y a mi tío?— Cuestionó aguantando las ganas de llorar

El rubio solto un suspiro, cerrando sus ojos para luego mirar directamente y con seriedad a la niña.

—Daría mi vida por ustedes, así que no debes preocuparte de nada— Respondió

Y mientras ellos estaban ahí, Alejandro había recibido la noticia de que su hija se había escapado de la escuela, eso lo angustio más de lo que ya estaba, no era posible que tan poco tiempo dos de sus seres queridos habían desaparecido de esa manera. Porque tenía el presentimiento de que Sofia no había escapado, más bien la habían obligado.

—Ale, si no te tranquilizas no vamos a llegar a nada— Comentó el canadiense igual de alterado

—Es que... ¿Porqué Matthew?, ¿Quién odia demasiado a Alfred para hacer todo eso?— Cuestionó comenzando a sollozar

—No lo sé, únicamente sé que no vamos a poder encontrarlos solos— Aclaro el rubio

—Si le decimos a Arthur o a Francis, solo los vamos a poner igual que nosotros, y creeme que ya es suficiente de tanta preocupación— Contestó el mexicano

—Aún así, Arthur es como un hermano para Alfred, y Francis lo es para mi. Tienen todo el derecho de saber sobre lo que ocurre— Sentenció el menor

—Bueno, son su familia después de todo— Comentó el moreno, para luego cambiar su expresión a una más pensativa. —De ser así, Alexander también debe saberlo

—¿Alexander?

—Si, él es quien creo a Sofia, fue él quien quería que Alfred y yo fuéramos pareja— Respondio con sencillez

—Ok, that's weird. Why?— Cuestionó el canadiense confundido

—No lo sé, según porque puede ver nuestros sentimientos, estupideces que dijo ese día— Dijo el mexicano restandole importancia

—¿Y qué no es verdad?— Preguntó con ironía el rubio

—Matty, se que no es el momento, pero no digas mamadas— Contestó el castaño con cierto rubor en sus mejillas

—No te mientas a ti mismo, Ale— Comenzo a hablar el menor. —Obviamente se nota que mi hermano te gusta, después de todo siempre has estado ahí para él, soportando sus comportamientos infantiles, incluso cuando te molesta, se puede notar que te agrada que seas su centro de atención.

—Eso no verdad, si, es cierto de que quiero a tu hermano pero como amigos, no mames— Se excuso evitando la mirada del canadiense

—¿Seguro?, de ser así estarías más preocupado por Sofía en lugar de los dos— Intuyó el rubio

—Lo estoy por ti, ¿de acuerdo?— Declaró mirando al menor. Más este le dedico una mirada de seriedad, claramente no le creía. —¿Qué?

—Ya no importa, desde luego cuando los encontremos todos vamos a seguir igual, tú y él van a seguir peleándose y molestandose, fingiendo llevarse bien hasta que Sofía crezca y se vaya para hacer su vida. Deseando que todo lo que vivieron enfrente de ella era falso— Comentó Matthew fingiendo tristeza

Alejandro solo escuchaba todo lo que decía, en cierta parte tenía razón, él y Alfred solían llevarse bien únicamente cuando su hija estaba presente. Aquel beso que se habían dado, había sido solo por el impulso de estar felices por la niña. Aunque el mexicano no lo vio de esa manera, amaba molestar al gringo porque se había enamorado de él. Pero no lo iba a aceptar, no luego de que toda su vida se había considerado hetero. Seguramente y Alfred tambien lo había hecho por compromiso. Desde luego eran solamente compañeros de casa.

—En fin, llamaré a Arthur y a Francis para que estén enterados de esto, su ayuda nos servirá de mucho— Comentó Matthew dejando solo en la Sala al mexicano

Haciéndolo cuestionarse sobre sus sentimientos. Dándole la razón a Matthew en ciertos aspectos. Con Sofía ambos parecían ser los padres perfectos para ella, desde luego la niña les había confesado que se alegraba de tenerlos como padres.

¿Estaria bien el hacerle caso a su corazón?

¿Nuestra Hija? | UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora