•They•

149 19 4
                                    

Regresó a casa con la misma sonrisa psicópata que solía poseer, ya solo le quedaba esperar a que ellos la encontrarán, sabía que solamente serían los únicos en buscarla, por ello se había ido en su auto para que las cosas fueran más rapido. Por ahora, se dirigió al ático, encontrando a sus enemigos sangrando como los habia dejado.

La niña fue la primera en verla, y por instinto se alejo lo más que podía de ella, esa mujer habían logrado hacerle daño con sus propias manos.

—Shh, si haces ruido podrás alerta a tu padre— Susurro Martha acercándose lentamente a la menor

—¿Por.. Qué nos hiciste esto?— Preguntó mientras temblaba cuando la mujer se acercaba cada vez más

—La familia de tú padre le hizo daño a la mía, así que es tiempo de que paguen por lo mismo, ¿no crees?— Le sonrió a la menor tratando de acariciarle la mejilla, más la niña se alejo

—Existen otras maneras— Aclaró Sofía bajando la mirada

—También existían otras maneras para que solucionarán ese problema. Él no tenía nada que ver con eso, pero simplemente lo maratón— Comentó la rubia mirando hacia abajo con frustración. —Lo único que quiero es que se haga justicia

—Liberanos, por favor— Suplico la menor llorando por cuarta vez

—No, tal vez no tienes nada que ver con ese asunto, pero eres parte de su vida y solo así podre dañarlo de la misma manera en que lo hicieron con nosotros— Sentenció levantándose del suelo. —Espero y estés listo, porque en algunas horas ellos vendrán y pasarán por lo mismo que ustedes— Le habló ahora al estadounidense

—Ellos no tienen nada que ver, solo yo te ví ese día. Soy el único que puede delatarte como la última vez en donde pensé que ya no te vería— Aclaró el rubio sin levantar la mirada

—Son importantes para ti y eso ya los hace blanco fácil, cuando uno tiene enemigos, la gente que ama siempre es su debilidad, así de sencillo— Respondió tomando la cara del rubio para que la mirara. —Que pena que las cosas hayan tenido que ser así

Soltó la cara del estadounidense para luego mirar el fierro que había dejado antes de entregar las fotos. Tomándolo para dirigirse con el estadounidense.

—Sabes, estoy algo aburrida, ¿te apetece jugar un juego?— Preguntó con burla sosteniendo aquel fierro

—¡No, Señorita se que puede haber otro modo!— Exclamó Sofía en un intento de detener toda esa violencia

—¡No hay otro modo!— Le grito a la menor. —Esto es lo que ellos quieren, ¿verdad?— Cuestionó mirando hacia un punto fijo, como si hubieran personas ahí

—«Mamá, ella tiene razón, debe haber otra manera, yo se que no fue su culpa»— Habló la voz de su hijo en su conciencia

—«Martha, tú no estás bien, mereces recibir ayuda psiquiatrica»— Mencionó ahora su esposo

—¡No necesito la ayuda de nadie, solo así podrán estar en paz!— Sentenció apretando más el agarre del fierro para luego tratar de golpear a Alfred, pero este logró empujarla haciendola tropezar

—¿De verdad crees que puedes conmigo?, ¡yo soy la que mando aquí!— Exclamó tomando el fierro y dándole en la cabeza al rubio

—¡Papá!— Había sido el grito de Sofía

—¡Callate!— Grito Martha golpeando a la menor en la mejilla. —¡Lo único que sabes hacer es causar problemas, por eso ellos quieren alejarte de mi!— Le grito comenzando a sollozar

Los llantos de Sofía eran cada vez más abrumadores, Martha pudo notarlo incandose para estar a su altura, y entre sollozos trato de pedirle perdón.

—Lo siento hijo, no quise gritarte, no se que me pasa últimamente— Mencionó tomando el rostro de la niña, quien se veía confundida por haber sido llamada "hijo". —¿Puedes disculpar a tu madre?— Pidió la mujer

Sofía miro en dirección a su padre quien estaba desmayado gracias al golpe que Martha le había dado, asi que para no provocarla lo único que podía hacer era asentir.

—Tranquila Mami, te entiendo— Respondió mirando a la mayor a los ojos

—Gracias mi niño, sabes que te quiero ¿verdad?— Mencionó la mujer con la voz quebrada

—S-si— Contestó la niña

—Perdóname— Pidió nuevamente la mujer para luego abrazar a quien creía era su hijo

Sofía trato de corresponder el abrazo para evitarse más problemas, más en ello sintió la presencia de alguien más. Viendo así a un niño que aparentaba tener su edad, mirándola con tristeza por la situación en la que estaba pasando.

Intuyendo que seguramente era el hijo de Martha.

~~~~

Alejandro y Matthew estaban dirigiéndose a lo que posiblemente era la casa de esa mujer, teniendo que insistirle a Arthur que regresará con su hija y con Francis para no preocuparlos. Claramente ambos roomies estaban angustiados por Alfred y Sofía.

El mexicano logrando sentir un dolor en su cabeza luego de un momento mientras el canadiense conducía.

—¿Estas bien?— Preguntó sin dejar de mirar al frente

—Si, es solo que... No sé, es como si pudiera sentir una conexión extraña— Contestó sobandose la cabeza

—Espero y no tenga que ver con ellos— Mencionó el canadiense

—Si, yo también espero que no— Aclaró Alejandro. —¿Cuanto falta para llegar?

—Según los policías esta algo retirado de la ciudad y apenas acabamos de salir de ella— Respondió Matthew. —Así que no estoy seguro de cuanto tardemos, ojalá y no sea tarde

—No, hay que ser positivos y... ¡Agh!— Chillo de dolor al sentir otra vez el dolor de cabeza

—Ale, ¿éstas seguro de que quieres continuar?, puedo ir solo yo mientras tú vas a la policia y podría llamarte si las cosas empeoran— Sugirió el rubio teniendo el automóvil

—Entiendo que estés preocupado por mi, y te lo agradezco Matty, en serio, pero ellos me necesitan, le prometi a Sofía que cuidaria de ella, mientras que a Alfred, bueno tu sabes...— Mencionó desviando la mirada

—Si lo sé— Susurro el canadiense

—Anda, debemos llegar lo más pronto posible— Dijo Alejandro con seriedad

Matthew asintió poniendo en marcha el automóvil otra vez, aun quedaban unos cuantos kilómetros en recorrer, mentiría si dijiera que no estaban asustados, siendo verdad. Pero a veces tienes que enfrentar cualquier miedo con tal de poner a salvo a quienes amas.

¿Nuestra Hija? | UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora