•Consejo•

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—¿Alejandro?— Llamó el estadounidense mientras trataba de enfocar su vista

—Si, soy yo. ¿Cómo te sientes?— Preguntó el mexicano con una leve sonrisa al ver que su compañero había despertado

—Algo cansado, ¿Qué fue lo que pasó?— Cuestionó logrando mirar al moreno

—Eso no es importante ahora Papá, finalmente despertaste, y te vas a recuperar— Contestó Sofía luego de acercarse junto a sus mayores

—Le hablare al doctor, hija quédate con Alfred, ¿Si?— Pidió Alejandro a la niña, más esta lo detuvo para que no se fuera

—No te preocupes, iré yo, si no encuentro al doctor no te preocupes hablare con el tío Matthew, pero ustedes tienen mucho de que hablar— Mencionó la menor mostrando una sonrisa cómplice para luego salir de la habitación con cuidado

El silencio se hizo presente durante unos momentos en aquella habitación. Alejandro estaba avergonzado por si el rubio había escuchado lo que había dicho.

—Ale— Llamó el estadounidense

—¿Si?

—Lo que me dijiste anteriormente, ¿es verdad?

—N-no se de que hablas— Respondió con nervios el castaño

—Olvidalo, debi haberlo soñado— Interrumpió el mayor en tono decepcionado

—Bueno, cierta parte fue verdad— Aclaro Alejandro. —Matthew, Sofía y Arthur te necesitan, eres muy importante para ellos

—¿Y para ti?— Preguntó mirando a los ojos al menor. —¿Soy alguien importante para ti, Alejandro?

El mexicano se quedó sin habla, quería decirle que si era importante para él, pero temia que el estadounidense se burlara, desde luego ambos solo fingían el quererse por esa niña que llegó a sus vidas pretendiendo ser su hija.

El rostro de Alfred reflejo tristeza, esperaba una respuesta positiva sobre su pregunta, así que por ello ya no decidió saber más, ambos se vieron "salvados" cuando el doctor que atendía al rubio entró a la habitación.

El doctor le pidió al mexicano que saliera, pues debía asegurarse de que Alfred no presenciara algún otro síntoma. Y sin chistar Alejandro salió, yendo a la Sala de espera en donde encontró a Sofía y Matthew hablando.

—Sofía me dijo que mi hermano despertó, ¿Cómo está?— Habló el canadiense dejando de platicar con la niña

—Aún no estoy seguro. Su doctor lo esta atendiendo— Aclaro. —Por cierto, ¿dónde está Arthur?

—Oh, él tuvo que irse por una llamada de su trabajo, pero al igual que a ti le prometi que le daría cualquier información respecto a la salud de mi hermano— Respondió Matthew

El moreno solo asintió, mostrándose decaído por lo fuera a pasar ahora.

—Papi, ¿Estas bién?— La voz de su hija lo saco de sus pensamientos

—Si, estoy algo preocupado por tu padre es todo— Contestó

—Pero ya no debes estarlo. Papá ya despertó y después de aquella confesión que le hiciste seguramente todo va a mejorar— Mencionó la niña con inocencia

—¿Confesión?— Cuestionó Matthew con duda

—No le hagas caso, ya sabes como son los niños, siempre inventan cosas— Dijo el mexicano con ciertos nervios

—No estoy inventando nada, yo estuve presente cuando le dijiste a Papá que lo necesitabas— Agregó la niña algo molesta por ser tachada como mentirosa

—Ah, con que Alfred ya sabe sobre tus sentimientos— Mencionó el canadiense con cierto tono picaron

—¡Matthew!— Exclamó el mexicano ruborizado

—¿Qué?, yo no eh dicho nada, fue ella— Se excuso el rubio señalando a su sobrina

—¡Tío Matty!— Chillo la castaña en un puchero

—Familiares del paciente Alfred F. Jones— El doctor quien estaba a cargo del estadounidense los interrumpió para darles informes sobre el anterior nombrado

—Somos nosotros, ¿Mi hermano esta bien?— Contestó Matthew por todos

—Fue un milagro el que haya despertado, así que con ciertos tratamientos el señor Jones podrá recuperarse de manera rápida— Informó el doctor mostrando una leve sonrisa

—Entonces ¿eso quiere decir que ya puede salir del Hospital?— Preguntó Alejandro con esperanzas

—Me temo que aún necesito que este una semana más, para poder asegurarnos de que no sea una falsa alarma— Contestó el doctor. —Bien, debo irme tengo más pacientes que atender— Agregó yéndose de la zona

—Hey, ya oíste al doctor Alfred va a estar bien— Ánimo Matthew a su amigo

—Si estoy feliz por eso, pero...

—Pero...

—Tengo miedo que sus ataques de pánico regresen. ¿Y si piensa que ella sigue viva?— Cuestionó mostrandose preocupado

—Esta vez nosotros estaremos ahí para él. Así que ya no te preocupes, miren mejor vayamos a almorzar y después regresamos aquí, yo invito— Sugirió el canadiense

—¡Si!, vamos Papi— Pidió Sofía jalando el brazo del mexicano

Este solo asintió algo feliz, no iba a dejar de preocuparse por su compañero de casa hasta que ambos volvieran a su rutina en donde lo único que los uniría sería Sofía. Pues aún no era el momento para que Alfred se enterara de sus sentimientos, ya que lo que realmente necesitaba era un apoyo familiar.

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—Pues yo pienso que todo lo que te dijo fue verdad

—¿Por qué lo dices?

—Si hubiera sido lo contrario jamás hubieras tenido el valor de despertar, piénsalo bien hijo, ese muchacho es bueno, si tú no lo ayudas a que te revele sus sentimientos, él jamás lo hará— Aconsejó su madre mientras acariciaba algunos de los cabellos de su primogénito

—Temo que lo haya dicho por Sofía, ella estaba en la habitación presenciando todo eso— Aclaro en tono triste

—Más bien creo que ella le dio un pequeño empujón. Esa niña me agrada, me hubiera gustado que fuera mi nieta de verdad— Comentó la mujer con una sonrisa. —Pero entiendo que estés asustado, yo también lo estuve cuando le confese a tu padre que estaba enamorada de él

—Momento, ¿entonces él nunca te lo pidió primero?— Cuestionó con confusión

—Por supuesto que no, aunque siempre veías a tu padre como alguien fuerte y valiente, solo lo hacía enfrente a ustedes para que fueran así, pero la verdad. Siempre fue demasiado tímido— Susurro esto último

—Entonces debo hacer lo mismo, si quiero que Alejandro sea mi pareja, debo hacer que se enamore de mi— Dijo con energía. —Le mostraré que soy un verdadero héroe y todo gracias a su apoyo, si eso haré haha— Sentenció en tono animado

—Solo nunca olvides de ser tu mismo, ¿de acuerdo hijo?— Pidió la mayor

—Nunca lo hare Madre, lo prometo— Afirmó el rubio

—Bien, ya es hora de irme, debes descansar, saluda a Matthew por mi, ¿Si?

—Claro, Mamá— Asintió

Viendo como su madre se alejaba de él, yendo hacia un camino lleno de flores rosas, las cuales eran las favoritas de la ella. De algo estaba seguro y era que su madre jamás se equivoca.

¿Nuestra Hija? | UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora