¿Quieres que me detenga?

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— Hablaste con mi hermana — afirmó Owen entrando a la sala de descanso en la que ella se encontraba y cerrando de un portazo.

Estaba molesto. Su tono de voz reflejaba enojo y su mirada lo delataba, Kendall lo había notado desde el primer segundo.

— No sé de que hablas — mentía, claro que lo sabía.

— No quieras pretender que no lo sabes, tú hablaste con Megan. — se acercaba a ella a grandes zancadas, y en pocos segundos ya estaba parado frente en frente suyo — no tenías ningún derecho a hacerlo, Kendall. Esta es mi familia y tú no tienes porqué interferir.

Como primer instinto ella quiso retroceder, pero después de dar tan solo un paso chocó con la pared que tenía detrás.

— Sigo sin entender porque estás tan molesto.

— ¡Porque es mi familia! — le gritó de manera tan repentina que logró hacerla dar un pequeño salto del susto, él no se hubiera inmutado de tratarse de alguien más. Pero se trataba de ella y se sintió culpable — no puedes hacerlo, Kendall. Traté de alejarme pero te metiste en mi maldita vida y ahora no puedo dejar de pensar en ti, pero no puedes hacer lo mismo con mi familia, no estoy dispuesto a dar ese paso.

Sus palabras eran tan firmes que no había un atisbo de duda en su voz, sin embargo sí existían dudas dando vueltas en su mente. ¿Estaba tan enojado porque interfirió o más bien lo estaba porque tuvo el valor de hacer lo que él no?

— Megan me buscó, yo no podía solo evitarla, yo... — pero fue interrumpida por él tomándola de las muñecas agresivamente para empujarla contra la pared que tenía detrás y unir sus labios con los suyos en un beso tan imperioso, cálido y absorbente que parecía querer apropiarse de ella por el resto de su vida. Y Kendall no iba a impedirlo.

Sus manos dejaron sus muñecas con el único objetivo de tomar sus caderas, aunque esta vez con mucho más suavidad de la que había empleado anteriormente. Él la atrajo más cerca y ella posicionó sus brazos alrededor de su cuello con la misma intención que él tenía de reducir cada mínimo espacio entre ellos.

Sus labios se movían al compás de un beso que cada vez era mas apasionado, mas salvaje, casi como si desesperadamente buscaran más el uno del otro. Y para cuando Kendall quiso darse cuenta de lo que estaba haciendo, ya se encontraba en proceso de quitar la camiseta de Owen para posteriormente volver a sus labios y dejarse guiar por él hasta la cama vacía de la sala de descanso en la que se encontraban.

Los labios del mayor dejaron los de ella para trazar un camino por su barbilla hacia su cuello, donde se concentró por un momento, mientras con agilidad sus manos se deshacían de su blusa, entonces continuó con aquel camino hasta llegar un poco más abajo de su clavícula.

— ¿Quieres que me detenga? — preguntó y una negación por parte de ella le permitió seguir bajando un poco más a la vez que sus dedos comenzaban una pequeña lucha con el broche de su sujetador, de la cual salió victorioso instantes después, quitando la prenda por completo.

Owen besó cada rincón de su piel logrando que esta se estremezca al contacto, prestando especial atención al lugar en el que todas sus terminaciones nerviosas se concentraban y deleitándose con lo que provocaba en ella. Le gustaba saber que podía hacerla perder el control y hundirse en aquella lujuria que sus ojos reflejaban.

Kendall estaba totalmente embelesada por el remolino de sensaciones que él le estaba mostrando, sus pensamientos se encontraban nublados por completo y el mundo exterior había desaparecido. Se sentía como nunca antes se había sentido, como si solo fueran ellos dos perdidos el uno en el otro dentro de aquel momento; y a ese punto ella haría cualquier cosa por aliviar esa creciente necesidad de tenerlo por completo, porque ahora ya nada más bastaba.

Él antes había pensado un par de veces en tenerla de esa forma, pero había bastado con probarla una sola vez para volverse totalmente adicto a ella. Le gustaba verla retorcerse bajo el placer de sus toques, le gustaba la forma en la que clavaba las uñas en su espalda y aquella manera en la que decía su nombre mientras le pedía más. Le gustaba verla arder.

Ella sabía que todo eso estaba mal pero seguía preguntándose porque se sentía tan bien. Sabía que no era correcto en ningún sentido, pero ahora había descubierto que lo prohibido se sentía como probar el cielo, y ella estaba dispuesta a romper todas las reglas si con eso conseguía más de él. Estaba perdida. Ahora él ya la tenía completamente en todos los sentidos, él la hacía cometer tantos pecados, pero ella seguía pidiéndole que por favor no se detenga.











Sipi, actualice. Y sipi, es mi primera vez escribiendo algo como esto así que por favor déjenme saber si les gustó y no olviden votar. Gracias por ser tan pacientes y apoyar mi historia ♥

The Day Before You | Owen HuntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora