Amor, mírame

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— ¡Es que no lo entiendo! — le gritó ella nuevamente, pero él mantuvo esa serenidad que a Kendall se le antojaba tan irritante.

El silencio reinaba en los pasillos, normalmente no pasaban muchas personas por esa zona y menos a esa hora; sin embargo aquella paz era totalmente opuesta al ambiente que se percibía en la habitación de descanso donde Owen y Kendall se encontraban.

— ¿Qué es lo que no entiendes? — preguntó, mirándola como si estuviera viendo a alguien más en lugar de a su Kendall.

— No entiendo esto, tu indiferencia, me estas ignorando y yo...

— ¿Y qué esperas? — preguntó el pelirrojo interrumpiendo; finalmente había perdido la paciencia — ¿quieres solo desaparecer sin siquiera avisar y que al regresar te reciba como si el tiempo se hubiera congelado? ¿crees que es justo que puedas dejarme sin dar una explicación y luego regresar como si nada? No soy tu maldito juguete, Kendall.

Ella suspiró, él no lo entendía y claramente no iba a hacerlo porque ella jamás le contó lo sucedido, solo lo oculto bajo respuestas evasivas como solía hacer con todo.

— Fui a ver a mi novio — soltó ella, y al instante se arrepintió al ver esa mirada de decepción inundar aquellos ojos azules.

— Tengo trabajo que hacer — murmuró entre dientes mientras abría la puerta para salir de la habitación.

— No, espera, déjame explicarte — Kendall lo siguió por el pasillo, odiándose a sí misma por aquella desastrosa elección de palabras.

— Déjame en paz — se soltó con brusquedad del agarre en su brazo que la rubia había logrado hacer hace un par de segundos, y continuó su camino.

— Owen por favor — aceleró el paso hasta ponerse frente a él, un instante después de que entró a la sala de urgencias — por favor, solo un segundo, escúchame.

Él suspiró con frustración, podía haberla apartado con tan solo un movimiento y acercarse a revisar expedientes o hacer cualquier cosa que lo mantuviera ocupado, pero decidió escucharla al menos por última vez.

— No es lo que crees, no sé porque lo dije de esa forma — comenzó a explicar — Mitchel es mi novio desde hace años, pero tuvo un accidente y estaba en coma, los médicos dijeron que no despertaría y él... — sus ojos se llenaron de lágrimas y ella apartó la mirada por un segundo — iba a desconectarlo dentro de dos semanas, nosotros hablamos sobre medidas extraordinarias hace tiempo y el plazo que él dio para el soporte artificial estaba por acabarse, yo creí que...

Owen dejó de mirarla y puso su mano en la cintura de ella para apartarla con rapidez pero esta vez sin enojo. Ella creyó que simplemente no quería escucharla, pero al girarse hacia la sala de urgencias notó lo que estaba pasando.

— No quiero hacerlo, me están obligando, lo lamento... — gritaba un hombre, parado en la puerta de urgencias mientras un par de enfermeras intentaban calmarlo.

Owen no tardó en darse cuenta de lo que sucedía pero ya era demasiado tarde, el hombre empujó a una de las enfermeras para apartarla y soltó una mochila antes de salir corriendo en el mismo instante en el que el pelirrojo se lanzaba al suelo detrás del mostrador sobre Kendall, con la intención de protegerla con su cuerpo. Y el enorme estruendo se escuchó a la vez que un fuerte olor a sangre se hacía presente.

El hombre acababa de detonar una bomba frente a la sala de urgencias.

Un agobiante zumbido se escuchaba en sus oídos. Estaba confundida, apenas empezaba a asimilar lo que estaba pasando y toda la adrenalina en su sistema no la dejaba sentir nada, no sabía si estaba herida. Sentía unas manos cubriendo sus oídos, entonces notó que eran las de Owen, quién se encontraba sobre ella.

— Kendall, mírame... — logró escuchar mientras dejaba de sentir las manos sobre sus orejas y el peso del cuerpo del pelirrojo sobre ella — amor, por favor mírame

Ella sintió como Owen la levantaba como si de una muñeca de trapo se tratara, dejándola sentada en el suelo con la espalda recostada en la pared como si eso fuera lo único que pudiera mantenerla erguida en su lugar, y tal vez lo era.

— Quédate aquí, no te muevas, volveré en un segundo — le pidió sin obtener respuesta, ella estaba en shock así que él supo que no podía dejarla sola por mucho tiempo.

Kendall parpadeó varias veces pero el mundo seguía siendo borroso, todo se oía distorsionado y los gritos de dolor que llegaban a sus oídos solo lograban hacer que su corazón latiera aún más rápido. Ella vió a Owen levantarse y desaparecer de su campo de visión, entonces fue consciente de toda la sangre. Su uniforme, su cabello, el suelo... por un segundo se preguntó si aquella sangre era suya.

Y luego simplemente se desmayó.











HOLAAAA, aquí está el nuevo cap, ¿que tal les pareció?
Los amo, bai, no me ignoren

The Day Before You | Owen HuntDonde viven las historias. Descúbrelo ahora