Capítulo V: Aphrodite

41 15 0
                                    

Agnes bajo la mirada con vergüenza, el hombre frente a ella no dejaba de analizarla incomodándola, jamás la habían visto así y tal vez la chica del bar tenía razón y no era un lugar para ella pero al analizarlo necesitaba dinero y había un puesto ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Agnes bajo la mirada con vergüenza, el hombre frente a ella no dejaba de analizarla incomodándola, jamás la habían visto así y tal vez la chica del bar tenía razón y no era un lugar para ella pero al analizarlo necesitaba dinero y había un puesto vacante, con decisión alzó la mirada y enfrentó al hombre con la mirada.

-Me gustaría trabajar aquí.

El hombre se inclinó en su asiento y sonrió, era un hombre de aproximadamente 30 años con cabello castaño, piel pálida y cuyo atractivo resaltaba por su sonrisa coqueta y desdeñosa, con diversión la observó intrigado por su presencia y con tranquilidad asintió -Dime ¿Qué tipo de trabajo quieres? Podrías tener muchos clientes- Su respuesta ofendió a la chica que negó frenética.

-Escuche que había un puesto de camarera vacante- El jefe soltó una leve risa que molestó a la rubia.

-Es un desperdicio de tu belleza linda ¿No te interesa otro tipo de trabajo? Ganarías más que como una camarera y por lo que veo lo necesitas, nadie viene a pedirme empleo si no está necesitado- Sonrió ante la reacción de Agnes que analizaba la situación cayendo en cuenta de que si, estaba desesperada -No tienes de que avergonzarte, lo entiendo y pienso ayudarte, no negaré que necesitamos una camarera pero no nos vendría mal una...

-¿Una prostituta?- Interrumpió la chica y frunció el ceño al ver asentir al hombre -No, no me vendo.

-¿Y entonces que haces aquí?- La pregunta la tomó desprevenida y antes de que contestara el hombre continuó hablando -Te explicaré cómo son las cosas aquí, como camarera tendrás que venir vestida adecuadamente para la satisfacción visual del cliente, te daré $3000 mensuales y vendrás a trabajar viernes, sábado y domingo- La chica asintió pero fue interrumpida antes de contestar -Si aceptaras mi propuesta ganarías mucho más, los clientes son mucho más dadivosos, no te iría tan mal, piénsalo.

Agnes se quedó en silencio, estaba desesperada pero no tanto, tras un largo silencio se negó -No, seré camarera, solo eso- Su jefe trató de convencerla pero ella negó con molestia -Por favor no trate de convencerme, ya me decidí y nunca, por ningún motivo venderé mi cuerpo.

-Ellas decían lo mismo- Sonrió cautivado por su decisión y se levantó -Bien, empiezas mañana y no lo olvides, ven bien vestida- Se acercó a ella y con voz ronca le dió la bienvenida -Bienvenida al club Aphrodite.

Tras estrechar su mano la chica salió de la habitación encontrándose con el joven rubio que la había estado esperando para llevarla de regreso al bar, al llegar el joven se despidió y tras escuchar el pedido de un cliente se alejó hacia el otro extremo del lugar donde se perdió de vista entrando a una habitación junto con un hombre maduro.

-No es de buena educación ver a los demás tan fijamente- Se burló el cantinero pelinegro acercándole un trago -Bébelo linda, se nota que lo necesitas.

Sin dirigirle palabra alguna la peliazul tomó la bebida de un solo trago y al terminárselo hizo una muñeca por el fuerte sabor provocando risas en el cantinero -¿A dónde fue el chico?- Preguntó sin recuperarse por completo del fuerte sabor del alcohol.

-¿Evan?- La joven lo observó con seriedad haciéndolo sonreír -Lo lamento, olvide que no lo conoces- Sonrió y cruzó la barra sentándose a su lado -Bueno, aquel con el que se fue es un cliente y aquellas habitaciones son para satisfacer a nuestros clientes.

-No soy idiota- Exclamó la chica molesta por cómo le hablaba -¿Se prostituye?- Pregunto con seriedad.

-Si, muchos aquí lo hacemos- Dijo ganándose una mirada desconcertada de Agnes que estaba consternada por esa verdad -No me mires así princesa, tal vez la pases mal pero muchos aquí lo hemos pasado peor pero que no te trastorne lo que pasa, siempre tenemos la elección de decidir si dejar de hacerlo o no- El pelinegro le sonrió tratando de tranquilizarla sin conseguirlo -Por cierto, llámame Damon.

La peliazul le sonrió con tristeza -Mucho gusto, mi nombre es...

-No, nunca digas tu nombre en este lugar, uno puede perder su dignidad pero no su identidad, quien seas allá fuera no importa en cuanto entres por esa puerta ¿Entendido?- Su rostro se torno serio al decir aquellas palabras sorprendiendo a Agnes que avergonzada bajó la mirada -Lo lamento, mañana te buscaremos un nombre pero por hoy solo serás la chica de la cara bonita y cabello azul.

-Tiene carita de ángel- Dijo Rose detrás de ella -Hey chica angelical, dime que será la última vez que te vea por acá- La morena se sentó a su lado y la miro con frialdad.

-Lamento informarte que mañana empiezo a trabajar- Contesto Agnes con fastidio.

-Bien, será mejor que vayas a descansar, iniciamos a las 8 y cerramos a las 2, debes llegar a las 7, ven con una muda de ropa y más te vale que no causes problemas porque si tengo que seguir trabajando doble yo misma te saco a patadas de aquí ¿Quedó claro ángel?- Explicó Rose imponente intimidando a la chica que asintió sin decir palabra alguna -Nos vemos mañana chica nueva y tú Damon ponte a trabajar y sírveme dos Manhattan.

Damon asintió divertido y cruzó al otro lado de la barra preparando las bebidas, tras entregárselas a Rose volvió a platicar divertidamente con Agnes hasta la llegada del rubio que se acercó acomodándose el cabello despeinado.

-Evan te presento a nuestra nueva compañera, la chica angelical.

-Es un nombre demasiado lindo para este lugar ¿Quién se lo puso?- Pregunto el rubio tomando una bandeja.

-¿Quién crees?

-Por supuesto, Rose- El joven negó con la cabeza antes de partir a atender mesas.

-¿Por lo menos tenemos manera de comunicarnos entre nosotros fuera de aquí?- Preguntó Agnes mirando como Evan atendía a un hombre de aproximadamente unos 40 años de edad que observaba con deseo a la joven pelirroja que había visto al llegar al lugar y que se encontraba en la pista bailando seductoramente ante los ojos de los presentes.

-Ella es Queen y a quien atiende Evan es uno de nuestros mejores clientes y amigo del jefe- Explico el pelinegro al percatarse de la atenta mirada de Agnes quien lo volteo a ver esperando a que contestara a su pregunta -No, no podemos contactarnos, todos queremos mantener nuestra vida personal alejada de nuestra vida laboral, podemos ser amigo aquí adentro pero si llegáramos a encontrarnos afuera todos haremos como si no nos conociéramos.

-Eso es triste.

-Si, lo es pero estoy seguro de que no te gustaría que tú familia se enterara de tu trabajo.

Agnes bajo la mirada analizando la situación llegando a una triste conclusión -No les importaría, no les importo.

Damon cambió su semblante a uno serio y habló -Lo siento princesa, no quiero sonar cruel pero así como no queremos conocer tu nombre tampoco queremos conocer tu vida, mantente al margen y solo se la linda camarera que todos aquí vamos a conocer ¿Okey?- La rubia asintió comprendiendo la situación y se levantó.

-Comprendo Damon, nos veremos mañana- Se despidió la chica antes de salir del lugar, en medio de la oscuridad se encaminó a su hogar sin comprender qué la había orillado a llegar a un lugar como aquel y aceptar ese trabajo, no se creía capaz de soportar aquellas miradas de parte de los hombre y mujeres que asistían al club, no era tan fuerte como para soportarlo pero debería serlo, solo sería servir bebidas y nada más que eso, lo lograría, tenía que hacerlo.

★o☆★o☆★o☆★o☆★o☆★o☆★

Hola a todos. ¡Feliz día del amor y la amistad! Espero que hayan tenido un excelente día, ojala les guste el capítulo, si es así no olviden votar y comentar ❤️

Chica angelical Donde viven las historias. Descúbrelo ahora