Capítulo XVII: No sólo quiero justicia

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Su cuerpo temblaba mientras los sucesos se repetían en su mente conforme avanzaba con pesar, aún estaban ahí las sensaciones que la habían traumatizado, el peso del hombre sobre su cuerpo, su aliento chocando contra su piel, sus toscas manos tocan...

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Su cuerpo temblaba mientras los sucesos se repetían en su mente conforme avanzaba con pesar, aún estaban ahí las sensaciones que la habían traumatizado, el peso del hombre sobre su cuerpo, su aliento chocando contra su piel, sus toscas manos tocando cada parte de su cuerpo. El dolor en el rostro había vuelto a hacerse presente, había sido golpeada al tratar de gritar por ayuda, había sido callada con tal brutalidad mientras la quebrantaban, después de un tiempo había dejado de luchar, las fuerzas la abandonaban y lo único que podía hacer era llorar amargamente mientras escuchaba las asquerosas palabras cargadas de excitación del cliente que la había engañado y sometido.

No podía avanzar más, cuando por fin se dio cuenta de que había salido de aquel horrible lugar ya estaba muy lejos del club Aphrodite, no reconocía las calles, no había gente alrededor, no tenía el suficiente dinero para volver a su hogar y mucho menos sabía hacia donde caminar. Alterada corrió por el camino que había tomado pero por más que lo hacía no encontraba algo que le pareciera conocido ni personas a las cuales pedir ayuda, unas voces se comenzaron a acercar provenientes de un grupo de ebrios que caminaban por la calle haciendo tonterías y hablando estupideces, pensó en pedirles ayuda ¿Pero qué harían al verla vestida de esa manera? No podía volver a vivirlo, no podía volver a sufrirlo, desesperada comenzó a alejarse de las voces hasta que llegó a un callejón y sin más remedio se dejó caer sollozante detrás de unas cuantas chatarras que se encontraban arrumbadas, podría llamar a su mamá aunque ¿Qué le diría? ¿Acaso le contestaría? ¿Iría a su rescate? Su padre no era una opción ¿Cómo explicaría su presencia en aquel lugar, la ropa que traía puesta, las lágrimas en su rostro, los golpes y moretones junto con el dolor en su cuerpo? No tenía el número de las otras chicas, no podía hacer nada.

Temblorosa sacó su celular y se oculto todavía más en la oscuridad del callejón, con dificultad abrió su lista de contactos buscando a quien creía la podía ayudar, la foto de Arile apareció en la pantalla junto al botón llamar pero antes de oprimirlo dudo ¿Era ilusa por creer que la muchacha iría a su rescate? Trago en seco y salió del contacto de la castaña buscando a alguien más, cuando por fin lo encontró sin pensarlo un segundo más marco rogando en su interior que nadie se acercara a su escondite.

-¿Bueno? ¿Agnes? Son las 2 de la mañana.

La voz somnolienta del pelirrojo la ayudó a tranquilizarse un poco y tratando de calmarse comenzó a respirar para poder contestar pero la voz no salía de su garganta.

-¿Estás bien?- Preguntó el chico detrás de la pantalla, estaba un poco más despierto y al no recibir respuesta había comenzado a alarmarse por el bienestar de su amiga -¡Agnes contesta!- Se sentó en su cama esperando respuesta preocupado -¿Agnes?

-Por favor ven por mí- Rogó sollozante y abrazándose a sí misma.

-¿Dónde estás?- El joven comenzó a ponerse los zapatos y con rapidez buscó dos chamarras antes de salir de su habitación y dirigirse a la sala.

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