Capítulo III: Muestra de amabilidad

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Habían pasado dos semanas desde el incidente en el centro comercial, había evitado pasar por ahí por temor a volverse a encontrar a las chicas, siempre que salía llevaba consigo el dinero que les debía por si llegaba a toparse con ellas poder para...

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Habían pasado dos semanas desde el incidente en el centro comercial, había evitado pasar por ahí por temor a volverse a encontrar a las chicas, siempre que salía llevaba consigo el dinero que les debía por si llegaba a toparse con ellas poder para su deuda y que dejaran de molestarla, por más que había tratado de no salir le fue inevitable no hacerlo, era momento de hacer las compras del mes y no podía postergarlo más, se vistió con la ropa más nueva y linda que tenía y se marchó al centro comercial, al llegar se apresuró a entrar buscando con la mirada a Arile y a las chicas, aliviada por no topárselas comenzó a dejar la tensión de lado e ir por lo que necesitaba, tras un largo tiempo el carro que llevaba estaba lleno, por más que había tratado de ahorrar no lo había logrado, no llevaba nada que no fuera de importancia y solo faltaban algunas cosas de la farmacia como crema, pasta dental y toallas sanitarias, cada vez que veía el carro su cabeza comenzaba a hacer cálculos tratando de adivinar cuánto necesitaría para pagar, tal vez sería necesario tomar un poco del dinero de la deuda con las hienas.

Mientras elegía que pasta dentífrica llevar comenzó a escuchar unas risas familiares que se acercaban detrás de ella, alarmada metió la pasta que tenía en la mano al carro y se escondió con rapidez en el siguiente pasillo, sigilosamente comenzó a observarlas mientras revisaban los tintes de cabello, podría ser valiente e ir a enfrentarlas, solo pasar cerca y entregarles el dinero, no era tan difícil ¿O sí? Pero si, sí lo era, se habían burlado de ella, habían sido crueles, quería pagar lo que debía para evitar ser molestada otra vez, pero no era tan sencillo como se veía, tal vez después, cuando no estuvieran juntas, podría pagarles. Se dio la vuelta dispuesta a marcharse encontrándose con el mejor amigo de Arile que la observaba avergonzado, sin decir palabra alguna Agnes trato de pasar a su lado e ignorarlo, pero en cuanto lo intento el chico hablo.

-Perdónanos, estoy seguro de que no era su intención lastimarte ni ofenderte- Pidió avergonzado por la actitud de Arile quien había comenzado a ofenderla, u amiga contaba con un cruel sentido del humor con el que solía lastimar, él estaba seguro de que no lo hacía intencionalmente sin embargo no quitaba el hecho de que la castaña nunca se disculpaba con aquellos de los que se burlaba y que él tenía que hacerlo y era por eso que no tenía amistades, siempre que avanzaba por los pasillos de la escuela lo miraban con una mezcla de admiración, desprecio y miedo, sabía muy bien que faltaba muy poco para que Arile se aburriera de sus tres compañeras y tratara de humillarlas. Observó suplicante a Agnes que mantenía la mirada baja.

-No, claro que fue intencional, yo solo me quedé sin dinero, no planeaba irme sin pagarles- Dijo furiosa, no podía creer las excusas de Eliezer, parecía buena persona, pero no estaba segura de que lo fuera, nadie podría ver lo que le hicieron y no defenderla a menos que estuviera de acuerdo con lo que decían y fuera igual a ellas. Busco en sus bolsillos y sacó su monedero, encontró el dinero y se lo ofreció al pelirrojo -Toma, ahí está mi parte, no quiero más problemas- Pero Eliezer no lo tomo y negó con la cabeza -¿Qué? ¿Por qué no?.

-Porque no fue tu culpa.

-Eso no importa, no quiero más problemas con ellas, solo tómalo y ya- La chica volvió a acercar el dinero, pero él se mantenía firme y no pensaba aceptarlo, harta tomó la mano de Eliezer y dejó el dinero en ella, lo miró por una última vez y se alejó de él.

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