—Hola Agnes ¿Cómo te ha ido en tu nuevo trabajo? Linda ropa por cierto— Saludo Susan al verla en el camión camino a la universidad, su amiga se veía más contenta y le saludaba como nunca antes lo había hecho, a lo largo de las vacaciones se habían encontrado y conforme más tiempo pasaba la rubia en su misterioso trabajo del cual nunca hablaba su situación mejoraba.
—Hola Susan, muy bien gracias por preguntar— Saludo la joven rubia mientras guardaba el libro que había estado leyendo dejando ver su nuevo tinte rosa junto con su nuevo maquillaje.
—¿Ese es Letal Ammyt?— Pregunto sonriente la castaña sentándose a su lado —¿Dónde lo conseguiste? Están agotados en todas las librerías.
—Si quieres te lo puedo prestar, era el último que había— Ofreció la rubia, se sentía feliz y cómoda a lado de su nueva amiga —¿Y Miranda?— Pregunto desconcertada al no verla nunca cerca.
—Mir siempre llega en auto y si, ¿Me lo podrías prestar?
—Claro que si— Acepto Agnes feliz y comenzó a platicar con ella sobre los libros de aquella saga que tanto les gustaba, al llegar a su destino ambas chicas bajaron del autobús entre platicas y tras acompañar a Agnes a su facultad Susan se despidió y le aseguro que se verían a la hora de almorzar.
Mientras avanzaba a su salón la alegría de la joven desapareció y temerosa por encontrarse a las hienas y tener que enfrentarse a ellas se desvió en su trayecto al salón encerrándose en el baño, tras respirar un momento para calmarse la joven se miró al espejo y se arregló el maquillaje junto con el cabello y salió dispuesta a hacerles frente si se atrevían a molestarla pero no lo hicieron, en cuanto las hienas la vieron se quedaron boquiabiertos y la dejaron pasar hablando a sus espaldas sobre la nueva imagen que tenía, por su parte Eliezer solo la miró asombrado provocando una sonrisa en Agnes que en todo el día no desapareció, en la hora del almuerzo Susan cumplió su palabra y se reunió con ella llevando consigo a Miranda que con actitud cortante comió con ellas, tras una agradable comida en la cual la castaña y la pelirosa hicieron constantes burlas a la pelirroja hasta que cedió y por fin le dio una oportunidad a Agnes la chica se despidió y fue a terminar sus clases para después ir a su desolada casa y hacer sus deberes. Con alegría la semana pasó haciendo que el antiguo ambiente incomodo y triste se convirtiera en alegre aunque solo pasara tiempo con sus amigas en el almuerzo y en clases permaneciera sola, la indiferencia de sus padres no desapareció y su padre al verla tan radiante y con ropa nueva la acusó de quejarse por nada antes de darle dinero y correrla de su casa, todo seguía normal aunque las pequeñas burlas de sus compañeros se habían detenido aunque tenía que aguantar los cuchicheos de las hienas que descaradamente hablaban de ella pero ya no negativamente, la sonrisa burlona de la Arile se hacía presente cada que la veía pero los comentarios crueles habían cesado y solo llegaba escuchar los comentarios burlones hechos al aire que cada vez eran más fáciles de ignorar, pero aunque todo seguía en lo que se podría considerar normal al llegar el viernes una pequeña punzada de dolor se hizo presente y no le permitió disfrutar su día, cuando llegó a su casa la joven terminó sus deberes y guardo una muda de ropa y salió de la casa hacia su trabajo donde llegó apresurada y se maquilló con rapidez para salir a atender a los clientes que ya la empezaban a conocer sobre todo un hombre maduro de aproximadamente 40 años de edad que siempre le daba excelentes propinas y la trataba con amabilidad observándola con atención ante su corta vestimenta cosa que le incomodaba pero a la cual se comenzaba a acostumbrar.
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Chica angelical
Chick-LitSin dinero, sin ayuda, con dos padres cuyo matrimonio ha terminado y junto a él cualquier amor que sintieran por ella, Agnes White deberá sumergirse en un mundo de alcohol, música, sexo y dolor con la esperanza de conseguir el dinero suficiente para...