Capítulo XXIV: Chica angelical

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—¿Has tenido noticias sobre ella? —preguntó Agnes en cuanto la canción terminó

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—¿Has tenido noticias sobre ella? —preguntó Agnes en cuanto la canción terminó. El silencio se prolongó durante varios segundos mientras All you wanna do comenzaba a sonar, había sido la canción favorita de Agnes hasta que comprendió el dolor que debió sentir Catherin K.Howard mientras intentaba fingir como no le importaba ser considerada un objeto sexual por cada hombre que conocía. En el pasado no le daba mucha importancia a las miradas que le dirigían, ni siquiera cuando estaba trabajando y trataban de tocarla por debajo de la falda, ahora todo era distinto, aunque consideraba que ya lo había comenzado a superar.
La canción cambió y dio paso al soundtrack de Heathers.

—¿Por qué fue eso? —preguntó con un poco de incomodidad. —No soy tan frágil como crees.

—Nunca dije que lo fueras.

—¿Entonces por que me tratas como si cualquier cosa fuera a romperme?

—Porque no quiero volver a verte llorar como aquella noche en la que le contaste a la verdad Evan —su voz se quebró al mencionarlo, no habían hablado de aquello, aunque ambos eran conscientes de que debían hacerlo. —A veces no sé cómo sobrellevar esto.
Agnes no dijo nada mientras entraban al estacionamiento de su universidad, no dijo nada cuando Eliezer encontró un lugar donde aparcar y no dijo nada cuando el auto se quedó inmóvil y el motor dejó de rugir y los seguros se desbloquearon para que pudiera salir, al ver como él acercaba su mano a la manija dispuesto a irse se atrevió a tomarse la mano y apretársela con fuerza.

—No sé cómo vivir con esto, hay días en los que estoy bien, viviendo como si nada hubiera ocurrido —sonrió y lo miró tratando de que sus ojos no lagrimearan y que la voz no se le quebrara. —Siento mucho haberte arruinado tantas cosas, nuestra amistad, tu amistad con Arile, tus noches de fin de semana, la normalidad que vivías antes de que yo te arrastrara a mis problemas.

—Tu no arruinaste nada…

—Déjame terminar —pidió porque ya no quería callarse más. —Tal vez no consideres que te he arruinado la vida pero así lo siento yo y lo peor de todo es que no me arrepiento en lo absoluto porque antes de ti yo estaba sola. No sabría como sobrevivir a esto sin tu ayuda.

Las lágrimas comenzaban a manchar el rostro de los amigos mientras se abrazaban con fuerza y se aferraban al otro.

—Sé que no eres frágil —susurro en su oído provocándole cosquillas. —No eres débil, eres fuerte, tan fuerte como se puede ser en una situación como esta. —Al separarse limpio las lágrimas de su amiga y le dedico una pequeña sonrisa.

Una vez que se hubieron calmado ambos bajaron del auto y caminaron juntos hasta el salón de clases donde un pequeño grupo conversaba animadamente hasta que ellos llegaron.

Sin prestarles atención los amigos se sentaron y trataron de ignorar las miradas que le dirigían sus compañeros, al menos así lo hicieron hasta que estas se volvieron insoportables y Agnes decidió salir al baño en búsqueda de paz.

En cuanto estuvo solo una chica se acercó a Eliezer y lo miró apenada. —No mates al mensajero, por favor. —exclamó antes de extenderle su celular y mostrarle una publicación de Facebook —Lo publicaron hoy, creí que debías saberlo.

Sin agradecerle el chico salió en búsqueda de Agnes, encontrándose en el camino con Susan que le impidió el paso preocupada.

—¿Es cierto? ¿Lo que dicen es cierto? —pregunto tratando de evitar que Eliezer se marchara. —No quiero sacar conclusiones, no quiero hacer lo que hacen contra nosotras, pero necesito que me digas si es cierto porque si lo es necesito disculparme con ella.

—¿Por qué, para librarte de la culpa? —exclamó furioso comenzando a señalarla. —Ustedes no querían saber de ella porque no les contaba todo y ahora, cuando una estúpida publicación te hace sentir culpable, si quieres saber de ella, hablar con ella, disculparte por ser tan mala. ¿Te crees que me interesa ayudarte cuando no sé donde esta mi amiga y hay un montón de idiotas compartiendo tonterías?
Susan se encogió y desvió la mirada en cuanto su labio comenzó a temblar. Eliezer se dio un momento para observarla con detenimiento, se veía más delgada y un tanto despeinada, el estrés había echo estragos en la joven pacifista y amigable a la que siempre veía a lo lejos con un poco de envidia.

—Si de verdad quieres ayudar entonces ayúdame a buscarla, no puedo entrar al baño de chicas.

Susan asintió y le dio su número para contactarse en caso de encontrarla, antes de irse la chica le preguntó antes de marcarle a Miranda para pedirle su ayuda y, aunque la pelirroja no era su persona favorita, no se negó pues de verdad necesitaba encontrar a Agnes antes de que alguien la hostigara.

—La encontramos —dijo Miranda por teléfono tras varios minutos de búsqueda. —Esta en la oficina de la directora, no me dejan pasar a verla. Parece que la encontraron peleando con una chica que comenzó a hostigarla.

Sin despedirse el chico corto la llamada y corrió escaleras arriba a la dirección donde Susan y Miranda lo esperaban, al reunirse con ellas pudo notar que la preocupación de las chicas era genuina pues nadie se habría metido a una riña con el personal por alguien que no les importara.

—Cuando llegue al baño del edificio D ya las estaban escoltando hacia aquí. No pude verla bien, no me dejaron acercarme —les contó Susan sentada en el piso. —¿Por eso dejo de hablarme, porque no quería que me enterara?
Eliezer se sentó a lado de ella y se pasó las manos por la cara con cansancio. —No voy a responderte eso, no voy a contar nada.

Miranda los imito y tomo con fuerza la mano de su novia. —Fue mi culpa que ella se alejara, —exclamo con voz quebrada —sé que no tenia ningún derecho a presionarla, pero tenía miedo de haberla enviado por mal camino, por mi camino.

—Miranda…

—De verdad creí que la había enviado a un camino criminal, jamás imagine donde terminaría por culpa mía.

—¿Lo que dicen de ustedes es verdad? —preguntó Eliezer con sorpresa.
Miranda lo miró y sonrió con amargura. —¿Es verdad que alguna vez fui una criminal, que arrastre a Susan a mi mundo y nos libre de nuestro bien merecido castigo con sobornos? —miro a la castaña que asintió, brindándole su aprobación. —Cometimos errores y aceptarlo no nos vuelve inocentes. Supongo que lo que ha pasado en estos meses es el karma al que tanto intentamos burlar.

Susan rio por lo bajo y descanso la cabeza en el hombro de Miranda —Sé que no merecemos tener la oportunidad de olvidar lo que pasó, pero nos gustaría intentarlo —miro a Eliezer con tristeza y una lágrima cayó por su mejilla. —No tienes que contarnos nada, ella tampoco debe decirnos si no quiere, pero de verdad espero que este bien.

Eliezer se quedó en silencio y con seriedad se levantó en cuanto vio a tres personas subiendo por las escaleras. Sin recibir respuesta la pareja se levantó y miró en la misma dirección que el chico.

En cuanto el trío se acercó a ellos los jóvenes les permitieron la entrada y miraron con preocupación la habitación a la que estos entraban. No eran necesarias las presentaciones, con solo verlos supieron que se trataba de la familia de Agnes que pronto se enteraría del secreto que la rubia tanto intento ocultar.

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⏰ Última actualización: Jul 14 ⏰

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