Capítulo XVI: Frágil inocencia

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Este capítulo toca temas delicados, favor de mostrar discreción a la hora de votar y comentar.
Aclaro que no apoyo lo sucedido ni glorifico estos temas delicados.

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ

Había estado deprimida por varios días, su amor fugaz no había sido duradero aunque eso no impedía que se sintiera usada, trataba de olvidar concentrándose en el trabajo, aunque si hubiera sabido que aquel día lo mejor hubiera sido quedarse en su casa y llorar se habría salvado de tanto sufrimiento y dolor pues aquella noche un hombre alto, de cabellera negra y de aproximadamente 40 años de edad, observaba a Clío con atención, la había vigilado por meses y ahora aquella chica que traía puesto un minúsculo vestido rosa de tirantes, medias negras y zapatillas altas, había captado por completo su atención.

—¿Esa hermosa chica está disponible?— Pregunto el hombre mientras observaba a Agnes llevando bebidas a unas mesas cerca del escenario.

—Es camarera Joseph— Le explico el dueño del club dándose cuenta de la mirada morbosa de su amigo.

—La quiero disfrutar esta noche Matt— Confesó el hombre mientras contemplaba la vestimenta de la muchacha —La quiero en el privado de siempre— Ordenó al jefe del club con seriedad.

—No creo que ella acepte, es muy mojigata— Respondió aburrido mientras le servía una bebida a su amigo —Elige a la que quieras, cualquiera de nuestras chicas te complacerá, te recomiendo a Queen— Señaló a la chica que bailaba provocadoramente y enviaba besos a sus espectadores —Ha mejorado bastante desde la última vez que estuviste con ella, se ha convertido en la más demandada entre la clientela.

—No quiero a cualquier otra chica, quiero a esa dulce jovencita— Insistió el hombre —Si está aquí, vistiéndose tan provocadoramente y aguantando a esos tipos debe estar en una posición muy desesperada— Dio a notar mientras veía como la chica se alejaba con incomodidad de la mesa que atendía —Puedes decirle que le pagaré bien, cualquiera de tus putas podrá comprobar que soy muy considerado con las propinas e incluso te pagaré dinero extra si logras conseguírmela— Propuso levantándose de su asiento y tomándose de un solo trago su bebida —La estaré esperando en el privado 3, si no llega habrás desaprovechado una muy jugosa oferta amigo mío, piensa en lo que te conviene— Dijo tratando de convencer al hombre y se alejó de la barra con dirección al cuarto donde esperaría a la chica.

Matthew, no muy convencido de lo que haría, ordenó a una de las camareras que pasaba cerca que llamara a Clío, pensativo y en espera de la muchacha comenzó a preparar unos cuantos tragos hasta que la pelirosa llegó ante él.

—¿Qué necesita señor?— Pregunto desconcertada ya que rara era la vez que el jefe la mandaba a llamar.

—¿Tendrías algún inconveniente en atender a un viejo amigo?— Pregunto dudoso provocando confusión en la muchacha.

—¿A qué se refiere?— Respondió tratando de encontrarle sentido a la pregunta quedándose en silencio por un minuto, esperando la respuesta de su jefe y al no recibirla cambio su semblante a uno molesto comprendiendo a lo que se refería —Soy una camarera señor y el que me vista como ahora no significa que me venda, solo uso el uniforme que se me ordenó— Contestó ofendida y dispuesta a alejarse de la barra para seguir atendiendo a los presentes del lugar.

El hombre se quedó desconcertado ante la respuesta de su empleada, era obvio que se negaría pero no podía desaprovechar tal oportunidad, si su amigo se molestaba se encargaría de cerrar el lugar, después de todo era el jefe de la policía, tendría que hacer lo que él quería aunque tuviera que engañar a la pobre chica —Eso ya lo sé niña— Rió fingiendo diversión ante la respuesta de la chica, deteniendo su partida —Me refiero a llevarle estas bebidas a un cliente, se encuentra en el privado 3 y muy posiblemente este divirtiéndose en estos momentos con una de las chicas— Sonrió burlonamente manteniendo la calma lo mejor posible —Solo será entrar y salir, debo aclararte que da muy buenas propinas a quienes lo atiende.

—¿Por qué yo señor?— Preguntó Agnes aún ofendida.

—Las chicas normalmente se incomodan en su presencia pero tú has demostrado ser muy profesional— Explicó tratando de ocultar su nerviosismo —Será entrar y salir, no tienes de qué preocuparte, seguramente no te prestará nada de atención y no te tocará ni un solo cabello —Mintió desesperado.

La muchacha acepto dudosa y tomo las bebidas que el dueño le ofrecía, alejándose de la barra y dejando atrás a Matthew que la observaba con lástima sabiendo lo que le esperaba en cuanto llegara a su destino.

Una vez afuera del privado número 3 la chica se detuvo en silencio esperando escuchar algún ruido proveniente de dentro del lugar, sin embargo no se oía nada cosa que la tranquilizó y preocupó al mismo tiempo —Solo será entrar y salir— Se repitió buscando calma y decidida entró a la habitación viendo como el hombre la observaba sonriente —Vine a traerle esto— Explico y espero una respuesta que nunca llegó, nerviosa dejó las bebidas en la pequeña mesa a lado de un sofá rojo dónde se encontraba sentado el cliente que la veía con atención —Con permiso— Se despidió tratando de huir, no le interesaba la propina, la mirada que le ofrecía la incomodaba junto al hecho de que no había nadie más en la habitación.

—Espera— Pidió mientras se levantaba del sillón y se acercaba a ella sin apartar la mirada —Necesito una cosa más— Le hizo saber sonriente por su nerviosismo —Ven acá— Ordenó a unos cuantos pasos de ella. La chica simplemente suspiró y volteó a verlo pidiendo internamente que alguien más llegará a la habitación.

—¿Qué necesita?— Preguntó tratando de conservar la calma hasta que notó la lujuria en sus ojos, estaba acostumbrada a las miradas que no hacían más que incomodarla, no por nada ya llevaba 6 meses trabajando en ese lugar, sin embargo, jamás había estado en una posición como esa, encerrada en una habitación, sola con un cliente y sin nadie que pudiera ayudarla, temerosa observó cómo se acercaba a ella y la tomaba por el brazo con fuerza dándole una última sonrisa —Necesito que hagas un buen trabajo— Dijo después de una pausa, lanzándose hacia ella para besarla y sujetándola con más fuerza cuando trato de correr.

—Suélteme— Pidió la pelirosa tratando de soltarse de su agarre antes de quedar a pocos centímetros de su rostro y ser tomada fuertemente por ambas muñecas mientras trataba de besarla.

—Veo que no tienes modales— Su aliento chocó contra los lábios de Agnes quien asqueada trato de alejarse provocando molestia en su agresor quien tomó ambas muñecas con una mano mientras con la otra tomaba su mentón y evitaba que desviara el rostro —Tendré que enseñarte como debe de portarse una buena prostituta— Se acercó a sus labios y la beso mientras ella se movía entre sus brazos desesperada por alejarse de él, temerosa por lo que podría hacerle, impotente por no poder soltarse de su agarre y avergonzada por su ingenuidad, porque aquello que sucedería después sería culpa suya por haberse vestido tan provocadoramente y trabajar en un lugar como ese, nadie le creería si se atreviera a contarlo, dirían que era su culpa y tal vez si lo era, nadie jamás le creería ¿Verdad?

Tras un golpe en el rostro por tratar de soltarse, las fuerzas la abandonaron por completo dejándola indefensa a merced de su agresor.

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Solo tengo una cosa que decir:

Agnes no tuvo la culpa, solo fue víctima de una horrible situación.

No hay nada más que decir, hasta el próximo capítulo.

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