Los días ya no eran tan tristes, en su vida ya no había soledad, ahora estaba acompañada dentro como fuera de la escuela y eso le encantaba, era feliz aunque no todo en su vida estuviera bien, aún le preocupaba que alguien se enterara de su trabajo y no, no porque se avergonzara de ello, de hecho estaba orgullosa de mantenerse a flote gracias a su esfuerzo y las desveladas constantes a las que ya se había acostumbrado, los del club se había encargado de ayudarle a aceptar esa nueva parte de su vida porque ellos compartían eso con ella, no estaban ahí por gusto sino por necesidad y ninguno dentro del club la juzgaría por trabajar vestida tan provocativamente, pero nadie le aseguraba que las cosas serían iguales con alguien que no se haya enfrentado a tal grado de necesidad y eso era lo que más la preocupaba. Por otra parte, ya no era tan tímida y aunque en ocasiones le avergonzaba la vestimenta de los demás y la de ella misma, tenía que admitir que se estaba adaptando bien, los ojos observándola con tanta atención y deseo continuaban existiendo pero era tolerable mientras nadie se atreviera a intentar tocarla lo que era seguro que no sucedería ya que todos se cuidaban entre todos. Mientras tanto, las cosas con Susan y Miranda se habían arruinado por completo cuando la gruñona y aterradora pelirroja se entero de que en realidad Agnes no trabajaba en donde les había dicho y todo empeoro cuando se negó a contarles la verdad, no es que haya sido algo grave pero en el momento en el que discutían Arile interrumpió y la defendió llamándolas hipócritas y criminales lo que desato que un viejo y casi olvidado tema resurgiera y es que ellas no eran sonrisas, verdades y amabilidad, se decía que Miranda había sido una ladrona sin vergüenza que incluso llegó a ser juzgada por un juez y que solamente se libró de la prisión ya que alguien compro su libertad, aquellos rumores habían afectado a la chica que era muy bien conocida por su actitud explosiva y arranques de ira y Susan, ella tampoco era un ángel inocente, se había ensuciado las manos por proteger a su novia y ahora también era tratada con temor aunque nadie creyera que la chica fuera capaz de robar algo, pero había protegido a Miranda, se había ausentado de la escuela misteriosamente cuando la pelirroja había dejado de asistir hace ya mucho tiempo y cuando volvieron lo hicieron juntas y casualmente la mayor de las dos tenía un auto nuevo y la menor accesorios y ropas nuevas, poco después de que volvieran un joven apareció casi muerto y fue juzgado con los mismos cargos con los que habían juzgado a Miranda solo que él si fue sentenciado y ahora estaba en prisión jurando que no era el único culpable.
Aquellas noticias, aunque muchos creyeran que era un rumor, los más grandes de la escuela aseguraban que era verdad y que gracias a los comportamientos sospechosos de las chicas ambas se había retrasado mucho en sus estudios ya que debieron graduarse hace un par de años y, como si no fuera suficiente el que todos les temieran y las trataran con cautela, había provocado que un grupo de idiotas ponchara las llantas del auto de Miranda y le rompieran un fusil. Ambas chicas después de aquello se alejaron de ella, dejaron de hablarle, ya no la saludaban cuando se la encontraban y mucho menos le sonreían, la pelirroja estaba furiosa y Agnes estaba segura de que, si llegaban a encontrarse sin que ninguna tuviera compañía, Miranda le rompería la cara.
Agnes estaba agradecida con Arile porque la había defendido, si es que exponer a alguien y hacer resurgir rumores antiguos contaba como defender a alguien, y gracias a aquella gratitud la rubia cayo en un pozo sin fondo, Arile se sintió superior, tenía derecho a tratarla como se le diera la gana porque la había defendido aunque ni siquiera le cayera bien, porque así es como funciona la amistad ¿Verdad? Si ayudas a alguien ese alguien debe estar agradecido y debe dejar de quejarse solo porque no puede soportar una pequeña y muy pesada broma. Agnes si era agradecida no como su mejor amigo que constantemente se entrometía mientras ambas chicas conversaban y bromeaban.
Después de varias semanas triste y tensa Eliezer invito a la rubia a comer aprovechando que ese día Arile se veía obligada a pasar tiempo con su padre ya que este trabajaba demasiado como jefe de la policía. Durante toda la tarde de aquel día Agnes por fin se había divertido tras el constante miedo a que Miranda la atacara y la tristeza eterna que la invadía cuando Susan la ignoraba. Ahí con Eliezer se sentía feliz, no es que no disfrutara salir con Arile pero la chica había subido de tono sus bromas y había comenzado a sentirse muy incómoda en su presencia, Eliezer era diferente, era amable y callado, los silencios a su lado no se tornaban incómodos y siempre podían escuchar una canción de algún musical para disfrutar los viajes en el auto, el chico era considerado como su mejor amigo aunque estaba segura de que él no la considerara así pero mientras fueran amigos ella sería feliz, él era lo bueno en aquellos últimos días, le estaba agradecida por estar presente en su vida y no dejarla sola o aprovecharse de ella, él guardaba su secreto y aunque había sido un idiota al principio ahora era quien abogaba por ella en contra de cualquiera.
—¿Somos amigos Eli?— Pregunto con timidez cuando se estacionaron fuera de su casa.
Eliezer la miro en silencio antes de sonreír y asentir, la quería demasiado aunque no la conociera de hace mucho, era la mejor amiga que pudo haber deseado alguna vez y lo había ayudado a ver todo lo malo que hacía Arile fuera intencional o no. No guardaba el secreto de Agnes porque pudiera sacar provecho de ello, más bien lo hacía porque debía admitir que sentía tristeza por su situación, se habían abierto el uno con el otro y en ocasiones no hacía falta más que un gesto para saber que estaban cómodos compartiendo el tiempo juntos. Si el cariño que sentía por Arile no fuera tan grande se habría alejado de ella en cuanto conoció a Agnes aunque eso se viera mal, su mejor amiga era toxica y temía que aquella toxicidad pudiera afectarlo junto con Agnes pero no podían alejarse, la castaña se vengaría contando el secreto de la rubia y haciendo sus vidas un infierno. Lo único que podía hacer por Agnes y por él era encontrar esos pequeños momentos dónde sus gustos musicales los unieran y una buena canción fuera lo que los ayudara a acabar con el silencio y alejar toda la toxicidad que quería derribarlos y convertirlos en unas personas sumisas que no pudieran siquiera tratar de defenderse.
—No somos amigos, somos mejores amigos y siempre estaré aquí contigo, en las buenas y en las malas— Aseguro tomando su mano sintiendo como la chica la apretaba con fuerza.
—En las buenas y en las malas— Repitió Agnes con una tímida sonrisa en el rostro y aunque no sabía lo que Eliezer pensaba, si sabía una cosa, podía arruinarlo todo con su secreto del club excepto aquella amistad que la llenaba de dicha y felicidad.
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Amo a Eliezer y la amistad que tiene con Agnes, sé que él tiene sus errores pues jamás se opuso a la conducta de Arile, sin embargo, ya está poniendo un alto y no deja que lo sigan tratando mal, en mi perspectiva el salir de una relación tóxica ya sea romántica o amistosa es muy difícil y se necesita mucha fuerza para lograrlo pero creo que Eliezer representará que es posible.
Espero les guste el capítulo, hasta la próxima.
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Chica angelical
ChickLitSin dinero, sin ayuda, con dos padres cuyo matrimonio ha terminado y junto a él cualquier amor que sintieran por ella, Agnes White deberá sumergirse en un mundo de alcohol, música, sexo y dolor con la esperanza de conseguir el dinero suficiente para...