Habían pasado los días y Agnes no mejoraba, más bien empeoraba, no le gustaba que nadie la tocara, odiaba el momento de entrar al baño y desnudarse, odiaba su cuerpo, las cicatrices que cada vez eran más invisibles aunque no para ella.
Eliezer no podía hacer nada, la veía como un objeto frágil que en cualquier momento se rompería, temía abrazarla o tomar su mano y romperla, le aterraba la idea de verla llorar pues desde aquel día en el que Agnes le llamo en la madrugada para pedirle ayuda ella ya no había llorado o no frente a él, no hablaban del tema y lo evitaban a toda costa, los silencios se hacían incómodos y casi no platicaban. Él también se sentía mal, dolía ver a su amiga así y no saber qué hacer, no saber qué decir, no saber cómo actuar. ¿Y si decía algo equivocado y la hacía sentir mal? No soportaría provocarle más dolor del que sentía en silencio porque el hacerlo lo haría sentir peor, se sentía culpable y angustiado, desesperado por mejorar más cosas u olvidar lo que sabía y al desear esto último su estado de ánimo empeoraba pues lo convertía en un cobarde por preferir huir a ayudar a Agnes a enfrentar su triste realidad.
—¿En qué piensas?— Escucho a Arile preguntarle, no habían hablado mucho luego de lo sucedido en su cumpleaños pero ese día se habían encontrado para almorzar, después de todo, Agnes se había alejado de todos y él necesitaba más que nunca un amigo aunque elegir estar con Arile no fuera lo mismo que estar con verdaderas amistades.
—¿Por qué Agnes no vino? Creí que eran amigos— Dijo con burla sin prestarle atención, era la misma de siempre y no se detendría hasta conseguir una respuesta.
Eliezer gruño mientras comía su almuerzo, no se sentía a gusto con ella pero prefería su compañía a la soledad.
—¡Contéstame! Sabes que odio que me ignoren.
—Y aún así sigues siendo novia de mi hermano— Contesto con simpleza sin pensar ni un poco en lo que acababa de decir. Un gritito de sorpresa salió de los labios de la castaña antes de que esta se levantara y golpeara la mesa con furia.
—¿Sabes por qué no tienes amigos? Por lo simple que eres. ¡Me convertí en tu amiga porque tú hermano es mi novio!
—¡Entonces lárgate! Nadie te pidió ser mi amiga, me tienes harto— Contesto molesto ignorando el dolor en el rostro de la chica que trago con dificultad y mordió su labio para evitar llorar.
—¡Ella no es tu amiga, yo lo soy!— Se frotó los ojos molesta y se acomodo el cabello con furia —¿Por qué cambiaste? Todo era perfecto antes.
—Nada es perfecto.
—¡Antes lo era!— La vista se le nublo y jadeo un momento tratando de respirar con normalidad, no le gustaba que la vieran llorar pero ahora no podía evitarlo, le dolía escuchar las palabras de su amigo, del que alguna vez fue su mejor amigo —Sigo con tu hermano porque si lo dejo me quedaré sola, papá nunca está y tú me cambiaste por ella, por una zorrita bonita, estúpida y prost...
Él golpeo la mesa con fuerza asustándola, su mirada le dejaba las cosas muy en claro, si hubiera sido hombre Eliezer la habría golpeado sólo para callarla, no debía decir ni una palabra más si es que quería estar a salvo, él ya no era más el tímido y callado chico que había conocido años atrás, ya no iba a dejar que le hablara y lo tratara como quisiera y estaba orgullosa por eso, ella era una mala persona y lo había tratado muy mal, era muy orgullosa para pedirle perdón cada vez que se equivocaba y le avergonzaba el admitir sus errores, estaba orgullosa de que se convirtiera en una fuerte persona, pero también aquello le enfadaba pues al fin le habían puesto un alto que estaría obligada a cumplir.
—Bien— Dijo más serena tratando de conservar un poco de dignidad —Olvidemos esto ¿Está bien? Haremos como si nada hubiera pasado.
—¿Por qué?— Pregunto a la defensiva, temblaba de furia y no lograba calmarse del todo.
—Porque Agnes y tú son amigos y quieras o no yo te considero MI amigo, no quiero discutir contigo de nuevo así que por favor, olvídalo y sigamos como si nada.
Él no respondió, solo se sentó de nuevo y espero a que se fuera.
—Está bien, entiendo. Solo una cosa más, haré una cena en noche buena, tu hermano irá, me gustaría que también asistieras y si quieres puedes invitar a Agnes. Nos quedaremos a dormir y al día siguiente abriremos los regalos. Piénsalo ¿Si?
Eliezer asintió en silencio y continuo comiendo aunque no tenía apetito, sólo lo hacía en espera a estar sólo, cuando al fin lo estuvo se relajo en su asiento confundido y sorprendido por lo que había pasado aunque no hubo tiempo de darle vueltas la asunto, había recibido un nuevo mensaje de Agnes que le pedía verlo, sin pensarlo ni un segundo fue en busca de su amiga que lo esperaba en el estacionamiento de la escuela.
—¿Estás bien?— Pregunto preocupado, ella solo asintió y pidió que la sacara de ahí, quería irse lo más lejos posible y llorar, llorar hasta no poder más y así lo hizo, una vez que se fueron de la escuela su amigo manejo y la llevo a un parque donde pudieran conversar.
Cuando Agnes comenzó a llorar él también se quebró, le pidió perdón, más bien le rogó por su perdón, dijo que quería ayudarla aunque no supiera cómo y ella lo consoló, no era culpa de Eliezer, no era culpa de ninguno de los dos, ahora lo sabían, sentía que era su culpa pero la verdad es que ella no podía saber lo que sucedería, ninguno de los dos podía saber. Dolía tanto el recuerdo que tenían ambos de ese día, la impotencia y la vergüenza los consumiría si trataban de afrontarlo por su cuenta, ella le había causado la angustia que sentía y él se creía inútil por no tratar de protegerla pero ambos saldrían adelante, apoyándose en ese duro camino que habría que recorrer.
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Chica angelical
ChickLitSin dinero, sin ayuda, con dos padres cuyo matrimonio ha terminado y junto a él cualquier amor que sintieran por ella, Agnes White deberá sumergirse en un mundo de alcohol, música, sexo y dolor con la esperanza de conseguir el dinero suficiente para...