02. Hielos de cristal

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Cuán pesada es la lectura del arte ajeno
cuando el egoísmo tortura el empeño
que tanto pongo como cruz y tanto fuerzo
para dejar roto el baúl del desconcierto…

Sólo puedo agobiarme ante mi derrota
y sujetar la sonrisa con pinzas a mi rostro,
luchar porque la rabia no caiga a gotas
y se derrame en la sospecha de los otros
que siempre llamo así y miro de lejos,
nunca los interpreto como mi reflejo,
siempre los miro como cristales rotos,
no por soberbia, sino, por distinción,
por no sentir que encajo en sus tronos
y apartarme mirando mi habitación,
ocasionalmente volteando al suelo
pero mayormente hacia mi dirección,
con el egoísmo entre mis cosos
y la envidia viajando a la quinta dimensión.

“¿Por qué él si y yo no?” es la pregunta
que sobrevuela el campo donde estoy,
campo donde hoy mil miradas se frustran
y salen como los demonios del rey Salomón
interrumpiendo mi campo de visión
y cantando la sonata más injusta,
escrita por el peor cantautor
y compuesta por la voz más brusca,
como un himno a la destrucción.

Amplifico el problema en mi cabeza
y me equivoco al buscar la solución,
la formula de la realidad me apena
e intoxica todo mecanismo de evasión
planificado por tizas y hojas de cera
a la ves que es la vista de la inserción
más cruel jamás hecha por aquella
damisela que guardaba envidia en la voz…

Sólo veo pequeños pedacitos
esparcidos en estos días de callar,
y yo sé que si soy introvertido
cuando hay clima gélido lo soy más.

Aquí parece que empieza a helar,
y los dedos se me ponen fríos,
¿cómo escribo sin poder hallar
la calma que tengo necesito…?
así parece que es una realidad
que guardo noches sin sustancia,
¿cómo te puedo llegar a explicar
que pierdo todo por circunstancias?

Putas lágrimas que caen por frustración
cada que su voz dice lo que yo no podré jamás,
maldita rabia que tuerce mi intención
y la vuelca a la lesión que me hago sin mirar…
¡¿por qué tenía que ser yo el del valor
habiendo tanta ventaja en quien nace por allá?!
En momentos así la arrogancia es bálsamo del ardor
y me siento peor por ceder a mi instinto natural,
sé mejor que nadie que lo que yace hoy en mi emoción
es un pecado que simplemente no se puede evitar,
pero la decadencia no cae en marzo mientras esté yo…
soy el hombre delgado que no flaqueará jamás,
¡por mí que mayo, abril y julio están entrando en calor,
mis ojos se congelan en estos hielos de cristal!

Ya no me queda más que aprender,
salgo a las calles de la cuestión
y busco respuestas que nunca ven
las preguntas carentes de acción,
allí encuentro hielos entre mi piel
y escamas arropadas en mi corazón
que se queda inerte entre lo que es
y lo que parece ser su interpretación,
nunca se atreve a afirmar con seguridad
lo que da entender con su iluminación,
como una luciérnaga en la oscuridad
o una cigarra en el silencio de la estación
donde se pierde toda probabilidad
en forma de los trenes de sucia adicción.

“¿Qué será lo complaciente
qué tanto le ve esta vida
a la tan común perdida hiriente
que pasa en mi día a día?”
pregunto con un contundente
tono pesimista de voz fría…
¿será que siempre veo alejarse
la ambición que pasa por mi vista?
es una estrella fugaz al dispersarse
en el cielo que anochece y brilla
sin necesidad de lucir o despertarte
cómo lo hace el sol sin sombrilla.

Qué frío hace
cuando no hay interrupción
que olvidase
mi caída a la negra destrucción…
quizá no halla final
y sólo esté olvidando la diversión
buscando el mirar
de una miranda en mi imaginación.

Algo me dice que debo entender
que no todas las lunas de hielo son mías,
que soy su lobo y debo de obedecer
los decretos de la bella soledad de por vida;
no veo alas en sus palabras del querer
pero pretenden llevarla a donde ella mira,
son falacias de seducción, al parecer,
y funcionan mejor que esa la sinceridad mía…

[…]

¡Oh, cállate! Deja de pretender poder ver
lo que es el punto ciego de tus pistas adivinas,
no eres del coro angelical de Lucifer,
eres más como un arcángel Jofiel…
pero no eres capaz de ver
que todo eso que surca tu cien
debe ser porque iluminas,
dibuja un destino y tal vez
no sea lo que imaginas,
lucha primero por serte fiel
y sabrás vivir la alegría.

Palabras SuicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora