00. Yo sé que te gusta • Extra

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Me atasco en la piel de la serpiente,
los pianos atraviesan mi mente,
la incertidumbre calca sus trazos en mí
con una joya negra y su recipiente,
más bello y fino que la porcelana que escribí
en las líneas de la censura subconsciente
que entre abrazos premia al obediente
y aleja al que ya no está más aquí,
al cadáver mártir que murió por sus dientes
antes que por su lengua, y, si,
tal vez sólo es cuestión de ser paciente,
pero la paciencia fluye tan lento que me rendí,
y ese fue mi pecado, estoy consiente,
por limpiarlo es que no me rendí.

Dije con la ansiedad del que algo ama
que no respondería tu insulto,
que me tragaría tus golpes con el alma
y me apuntaría otra vez al instituto,
que soplaría a la armónica
y no te dejaría a manos de ninguno,
pero, mi carne anda algo eufórica,
y soy un mentiroso con futuro,
tal vez sólo trague tierra porque me va
eso de luchar por un bien mío
Tus murmullos
saltan las vallas del laberinto
y llegan a mis oídos
a través de los cielos inseguros,
corruptos por el camino,
cubrieron la verdad con mi mundo
y creí lo que tenía que creer
en vez de lo que es,
vaya, un tonto como yo es inoportuno

Sé que mi torpeza enorgullece tu orgullo,
¿o será que te interpreto a mi manera?
puede ser que sólo trate de leer lo ilegible
con el aprendizaje introspectivo de mis guerras,
y bien, a veces ese pesimismo es inconfundible
en una persona que le da tantas vueltas a las peleas
que rondan su cabeza
y se aburre del mundo y su naturaleza susceptible,
de la que tiene mucho, o eso piensa,
y ahora mucho le cuesta
el perdón que necesita para redimirse,
pero aún así no va al confesionario,
¿quién es el cura para otorgar el perdón?
¿un emisario, me dijiste?
pues si, emisario de un sobrenatural dios,
que juzga actos ajenos y no propios,
¿no entendiste? Bueno, no se puede esperar más
de un lápiz que no dibuja si nadie ejerce acción.

Pero ese hoyo sin fondo en el que estoy
enmudece mis sentidos,
y siento que me falta la motivación
para recuperar mis diecinueve latidos,
¡en qué prisión me hallo! No hay amor
porque sólo odio al que no es distinto,
me acompleja la simpleza de las rejas
que discrepan con ropas viejas y discretas
ese potencial que llevan escondidos,
entonces avasallan lo que interpretan
como maleza de jungla que con esto juega
a ser la soledad entre tanto amigo,
¿amigo? Si, puede que tenga uno de esos,
pero no le doy la importancia del deseo
porque sólo es un trofeo sin paseo
que se quedó dormido,
es el brillo del escudo de Perseo que no endurece
y sólo hace que sea vea más bonito.

Yo sé que a veces frustra
que entre tanta lucha sólo vuelvas al principio,
yo sé que esta vida es confusa
y que cuesta acostumbrarse al precipicio,
yo sé que te gusta
y que te encantaría ser la princesa del maligno,
clavarle el tacón al que te frustra
y dejar al pobre cieguillo,
pero tus principios te vuelven la princesa que no lucha
y debe ser rescata del castillo,
¡pobre alma en pena! Tu cobardía me disgusta,
¿por qué no hay heroínas con voluntad por el pasillo?
aquí siempre tropiezo con la misma piedra
porque todas son exactamente lo mismo.

Mucho hablar por hoy, ya me quejé,
he dejado la fiera marchar con la intranquilidad,
sin siquiera ver
como se fugaba mi percepción de la realidad
y sólo exhibía aquello que, de cumplirse en verdad,
no cambiaría el paisaje que tuve que pintar
para manchar el cuadro de algo
y, sólo por no quedarme atrás,
inventé en un alarde de cansancio,
y ahora me cuesta tanto de idear
una excusa para el nombre del cuadro
y cumplir mis ansias del arte perfecto
que hizo imperfecto hasta mi mirar,
y ahora estoy ciego,
pido limosna en las afueras de la ciudad
con la marca del primer error
que tallé y no jamás pude borrar,
condenado a la mentira
por mentir a la verdad,
separado de la alegría
porque la quise apreciar.

Yo sé que me gusta llorar,
¿y si no por qué me doy tan igual?
y es que en cada obra miento
para ocultar mi más siniestra oscuridad,
sólo uno entre mil soliloquios
es espejo de mi verdad,
los demás mienten desde calabozos
donde han sufrido un romance bipolar…
y no estoy triste, no,
te volví a engañar,
aunque siempre sea sincero
a veces me falta honestidad,
y no voy a apagar el cenicero
porque el fuego no se apagará,
y no necesito parecer que miento
para tus palabras malinterpretar
y ponerme a la defensiva,
aunque eso si va a cambiar,
pues se lo juro a cada arista
de este cubo mental.

Y otra vez tu mensaje llega corrupto,
y otra vez lo enviaste sin querer,
《¿por qué confiar en la palabra cuando se malinterpreta?》
dice la canción que escucho mientras respondo 《no lo sé》,
supongo que son dudas de un anónimo
acostumbrado al eterno placer
de no dar la cara ante un antónimo
que busca hacerlo caer,
soy antitético y la antítesis me aburre,
supongo que ya me lie
Y después de tanto excavar el único tesoro era yo,
no tenía por qué entender,
entre tanta prueba, ensayo y error,
la respuesta llega sin querer
Y después de tanto exacerbar mi interior
en este cansancio cierta paciencia encontré,
¿cómo no llegué antes a tal sencilla conclusión?
eso mismo quiero saber.

Palabras SuicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora