06. Te hiero. Me amo.

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¡Hey! Al fin has despertado.
¿Cómo que dónde estás?
estás en nuestra casita de juegos,
nuestro nidito de amor…
¿no lo entiendes?
Bueno, pronto lo entenderás,
por lo pronto, duerme un poco más,
mañana será un día… duro…
yo sé a qué me refiero
y necesitarás descansar…

[…]

Voy a lesionarte sin querer,
quebraré tus huesos,
incendiaré tu piel,
con el ardor de los besos
de veneno que te daré
te haré sentir miedo
y lo haré sin querer…
porque yo te hiero mucho
y por ello te lastimaré;
sólo con verte me dices
«Ven y castígame»;
y en verdad me amo tanto
que te aleccionaré…
aunque no lo pidas
sé que te lastimaré.

Porque yo te hiero tanto,
me enloqueces con verte pasar
con la gracia del cisne blanco,
y yo, el cisne negro que te va detrás.
Cuando me dices que soy extraño
me provoca responderte sin mirar,
¿eso te duele?, ¿te lastima?
para mí eso es genial,
y es que te retuerces con tal dulzura
que tu amor a mí será letal,
yo también te quiero, ¿qué te apura?,
¿cómo me suelo expresar?
oh, es que tú no entiendes las ataduras
que hoy no te dejan escapar,
ningún dulce sabe a tal sin amarguras,
y pronto lo descubrirás.

Porque yo te hiero mucho
y por ello te lastimaré;
sólo con verte me dices
«Ven y castígame»;
y en verdad me amo tanto
que te aleccionaré…
aunque intentes mentirte
sé que te lastimaré.

Porque me amo mucho,
tal vez más de lo correcto,
tú eres un adorable asiento
para que descanse si lucho,
¿no lo entiendes?
¿por qué no eres capaz de ver que te quiero?
todo tiene un sitio
y el tuyo es servirme de peso muerto,
¿por qué no lo comprendes?
es la ley del más fuerte hecha sentimiento,
¿tú? tú caminas conmigo
porque eres incapaz de verte al espejo,
yo sé que dependes de mí
para tener a quien piense por ti,
porque no puedes hacerlo con tu intelecto
tan miserable como el de un insecto,
¿ahora lo entiendes? Te hiero porque te quiero,
porque una bazofia miserable como tú
ya estaría encerrada en un ataúd
si no fuera por gente benevolente como yo
que aguantan tus estupideces sin control,
¡¿ahora ves cuánto te quiero?!

Porque yo te hiero mucho
y por ello sé que te lastimaré;
sólo con verte me dices
«Ven y castígame»;
y en verdad me amo tanto
que te aleccionaré…
aunque no lo quiera
sé que te lastimaré.

No es mi intención lastimarte,
es mi manera de mostrarte amor,
¡ni pretendas escaparte
o tendré que causarte un poco de dolor!
no me obligues a maltratarte
y sé un poco más obediente, por favor…
las chicas dóciles y maleables
son más tiernas y hermosas, mi amor,
¿no quieres alegrarme?
sé una chica buena y cede a la discusión
o papi tendrá que enseñarte
otro motivo para que le pidas perdón.

Sabes que papi nunca se equivoca.
Sabes que papi sabe cómo hacerte sentir bien.
Sabes que papi a las niñas tontas
tarde o temprano las enseña y las hace ceder.
Sabes que cuando papi se enoja
las cosas entre ambos nunca acaban muy bien.
Sabes que papi sabe que amas esta disforia
pero todavía no sabes ceder.

Porque yo te hiero mucho
y por ello sé que te lastimaré;
sólo con verte me dices
«Ven y castígame»;
y en verdad me amo tanto
que te aleccionaré…
sabes que me amas
y yo sé que lastimaré.

[…]

¿Ves como siempre tengo razón?,
¿no disfrutas ahora que ya estás bajo mi control?
déjame ronronearte al oído de nuevo
aquello que no escuchaste bien en aquella ocasión:
no eres más que un saco de vergüenza.
dócil y estúpido que puedo usar a mi favor,
y eso te encanta, te ilusiona y te excita,
pues sabes que las zorras como tú sirven a su dios
y dependen de él para guiar su vida
porque por si mismas sólo hacen tonterías
y no atienden a la más obvia indicación.
Ahora, cuando diga "ya" pedirás perdón
por hacerme perder el tiempo con tu palabrería,
por tomarme la molestia de hablar de tus porquerías
y por soportar a una imbécil así cada día,
y "ya" va siendo hora de que supliques mi atención.

Deja que pase mis manos por tu vientre,
como agua goteando en un zoquete,
y deja que te demuestre tú única utilidad
como el objeto usado que sabes que eres,
¡vamos! Suplica que siempre te ame así,
dime que has vivido sólo para tenerme
y que tu vida al final se resume a esto,
al clímax que no te dejo tener directamente
y que cancelo justo antes del momento,
¿por qué soy tan malo? Pregúntale a mis dedos,
tal vez si sigues suplicando te dejaré correrte.
Ahora, quiero que te largues y escuches atentamente,
vas a ser mi almohada cuando tenga miedo,
vas a ser mi tapete cuando haya mierda en el suelo,
vas a ser mi silla cuando me canse del esfuerzo
que es, por ejemplo, soportar a una inútil diariamente.

[…]

Y ahora que la marea se ha calmado,
ahora que el silencio me obliga a pensar…
siento que soy yo el fracaso concentrado
en forma de un cobarde que suele lesionar
a quien haya tratado de amarlo
por miedo a salir herido y a confiar…
en verdad me odio como no puedes imaginarlo…
y sé que todavía… ella… me puede perdonar… ¿verdad?

Palabras SuicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora