Mudanza

5.3K 282 115
                                    

_ _ _ _ _ _ _

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

_ _ _ _ _ _ _

— Pedro, estoy cansada —dije soltando la caja que tenía en los brazos— Ya no aguanto, ya no aguanto.

— Amor, solo has cargado dos cajas…

Él empezó a reír, mientras yo lo miraba con un tono de cansancio totalmente fingido. Adoraba oír su risa, pero en este momento solo quería lanzarme al suelo y dejarme morir.

Odiaba las mudanzas y no por el hecho de tener que ir a vivir a otro lado, no, eso era lo único que me gustaba de las mudanzas. Sino, por el hecho de tener que envolver todas las cosas para, al final, desenvolverlas en la nueva casa. Como odiaba hacer todo eso.

— ¡Me muero, Pedro! —llevé mi mano a mi frente—. Como tú tienes brazos tan fuertes y fornidos, puedes cargar lo que sea, yo tengo brazos de salchicha.

— Por favor, amor —él dejó en el suelo la caja que estaba cargando, una vez lo hizo, se acercó a mí para abrazarme—. No digas eso, tus brazos son hermosos y me encantan.

— Pero que te encanten no significa que sean fuertes —correspondí su abrazo—. ¿De verdad tenemos que hacer todo esto? Estamos bien aquí…

— Oh, amor mío, sabes que es necesaria la mudanza —él besó mi frente—. Te amo y sé que estamos bien en este departamento, pero los niños…

De pronto, un sonido le cortó a Pedro, nuestros "pequeños" estaban jugando entre las cajas, otro estaba volando entre las cortinas y el menor estaba mordiendo un par de zapatos.

— Oh, ellos…

— Lo sé, mi vida, sabes como te amo a ti y nuestros pequeños —él rio suavemente—, pero creo que este departamento es muy pequeño para todos ellos y te conozco muy bien, mi vida, sé que vas a adoptar más animalitos.

— Aw, por Dios, eres tan perfecto. Sinceramente te veo como el hombre más atractivo del mundo.

— Además, quiero que tengamos un mayor espacio, para… ya sabes —él llevó su mano a mi vientre, soltando un suspiro—, si algún día decides darnos esa alegría de tener un niño propio, la casa será el espacio perfecto para él.

— ¿Sabes…? Sé que fui muy clara en mi decisión de no tener niños, pero… me estás haciendo cambiar de opinión —con una enorme sonrisa, llevé mis manos al rededor de su cuello—. Todos estos años junto a ti me han demostrado que tú eres el padre que quiero para mis posibles hijos, además… me encantaría tener un niño con tu hermosa piel morena y tus ojos.

— Y yo quiero un niño con tu cabello y ojos preciosos —él besó mis labios, mientras me abrazaba por la cintura—. O una niña, para que sea igual de hermosa que su madre. O, bueno, mientras sea nuestro no me importa el género con el que nazca o él elija, siempre tendrá nuestro apoyo.

Pedro Pascal | One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora