El ritmo de mi corazón (2/2)

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(Referencias peruanas y chilenas; me basé en la canción de multimedia ↑)

(Referencias peruanas y chilenas; me basé en la canción de multimedia ↑)

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Decir que estas vacaciones en Santiago había sido increíbles, es poco.

Pedro se encargó de llevarme a los lugares más hermosos de la capital chilena, desde museos a plazas llenas de gente, y había quedado completamente fascinada

Y no solo con los lugares.

Gracias a todo este tiempo juntos en los alrededores de Santiago, pude conocer mucho mejor a Pedro. Él era un hombre amable, dulce y lleno de valores, una muy buena persona para ser real. Su característico sentido del humor y anécdotas nostálgicas, habían hecho de nuestros paseos los momentos más hermosos de mi vida.

Poco a poco, yo me fui abriendo con él. Como yo estaba sola en Santiago, no había día que no lo pasara junto a él, ¡hasta había conocido a su familia! Pedro me llevó a la casa de su padre a cenar una nochey ahí pude conocer a Javiera, Lux y Nicolás, sus tres hermanos, tan lindos, alegres y agradables como él.

Javiera era una mujer madura, casada y con hijos, siempre hablaba de cómo iba su negocio y la escuela de sus pequeños. En cambio, Lux era un alma completamente libre, ella era segunda de en medio y representaba a toda una generación joven, sin prejuicios y buscando igualdad entre todos. El señor Balmaceda era un hombre de edad algo avanzada y su parecido con Pedro me sorprendió demasiado, él adoraba contar momentos de su juventud, sobre todo los que pasó al lado de la madre de Pedro. Y Nicolás, bueno, era el menor de todos y solo estaba preocupado por pasar bien sus vacaciones y comer hasta no poder más.

La familia Balmaceda Pascal estaba llena de amor y respeto, me sorprendió que, a diferencia de la mía, no tenían prejuicios algunos o decían algún comentario racista u homofóbico en las cenas familiares. Ellos emanaban una calidez envidiable y, cuando Pedro me presentó como su amiga, ellos se encargaron de hacerme sentir bienvenida y querida.

Creo que los adoraba más que a mi propia familia.

La última vez que los vi, fue el día de ayer, ahora me encontraba sentada en una de las bancas frente al hotel donde me alojaba, esperando, como siempre, a Pedro. Hoy íbamos a caminar un rato por el mall y la plaza y luego, como me dijo él, iríamos a un "lugar sorpresa"

¿Qué sería? Conociendo a Pedro, posiblemente me lleve a ver una obra teatral, esperaba con ansias poder entrar al gran teatro de este lugar. Me traía tantos recuerdos de mi niñez en Perú, recordando cómo había amado el teatro.

— Aahh, peruanita, peruanita, ¡palomita de mi corazón!

Pedro apareció frente a mí con una enorme sonrisa pintada en el rostro, se quitó sus audífonos de las orejas y se sentó a mi lado, sonriéndome como siempre lo hacía.

Pedro Pascal | One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora