Adaptación de: https://honeymandos.tumblr.com/post/633348181035515904/filthy-maxwell-lord-x-reader
[One-shot con Maxwell Lord, personaje de Pedro en Wonder Woman 84; narración en tercera persona, contenido +18 y dirty talk (así que no se ofendan alv), ya me di cuenta que adoran este tipo de one-shots JAJAJAHSHAJ]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Deja de retorcerte —susurra Maxwell con brusquedad, colocando una mano discreta en tu muslo.
¿Cómo ibas a dejar de hacerlo? ¿Cómo? ¿Cómo podías estar tranquila si Maxwell te torturaba de tal manera en una maldita reunión negocios? Apenas puedes evitar gritar y, para no llamar la atención del resto de empresarios en la gran mesa, solo puedes quedarte quieta en tu lugar a pesar de su tortura.
El empresario al frente de la sala continúa con su presentación, pero ni siquiera podías prestarle atención, las palabras que salían de su boca se mezclan en tu mente. No puedes concentrarte en nada sobre la reunión, ni siquiera puedes tomar notas o grabar las partes importantes.
No con el juguete sexual favorito de Maxwell zumbando dentro de ti.
Eso era todo lo que podías hacer hacer para permanecer quieta, tratar de ignorar todo el placer que sentías y morder internamente tus labios, en silencio, a las órdenes de Max.
Ves su mano deslizarse hacia su bolsillo derecho, donde guarda el control remoto de aquel artefacto que maldecías y bendecías al mismo tiempo. Le lanzas una mirada suplicante, necesitando que la apague aunque sea por un solo momento, suplicando que te dé solo un par de segundos para calmarte. Él te da una sonrisa traviesa, triunfante al verte a su merced y antes de subir la intensidad en dos clics, sus ojos brillan con lujuria.
Toses para disimular el gemido que dejas escapar por el repentino aumento de vibraciones, coges un puñado de tu falda y lo aprestas fuerte en tus puños. Sabes muy bien que Maxwell disfrutar verte así, él sabe lo cerca que estás de llegar, su sonrisa despiadada es algo que siempre lo delata y te encantaba. Se inclina hacia ti en silencio, apretando tu muslo de una manera dominante, dándote más ganas de gritar.
— ¿Quieres correrte, niña bonita? —arrulla silenciosamente, su aliento abanicando el cascarón de tu oreja. Tiemblas y te muerdes el labio, con fuerza, preparada para que vuelva a aumentar la velocidad.
En cambio y para tu decepción, Maxwell apaga el dildo por completo, observando cómo te retuerces, pero esta vez debido a la incomodidad por la pérdida de la sensación, por haberte hecho regresar cuando estabas a punto de llegar al cielo. Te aprieta el muslo con fuerza una vez más, alejándose con una sonrisa irreverente en los labios.
Como si se tratara de una salvación divina, la reunión no dura mucho más; la gente comienza a salir de la gran habitación. Algunos suspiran aliviados y otros estrechan las manos por haber conseguido un buen negocio, pero lo único en lo que tú podías pensar era en lo necesitada que Maxwell te había dejado. Cuando te mueves para levantarte, Max toma tu mano y te empuja hacia tu asiento con brusquedad, enviándote una mirada de advertencia.