(Este es un A.U. de la serie "The Mandalorian, aquí Din Djarin no es un Mandaloriano juju, por cierto, creo que es mejor que hayan visto las precuelas de Star Wars para entender esto; las imágenes son referenciales)
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Bufé una vez más al ver otra vez la gran puerta del lugar al que había llegado.
— ¿Uh? —Grogu me miró desconcertado desde su cápsula esperando alguna explicación.
— Habrán tipos malos —le contesté—. Y estaré cerrando tu cápsula en muchos momentos porque hay cosas que no quiero que veas, es más, ten —de uno de mis bolsillos, saqué la bolita de metal que tanto amaba el Niño—. Juega y no mires. Lo pensé mejor y la cerraré por completo.
El pequeño rio y empezó a jugar con la bolita de metal, haciéndolo flotar de rato en rato, algo sumamente extraño. Caminé junto a él hacia la puerta del dichoso "club", tenía que buscar lo más rápido posible a la Hutt que necesitaba mis servicios.
— No entran niños —uno de los guardias de la puerta se interrumpuso en mi camino, yo solo gruñí.
— A donde sea que yo vaya, él va —le hablé de forma restante—. Soy la cazarecompensas que tu jefa quiere ver, dudo que desees tener problemas con ella teniendo en cuenta su reputación de sanguinaria.
— Está en el fondo —el gran hombre se quitó de mi camino y me dejó el espacio libre.
Antes de poner un pie dentro del lugar, cerré la pequeña cápsula del niño con el control que tenía en mi antebrazo, no iba a permitir que el pequeño sea testigo de… los trabajadores de este recurrido lugar.
Una vez entramos, un leve aroma a inciensos y dulce invadió mis fosas nasales. Agradezco tanto llevar siempre mi casco de beskar, porque estoy segura que ese olor es aún más fuerte.
Justo como me había indicado el guardia de la puerta, la Hutt que me había citado aquí estaba al fondo del lugar, observando el espectáculo que sus bailarines daban en las pasarelas. Los hombres y mujeres, sin importar su especie, que estaban abajo de ellas les lanzaban sus pertenencias de valor, como relojes o colares brillantes.