Harry, es un hombre de negocios apegado a su familia y con buenos principios, el cual cree tener la vida resuelta.
Cuando un día llega una carta de invitación para una fiesta de reencuentro con sus antiguos compañeros de secundaria, no puede evit...
Esta canción les queda como anillo al dedo en este capítulo♥
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—¡Harry!
Mi nombre gritado a coro por mis hermanas me hizo reír. Apenas logré cerrar la puerta de mi camioneta cuando se estrellaron contra mi para abrazarme.
—Chicas, calma.
—¿Calma, dices? —refunfuñó Hazel.
—Es cierto hermanito—gruñó Harriet. —La última vez que pediste calma te fuiste a Londres por casi un año.
—Pues ya estoy aquí y no pienso marcharme.
Besé las mejillas de ambas y ellas me abrazaron, una a cada lado. Amaba a mis hermanas y si fuera por mí, las protegería por el resto de mi vida.
—Mamá está adentro preparando la merienda—me informó la menor contenta. —¡Le diré que ya estás aquí!
Con una espléndida sonrisa, Hazel salió corriendo en dirección a la hermosa casa de campo de mi madre, dejándonos atrás.
—¿Y tú prometido?
—Patrick fue a visitar a su mamá, solo quería a mi familia junta el día de hoy.
Apreté su hombro con cariño.
—Realmente me extrañaron, ¿eh?
—Sabes que sí, nunca nos hemos separado por tanto tiempo.
Y era cierto, mamá se había encargado de criarnos como una familia unida, de hecho, todos los domingos tenía algún plan que involucraba a tantos miembros de la familia como pudiera, almuerzos, idas a la playa, meriendas, bowling, lo que fuera que nos permitiera pasar tiempo juntos, y saber que nunca estábamos solos, que siempre nos teníamos los unos a los otros.
—Perdón, una vez me di cuenta del tiempo que había pasado decidí regresar, los negocios estuvieron muy bien, por cierto.
—Hablando de decisiones, Laila me contó lo que ocurrió entre ustedes, lo siento.
—Estoy bien—me encogí de hombros, respondiendo una pregunta que seguramente se formuló en su mente. —Mi vida marcha de maravilla actualmente, cualquiera que me vea puede dar fe de ello.
—¿Y tú piensas que ya lo has logrado todo?
—Mi familia está sana, no les falta nada, amo mi carrera, mi trabajo, he tenido buenas relaciones con las mujeres que me han gustado—me encogí de hombros. —Sí me siento feliz.
—Y te felicito por eso, sabes que te mereces lo mejor—la sentí titubear. —Pero aun así me gustaría que te plantearás la idea de tener tu propia familia.
—Harriet...
Ella detuvo nuestra caminata en cuanto estuvimos frente a la puerta abierta.
—No te estoy exigiendo nada o algo así, sé que eres muy joven, solo... Piénsalo.
