Capítulo 13: Sin Rumbo

500 47 152
                                    

Me demoré porque me intoxiqué con pescado y no me sentía bien. Las que me siguen en instagram vieron los adelantos que dejé hace unos días y pretendía actualizar en ese entonces :( Pero no quería sentarme a escribir, de hecho las pastillas me dan sueño y por eso actualicé temprano. En fin, espero les guste el cap♥

La canción las hará llorar más, se los aseguro.

Observaba a las diferentes personas que iban y venían de la cafetería de la clínica mientras daba pequeños sorbos al vaso de café entre mis manos, tratando de seguir las indicaciones de mi madre de que comiera un poco, sin embargo, por más que lo ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Observaba a las diferentes personas que iban y venían de la cafetería de la clínica mientras daba pequeños sorbos al vaso de café entre mis manos, tratando de seguir las indicaciones de mi madre de que comiera un poco, sin embargo, por más que lo intentara no podía. No podía pasar bocado del croissant frente a mí, ni pasar trago del líquido caliente.

Mi corazón era una pobre montaña de fragmentos rotos, los cuales se multiplicaban cada vez que recordaba el pequeño cuerpo de mi bebé entre mis brazos, sin signos vitales.

Parpadeé rápidamente, intentando tragar el nudo en mi garganta, tratando de enfocarme en otra cosa, para no terminar llorando como un miserable frente a tantas personas.

Sin embargo, los recuerdos hicieron una mala pasada, repitiendo el momento en el que salí del quirófano, para enfrentar a toda nuestra familia y amigos.

¡Felicidades! —exclamaron ilusionados, viéndome en el traje del hospital, buscando con la mirada al bebé. 

No podría describir el llanto desgarrador que se escapó de mi garganta. 

Mi madre me sostuvo, cayendo al suelo junto conmigo, rápidamente comprendiendo que algo malo había ocurrido.

Murió—confesé entre balbuceos y sollozos. —Perdimos a nuestro bebé.

Lo siguiente que sentí fueron los abrazos de mis hermanas, y cómo su llanto se mezclaba con el mío.

Un toque en mi hombro logró que regresara a la realidad, levantando la mirada para ver a un Dylan ojeroso, tomando asiento a mi lado.

—No me gusta verte así.

Hasta ese momento me percaté de que había dejado escapar unas lágrimas, las cuales sequé rápidamente.

—¿Cómo más quieres que esté? —hablé furibundo, escuchándolo suspirar.

No debía pagarla con él, lo sabía, pero no tenía capacidad de raciocinio en ese momento, lo único que hacía era sentir y ahogarme en mi dolor.

—Lo sé, lo siento, pero sabes que estoy aquí para ti, amigo.

Sus palabras solo me hicieron sentir peor.

—Lo siento—tomé una profunda inspiración, sintiendo mis ojos anegarse con lágrimas una vez más. —Es solo que... es demasiado.

—Está bien, te comprendo.

Sorpresa Agridulce Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora