-¡Responde! -Grito al ver que se mantiene en un imperturbable silencio. Parece confundido, como si no entendiera mi reacción.
-Ana, ¿No estarás celosa, verdad? -Lo fulmino con la mirada -Fue solo... Un impulso, pero no pasó nada más, debes creerme.
-La llamaste. -Siseo -Precisamente a ella... ¿Por qué?
-¡Joder, Ana! -Me sobresalto ante su tono -No lo sé, pero me arrepiento de lo que hice, por favor, no quiero perderte.
Suspiro. Yo no pienso irme a ningún lado, pero estoy muy molesta con mi cincuenta. Mi subconsciente me mira reprobatoriamente, ¿Con qué derecho puedo reprocharle algo cuando fui yo quien ocasionó todo?
Con un resoplido, me arrojo a sus brazos y lo beso con pasión. Nuestros labios se funden y nuestras lenguas se enredan.
Con desesperación me acuesta sobre su escritorio, lanzando al suelo todo lo que se encontraba en el. Le bajo la bragueta junto al bóxer y su miembro salta a la vista, listo para entrar en mí.
Christian baja mi blusa, dejando mis pechos al aire. Juega con ellos con su lengua, logrando que rápidamente mis pezones reaccionen ante su tacto.
Suelto gemidos de placer y arqueo mi espalda, introduciendo más de mi seno en su boca, él acepta gustoso y chupa, enviando descargas hacia mi entrepierna.
Tomo su rostro entre mis manos y mi lengua asalta su boca mientras sus manos bajan mi pantalón y hacen mis bragas a un lado. Guía su miembro hacia mi interior y yo lo recibo gustosa mientras un ronroneo escapa de mi garganta.
Su posesión sobre mi cuerpo es exquisita. Me hace el amor divinamente sobre el escritorio y yo simplemente me desbordo de placer cerrando los ojos.
-Mírame, Ana. -Murmura con los dientes apretados mientras sus embestidas se vuelven más veloces y profundas, anunciando que el final se aproxima. Mi cuerpo comienza a tensarse y muevo mis caderas para encontrarme con él en cada movimiento.
Lo miro directamente a los ojos, azul contra gris y exploto al sentir su liberación en mi interior. Caemos exhaustos sobre el escritorio con sonrisas en nuestros rostros.
Acaricio la espalda de mi marido con dulzura, dios, ha sido exquisito. Espero unos minutos antes de hablar, no quiero romper la magia del momento, pero necesito disculparme con Christian y olvidar lo sucedido con nuestra visita indeseada.
-Disculpa. -Murmuro cuando mi respiración se normaliza. No tenía porqué reaccionar así. Es solo que esa mujer... -Posa sus labios sobre los míos, haciéndome callar.
-No te disculpes, Ana. Pero por favor, no quiero que pienses que esa mujer me importa. -Dice severamente,
-No pienso eso. -Vuelvo a besarlo dulcemente -Olvidemos esto, ¿Sí? -Aleteo mis pestañas.
-Claro, nena. -Se levanta y sube su bragueta mientras yo acomodo mi ropa.
Observamos divertidos el desastre que causamos al lanzar las cosas del escritorio. Hay papeles regados por todos lados al igual que algunos bolígrafos e incluso el celular de Christian.
Tocan a la puerta y nos apresuramos a volver a colocar todo en su sitio. El resultado no es perfecto pero al menos disimula un poco lo sucedido.
Taylor entra y nos informa que nuestros bebés están despiertos y han comenzado a llorar. Rápidamente corro a buscarlos, seguida de mi cincuenta.
Al verlos tomo a ambos entre mis brazos pero Christian toma a Ted y comienza a llenarlo de mimos. Mi niño ríe en brazos de su padre mientras Phoebe recuesta su cabeza en mi hombro y beso su cabeza.
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Cincuenta Secretos©
FanfictionHuí porque el miedo me invadió. No podía decirle a Christian acerca de mi embarazo, se habría vuelto loco. Podría decir que mi peor error ha sido abandonar a mi cincuenta, pero luego cometí uno mucho peor: Abandoné a mi hijo. Aunque se lo haya dejad...