Familia

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Christian tiene su brazo alrededor de mi cintura cuando entramos a Escala. Me siento un poco extraña al estar aquí con él y con nuestros dos hijos. Quién habría pensado que las cosas sucederían de tal manera...

-¿En qué piensas, nena? -Pregunta mientras caminamos a lo que supongo es la habitación de Teddy, ya quiero ver lo que su mente ideó para su hijo.

-En cómo sucedió todo entre nosotros. Aún recuerdo cuando te pregunté si eras gay. -Suelto una risita. Que equivocada estaba Katherine Kavanagh al pensar eso -Me resultabas intimidante, lo último que hubiese esperado era casarme contigo y tener a nuestros preciosos bebés. -Sonrío melancólicamente -Leí muchos libros, historias románticas que narraban un amor ideal... Pero mi historia favorita es la nuestra. -Me acerco y beso sus labios fugazmente -Eres mi amor, mi vida, mi cincuenta sombras y no sé cómo pude soportar estar tanto tiempo sin ti.

Se detiene y observo su rostro, su sonrisa muestra cada uno de sus dientes mientras el gris de sus ojos se torna brillante. Se ve como el hombre enamorado con el que me casé y con en cual compartí unas semanas maravillosas a bordo del Fair Lady en nuestra luna de miel.

-Ana, sabes que siempre pensé que no necesitaba una familia. -Observa a Teddy, que está durmiendo en mis brazos y luego a Phoebe, que descansa en los suyos -Tú te convertiste en mi más, eres lo que yo sin saberlo, más necesitaba. Eres todo lo que siempre creí no merecer. -Su ceño se frunce -A pesar de todo, siempre tuve miedo de que te fueras y... Sucedió. -Me congelo -Pero que estemos aquí ahora, demuestra lo que ya sabíamos, que estamos hechos el uno para el otro. -Une sus labios con los míos dulcemente y antes de separarnos muerdo su labio -Que a, Sra. Grey. -Sonríe pícaramente -No sé cómo pude imaginar una vida sin todo esto. Ya quiero despertar a tu lado y pasar tiempo los cuatro juntos. -Mira a Phoebe y en sus ojos veo la ansiedad que siente, probablemente porque ella es una niña.

-Ella es una bebé, Christian, no debes sentir miedo. Cuando crezca le habremos enseñado lo que debe saber y tomará buenas decisiones con su vida. -Levanta las cejas, sorprendido -Ahora, vamos a llevar a estos bebés a una cuna porque ya quiero tener la oportunidad de acostarlos yo misma. -Será mejor terminar esta conversación tan íntima y personal en la intimidad de nuestro dormitorio.

Llegamos a la habitación que está a un lado de la nuestra y me sorprendo al ver lo hermoso que es todo.

Las paredes son de color azul y hay nubes y helicópteros pintados desde la mitad hasta el techo. Hay una cuna, un armario que abarca toda una pared y varias repisas llenas de juguetes, todo es de madera oscura. En una esquina está una alfombra con varios libros sobre ella.

Christian deposita a Phoebe en la cuna y yo hago lo mismo con Ted. Me siento tan feliz en este momento, muchas veces soñé con poder hacer esto, pero no era más que eso, un sueño.

Bajo el barandal de la cuna para poder cambiar los pañales de mis niños y colocarles sus pijamas. La de Phoe tengo que buscarla en su pañalera, cuando regreso Christian la mira sorprendido pero no dice nada.

-Listos para dormir. -Susurro y levanto nuevamente el barandal. Beso las frentes de mis bebés y coloco una sábana encima de sus piernas y brazos para que no sientan frío -Los amo mucho, descansen.

Mi esposo se despide también y salimos cerrando la puerta con cuidado. Vamos a nuestra habitación donde me dejo caer en la cama descuidadamente, estoy agotada. Hoy ha sido un día lleno de emociones fuertes, pasé de despertar en Nueva York a estar a punto de dormirme entre los brazos de Christian en Seattle.

Me quito la ropa, quedando solo en bragas y sostén. Las pupilas de Christian se dilatan y veo su erección dentro de sus pantalones, un jadeo involuntario abandona mi garganta, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que hicimos el amor aquí.

Cincuenta Secretos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora