Christian: Anastasia.

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Las hojas caen de mis manos, joder, joder, joder. Anastasia no puede estar haciendo esto, no pienso darle el divorcio, ella es mía y lo seguirá siendo.

Firmar estos documentos significaría que ella volverá a ser Anastasia Steele, una mujer soltera y sin ningún tipo de compromiso. Un gruñido escapa desde el fondo de mi garganta, de ninguna manera dejaré que eso suceda.

Rompo las hojas y se las lanzo al estúpido abogado que me mira con una mueca. Rodríguez... No me sorprendería que sea familia del idiota de José y esté ayudándolo para alejar a Anastasia de mí.

-¿Dónde está Anastasia? -Uso mi voz más amenazante y lo veo palidecer.

-Sr. Grey, no puedo proporcionarle esa información. -Responde casi mecánicamente.

-¡A la mierda! -Me paso las manos por el cabello -No firmaré nada hasta verla.

-Eso no... -Le doy una mirada que lo hace callar. Yo tendré la última palabra, como siempre.

-Si quiere el divorcio, que venga ella a pedírmelo. -Me levanto con elegancia y abro la puerta, indicándole que ya debe irse. Apenas sale doy un portazo y voy a mi escritorio.

-Andrea, no quiero que nadie me moleste, espeto al teléfono y cuelgo, sin darle tiempo para responder.

Mierda. Desde que Anastasia apareció en mi vida todo el control que tenía en mis manos se evaporó. Si tan solo ella estuviese conmigo... En ese caso no me importaría, ella es mi soplo de aire fresco, la que mantenía mis sombras alejadas.

Me dio un hijo, pero no puedo concebir el porqué lo abandonó. Su cuenta bancaria muestra el mismo balance que tenía cuando ella me abandonó. Sé que de haberlo necesitado habría recurrido a ese dinero, así que no fue ese el motivo que la llevó a dejar a Theodore conmigo.

Mi hijo es el niño más maravilloso del mundo, pero soy su padre, así que yo pensaría eso. Mi madre me obligó a comprarle una andadera, por supuesto, busqué la más segura de todas y despejé todo Escala de objetos peligrosos. Al final, solo están los sofás, ya que mandé a retirar las mesas.

Ted ama jugar en ella, al principio tuvo un poco de miedo pero todos lo animamos y ahora corre por todos lados en Escala. Mi madre dice que así fortalecerá sus piernas y cualquier cosa que le haga bien a mi hijo, la permitiré. Siempre y cuando no sea potencialmente peligroso.

Theodore se parece a mí, todos dicen que somos una copia exacta. Pero no puedo ignorar sus ojos azules, iguales a las de su madre, ni sus mejillas regordetas que la mayoría del tiempo están sonrojadas.

Escucho la puerta abrirse y estoy a punto de despedir a quién sea que se atreviese a molestarme hasta que veo entrar a Mía empujando el coche de Ted.

-Hola, hermanito. -Saluda y se sienta frente a mi escritorio mientras toma a mi hijo en sus brazos.

Solo ella, mi madre, Gail y Kate tienen permiso para cuidar de él, no confío en nadie más.

Kate ha sido como una madre para Ted. Cuando no puede ir a verlo me llama por teléfono para saber si está bien, si está comiendo como debería... Al principio me molestaba un poco, pero al ver el amor que le profesa acepté de buena manera sus constantes llamadas y visitas. Ella jamás reemplazará a Anastasia, pero mi hijo necesita al menos una figura que pueda considerar materna y su tía Kate es la mejor opción, ya que Mía aún no es lo suficientemente madura y responsable para eso.

-Vine porque Ted ha estado muy inquieto, creo que te extraña. -Sonrío indulgentemente. Debe estar más que inquieto para que Mía viniese a traerlo, si por ella fuese se mudaría a Escala solo para estar cerca de él.

Cincuenta Secretos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora