Terminaron cenando todos comida china. Había demasiada así que probablemente los Na volverían a comer sobras de la cena al día siguiente. A Miryeong le encantó conocer a Jeno y Renjun, ambos le parecieron chicos geniales aunque se pasaran la mayor parte del tiempo molestando a Jaemin, que como podía, peleaba entre sus vendajes, costras y muletas.
Renjun y Jeno acompañaron en autobús a Miryeong hasta su casa y volvió a altas horas de la noche después de haber desconectado con todos y conocer a los padres de Jaemin y Haseul.
Deseó que sus padres estuvieran dormidos pero sabía que con la luz del salón encendida que veía desde fuera, sus esperanzas eran nulas.
Entró tratando de hacer el menor ruido posible, con miedo, no quería enfrentarlos así que esperaba que al menos, la que quedase despierta fuera su madre. Pero para su mala suerte, nada más cerrar la puerta de la entrada, sintió la voz de su progenitor llamarla desde el salón.
—Miryeong. —Caminó sin hacer mucho ruido con las manos en los bolsillos; ¿por qué de repente le daba miedo? No sabía de qué era capaz su padre, o tal vez sí pero se negaba a sí misma recordárselo. No quería causar problemas ni ser el centro de los enfados de su padre, pero esa noche no tendría otra opción.
Se plantó en el marco de la puerta del salón, dubitativa. No quería entrar, era como un inframundo vigilado por un Cancerbero al que tenía que llamar "padre" y pasarle el pan en la cena.
—Pasa. —Ordenó el adulto. —¿Desde cuándo osas comportarte así conmigo? Sabes perfectamente que en esta casa no tolero comportamientos descarrilados como los tuyos.
—¿Por eso mandaste a Jaemin para... controlarme o algo así? —De nuevo, contestando; aunque esta vez mucho más serena, fue suficiente para hacer suspirar al señor Park.
—¿Quién te lo ha contado? —Preguntó.
—¿Qué importa eso? ¿Es que acaso no confías en mí? —Se llevó la mano al pecho incrédula ante el comportamiento que su padre llegaba a mostrar a veces. —Tengo unas notas impecables, asisto a todos tus eventos sociales y nunca he puesto en peligro la imagen de la familia, toco el violín, hago ballet... ¿Qué más quieres?
—Ese Jaemin ha resultado ser una mala influencia también. Nunca me habías contestado Miryeong. —Sentenció. Miryeong abrió la boca harta. Por ahí sí que no pasaba.
—¡No! Jaemin... Aunque le hicieras entrar en mi vida con esas intenciones nefastas, ¡Jaemin ha supuesto un alivio en mi vida! —Exclamó. —Estaba cansada de la rutina, de tus estúpidas órdenes de hija perfecta, ¡de todo! Con Jaemin he podido ser yo durante el tiempo que pasábamos ¿sabes? —Habló bajo la mirada atenta de su padre como nunca lo había hecho. —He subido la media de mis notas, tengo amigos que me hacen feliz y... ¡No siempre quiero representar el papel de hija perfectamente responsable! A veces solo quiero jugar a la consola, salir a tomar algo o... ¡yo qué sé! ¡Ser yo durante dos míseras horas del día! ¿Por qué te cuesta tanto entenderlo? ¿Por qué te cuesta... ser un buen padre? —Los ojos de la castaña se habían comenzado a parecerse a cristales irisados y parpadeantes a causa de las incipientes lágrimas que comenzaban a acumularse.
—Es tarde. Deberíamos ir a dormir. —Su padre se levantó del sofá y pasando por el costado de Miryeong se dirigió a la puerta. —El viaje a Japón no puede cancelarse y tendrás que marcharte sí o sí. —La castaña se mordió el labio enfurecida. —Cuando vuelvas... Ya podrás ver a Jaemin.
El señor Park desapareció del salón y Miryeong se giró al oírle, pero ya se encontraba subiendo las escaleras. Aunque no pudiese evitar pasar el resto de su curso en Japón, tal vez hasta junio o incluso agosto; pero a pesar de la bronca y de saber que su padre seguía siendo el mismo despreocupado por su bienestar de siempre, le aliviaba pensar que al menos podría continuar pasando tiempo con Jaemin.
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New Romantics |Na Jaemin; NCT|
FanfictionMiryeong vive estancada en una rutina infinita; y aunque no se sintiese mal, conoce a un chico que tergiversará todos sus planes cada día, y no lo apartará de ella porque, como dicen, los actos en nombre del amor son completamente aceptables. Aunque...