Cap 6: ¿Me Coqueteas?

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○●SANTIAGO●○

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○●SANTIAGO●○

Veo como le afectan mis palabras y como baja la mirada... trata de asimilar todo, se ha vuelto a sonrojar desde que me acerqué a ella. Me concentro en lo tierna que es y eso no me gusta, no me puede parecer algo bueno, no me puede llegar a gustar nadie, todavía no.

 
Como da el tema por terminado, agarro mi ordenador y lo guardo en mi mochila, no espero a que se despida de mí. A decir verdad, tengo la necesidad de alejarme de ella, creo que su cara de niña me distrae demasiado de mi foco. Salgo de la oficina sin importarme que no se haya terminado mi horario.

 
—¿Ya te vas? —Suelta mi hermano al ver que estoy a punto de escabullirme.
 
Suspiro antes de voltearme a verlo.

 
—Ya me largo, trabajaré desde casa.

 
Mi hermano mayor entrecierra sus ojos verdes y cierra la puerta de su oficina sin decirme nada. Sabe que de igual forma me hubiera ido, soy muy cabezotas y lo admito. Yo soy el único que me controlo, nadie me da órdenes y él lo sabe perfectamente. Soy así libre como el viento, creo que tengo exceso de libertad que a la gente normal le falta.

 
(...)
 
Me cambio de ropa y me pongo sudadera y unos shorts deportivos, subo a Dover al carro y lo llevo a caminar por la cinta costera, mi perro es muy feliz cerca del mar.
 
Me quedo un rato mirando hacia la bahía solitaria, hay nubarrones formados, pero eso a la gente no le importa, ya que como yo han decidido ejercitarse.

 
Dover ladra para que le preste atención, está mirándome detenidamente, hace eso muy seguido cuando me ve que estoy concentrado en algo que no sea él, sonrío y le acaricio en el lomo.

 
(…)
 
 
Al día siguiente Lorenzo me obliga a levantarme de la cama, para irnos juntos. A regañadientes entro a mi sección saludo de lejos a Elena y nos chocamos los puños con Luis, es un chico majo, me ha dado algunas ideas para el proyecto que se supone debería hacer con Sofía. Miro hacia su escritorio ella no ha llegado.
 
Una parte de mí está completamente feliz y la otra se siente disgustada sin razón.

 
Te das cuenta que estás completamente perdido cuando te vas fragmentando por otra persona.

 
Estoy dibujando una galaxia animada, con constelaciones muy comunes y debajo de ellas dos personas agarradas de la mano. ¿Realmente no pudo tocarme otra temática que no sea romance? Estoy seguro que mi hermano lo hizo de adrede, sabe que no soy un cursi empedernido. Y sin embargo solo lo hace para fastidiarme, al otro equipo le tocó un libro de autoayuda.
 
Alguien me tira un folleto en mi escritorio, alguien que lleva las uñas pintadas de lila, alguien que sé quién es, aunque horita me lo esté discutiendo internamente.

 
—Ahí está la intro, la biografía del autor y unos arreglos al prólogo. —Dice la voz menos chillona del mundo, no sé cómo se creyó que le haya dicho eso el otro día. Su voz es cálida, con matices suaves, como una dulce melodía.

 
—¿Me estás escuchando thiago? —Dispara algo dubitativa, finalmente la miro. Sus pestañas largas le hacen una mirada más profunda y sutil que cualquier otra persona, sus ojos marrones mi piden explicación, estoy casi seguro que nos estamos hablando visualmente.
 

—Horita mismo ni yo me estoy escuchando. —Respondo al hilo y luego me arrepiento de ser tan sincero.

 
Creo que me tocará aprender a mentirle, porque las verdades con ella tienen un trasfondo peligroso.

 
—Dibujas muy bien. —Interviene cambiando el tema.
 
Ella se acerca a examinar más mi trabajo y juro que puedo sentir el aroma de su cuerpo, el olor de su cabellera me hace arrascarme la cabeza, estoy casi seguro que huele a fresas. O me estoy volviendo loco o ella lo hace adrede.

 
—Estás pálido. —Espeta mirándome divertida.
 
Lleva un top que deja ver sus costillas y hasta el lunar que tiene cerca del ombligo, su falda jean está a punto de llegarle a la rodilla, pero por alguna razón del fabricante lo dejó ahí para que quien lo porte torture a simples mortales como yo. Está saboreando un caramelo y me sonríe tímidamente, hoy trae un labial más pastel que los otros días, hoy la veo incluso más guapa que ayer. Hoy no sé qué mierda me está pasando.

 
—¿Cuánto tiempo pretendes mirarme así? —Dice conteniendo la risa de maldad.

—Creo que deben poner una política de vestuario. —Comento tratando de no mirarla más
 
Ella se ríe a carcajadas.

 
—En el fondo disfrutas de traer esos jeans rasgados, niégalo.
 
Asiento despreocupado, ella se dispone a irse, pero antes me mira coqueta y yo la miro raro (creo que alucino), pero ella vuelve a hacerlo y ahí si me preocupo.

 
—¿Te apetece almorzar conmigo? Sé de un sitio que la comida es de 10.
 
Pretendo negarme rotundamente, pero ella me regala una sonrisa encantadora que hace que mi cuerpo reaccione antes que mi mente procese toda la información.

 
—Genial está cerca. —Concluye antes de marcharse a trabajar en su mesa.

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¿Estás pensando lo mismo que Sofía?😈🤦‍♀️🤦‍♀️

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