Cap. 8 Tanteando el terreno

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Ella se lanzó en sus brazos, lloro con la cabeza oculta en su pecho, él la apretó a su cuerpo, sintiendo el calor de su cuerpo, pensar que la vida le había regalado una segunda oportunidad, suspiro, inclinándose para saborearla, el tiempo pareció detenerse mientras sus labios se encontraban, lento, muy lento sus lenguas bailaron, mientras sus corazones latían a la par, un suspiro los hizo separarse sin identificar de quien fue, sus miradas se encontraron ni el lugar, mucho menos Bankotsu tirado desnudo a un lado del futón importaron, cuando ella se aferró a su cuello y reclamo sus labios, el beso se volvió intenso, lleno de pasión, lleno de emoción, lleno de deseo, no había pócima alguna que llevara a dos personas a sentir tal necesidad, más que el amor puro.

Él beso su cuello, haciéndola temblar, aparto su cabello para admirar su cuerpo en toda su majestuosidad, ella se sonrojo ante la mirada oscura de él, jadeo mordiendo sus labios, dio dos pasos y su mano desato la ropa que traía, para después desnudarlo por completo, por vez primera lo miro sin pudor, acariciando y depositando besos en su cuerpo, el miembro empezaba a crecer rosándose con su vientre, tímida lo toco a lo largo, brindándole un masaje que provoco un gemido en él, la sensación de sentirse sensual la inundo, amaba a ese hombre, mientras lo miraba cerrar los ojos y disfrutar, lloro en silencio agradecida por volver a tenerlo, cuando este los abrió al escucharla sollozar, la cargo depositándola en la cama, beso sus labios, seco las lágrimas con la mano y descendió succionando su piel provocando oleadas de placer en ella, su boca lamió sus senos haciéndola arquearse, su mano se abrió paso entre sus piernas y dos dedos se introdujeron en su sexo, haciéndola lanzar un gemido, su boca jugueteaba con sus pezones, mientras la hacía retorcerse de excitación.

-juro que quiero penetrarte- susurro ronco- pero ambos sabemos que sería un grave error.

Su voz estaba cargada de deseo, a pesar de las palabras no detuvo su movimiento, al contrario, la intensificó, hasta llevarla al cielo.

- ¡SESSHOMARU!- el grito surgió desde lo más hondo de su corazón.

Él sonrió al mirarla disfrutar con sus caricias, sentir su mano humedecerse por los fluidos de ella, fue excitante, pero tenía que controlarse, se acostó y la hizo recostarse sobre él, ella estaba apenada por aquello.

-perdón tú de seguro…- pero él la callo con un beso.

-te amo Kagome.

-DIOS estas vivo- lo abrazo con una sonrisa.

-te juro que estuve a punto de matar a ese imbécil.

- no… yo no…- trato de explicar recordando a Banky.

-él dormirá hasta mañana, ¿te importa?

-es mi amigo- murmuro- siempre supiste que si yo lo hacía perdería mis dones- él afirmo con la cabeza-¿utilizo la perla contigo?

-sí, al principio no recordaba nada, pero desde que nos encontramos en la mansión, no pude dejar de pensar en ti, al final seguí a Yura al escucharlas hablar de lo pretendían hacer, algo me llevo a seguirla y fui recordando todo.

-Sesshomaru, sabes porque querían que Banky y yo.

-Kikyu está desesperada por tener descendencia y te iba a utilizar para ello.

-¿y la perla volvió a la isla mística?- la pregunta hizo bajar la mirada del chico.

-no, ella me incrustó la perla para poder vivir.

-entonces…- ella se apartó de él y bajo la cara pensando en la gente del pueblo.

-Kagome donde vayas yo iré- la abrazo- La mujer de cabello blanco, vino a mí cuando mi alma abandonaba mi cuerpo y me dijo cuál era tu misión, también que volvería, ahora sé cuál es mi misión en esta batalla.

El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora