Desde aquel día que la miro en brazos de ese chico peli corto no había dejado de pensar en ella, en el fondo había un algo que lo atraía sin poder evitarlo, demasiadas chicas en la escuela, pero ninguna antes le había llamado la atención, no entendía porque su interés, sin embargo, ahí estaba sentado justo a su lado en la clase, miro fastidiado por la ventana, los árboles se movían con el viento, las hojas caían creando una alfombra amarillenta, otoño hacia su aparición, se giró al escuchar una risa, era ella quien en voz baja hablaba con su amiga Uka, quien se sentaba al otro lado.La brisa otoñal entro por la ventana moviendo su largo cabello negro, ella se pasó detrás de la oreja un mechón y su mirada se cruza con la suya, quien solo se giró, se perdió en la vista que ofrecía la ventana, sin darle importancia a la lección del día, cerro con fuerza los ojos al sentir su suave aroma, un perfume que usaba siempre, Magnolia, la había escuchado comentárselo a su amiga días atrás, su perfecto rostro lo sorprendió haciéndolo abrir los ojos de golpe.
Se los cubrió con las manos, resoplo molesto sin entender esta absurda obsesión, por suerte la clase había terminado y no tenían entrenamiento así que salió directo a su dormitorio, pero antes de cruzar la puerta una voz lo llamo.
-Sesshomaru- Gura una linda chica de cabello castaño se acercó a él sonriéndole- pensaba que tal vez te gustaría almorzar conmigo.
-qué valor- murmuro Uka a Kagome.
-Disculpa, pero no me apetece- contesto el chico y siguió su camino.
-enserio creía que aceptaría, que loca- rio burlona Uka.
-ni que fuera para tanto- dijo Kagome ganando un golpe en el hombro por parte de su amiga.
-no es para tanto, dios Kagome, es Sesshomaru, un papichulo en toda la expresión.
- bueno tiene buen cuerpo, pero y eso, mira Yam también- Kagome señalo al chico que pasaba de largo con una pelota de futbol en las manos.
-la verdad es que su cabello rojo tiene lo suyo, pero digo, el peliplata de Sesshomaru y esos ojos dorados, su cuerpo, rayos me mojo de imaginarme como seria que él…
-ya- la empujo Kagome- Diablos, ahora cuando lo vea en el entrenamiento esa imagen me perseguirá.
-bueno al menos pensaras en él.
- ¿Por qué insistes en que lo mire?
- me enoja que de todos los chicos que se te han declarado desde que te incorporaste al internado ninguno te valga, ¿Qué esperas? Un príncipe azul- menciono con sarcasmo
-tal vez, siempre que llegue con su caballo blanco- Kagome se rio.
-claro búrlate- menciono Uka- Kagome no hay ningún chico de la escuela que te atraiga, mira estamos a nada de la FOGATA y puedo jurar que tendrás decenas de propuestas.
-de nuevo con ello- cambio de dirección a los dormitorios- bien tengo tarea, nos vemos- se despidió.
-contigo no se puede- grito su amiga girando y caminando del lado contrario.
Se dejó caer en su cama, su compañero no estaba para su suerte, se quitó la camisa lanzándola a un lado de la cama, saco su cinturón y abrió su pantalón dejando expuesto lo blanco de su bóxer, su perfecto abdomen brillo con la luz del sol que se filtraba por la ventana, suspiro al recordar a esa pelinegra, cerró los ojos y en poco tiempo dormía plácidamente.
En una noche estrellada una figura se lanzaba sobre otra con una espada, él corría desesperado interponiéndose entre ambas, el dolor era tan real, que abrió los ojos de golpe y se incorporó, su cuerpo estaba bañado en sudor, miro la hora ya eran las 4 de la tarde, se levantó para darse una ducha, ese sueño parecía tan real.
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El Demonio
FanfictionA veces hay que elegir el mejor camino para los demás, aunque eso signifique no tener el final que deseamos. Está es la continuación de la Marca del Demonio.