Cap. 15 Batalla final

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Las tres sacerdotisas se tomaron de la mano, Tsubaky observo como los monjes desaparecían el cáliz del poder sagrado, sintió tal rabia que su mirada se volvió demoniaca, todos sus planes se venían abajo, sacudió su cabeza sin poder creer que todo se iba a la miarda, tanto esfuerzo, tanto drama, tanto engaño, no había valido la pena, pero no los dejaría salirse con la suya, si ella no podía obtener lo que quería ninguno lo conseguiría, realizo un movimiento esférico con las manos, mientras el eclipse llegaba a su punto, llamo a un batallón de guerreros de la muerto, creo un campo de energía alrededor de los amigos de Kagome y los libero.

Los monjes fueron expulsados del perímetro, dejando únicamente a Miroku, Rin, Koga, Bankotsu, Inuyasha y a las tres sacerdotisas dentro de él, estos empezaron a pelear contra ellos.

-Esta lista Kagome- murmuro Midoriko.

-SI.

-Las sacerdotisas del Reino del Oeste te declaramos sacerdotisa, protectora de la vida, nosotras Tsukiyomi primera sacerdotisa, Midoriko, Hitomiko y Kikyu te aceptamos como la última sacerdotisa.




POV KAGOME




Sentí mi cuerpo arder, una nueva energía recorría en mí, lo deje salir, en cuanto me soltaron, levante la mirada hacia aquella mujer, achique mis ojos, en mis labios se dibujó una sonrisa retadora, ella me miró fijamente, me impulse en el piso y di un salto a ella, a tal velocidad que la sorprendí con un golpe, salió disparada hasta estrellarse en la otra torre, mientras descendía le lance una flecha la cual roso su bello cabello, provocando que un puñado cayera, lanzo un grito desquiciado y vino a mí, lanzo un gran poder el cual contraataque con otro, al choque una luz intensa se creó, sin esperar avance feroz, logrando tomarla del brazo la lance de nuevo a la pared, aproveche para llegar donde tenía a Sesshomaru con una de mis flechas se deshizo la esfera de energía que lo tenía cautivo.

-MATALA- susurro bajando a ayudar a los demás.

Ella se levantaba con la ropa ya desalineada, yo estaba en las mismas condiciones, cara y brazos con sangre, además de sucia, camine a ella lanzandole flechas de energía, pero me lanzo una lluvia de energías, las esquive girando, agachándome y saltándolas, hasta llegar frente a ella, el golpe que tire termino estrellada en la pared, pues ella se escabullo, girando tras de mí, donde me sujeto y levanto para hacerme caer hacia atrás, el golpe me aturdió un poco, lo cual aprovecho para arrastrarme del cabello en piso, pese al dolor logre expulsar poder de mi cuerpo y alejarla de mí, me pare inmediatamente, ella venía con una espada, la cual esquive, saltando y pateando su cabeza, una vez de tras de ella lance un gran poder haciéndola caer boca abajo.

El eclipse empezaba a desaparecer, mis amigos estaban agotando sus energías, igual que ella, detrás del campo mire a los siete guerreros quienes querían ayudar, con un movimiento logre desaparecer el campo que nos cubría y me sorprendí al ver a Jakotsu acabar de un solo golpe con su espada a los guerreros de la muerte, me percate que las sacerdotisas estaban en el piso siendo protegidas por Miroku, estas sentadas en el piso en modo indio, tenían las manos juntas y los ojos cerrados, una gran energía se podía sentir, no sabía que rayos hacían, sentí un dolor en el tobillo baje la mirada, la maldita uso poder para crear una cadena alrededor de ella, me dolía, no pude evitar lanzar un grito, ella se giró y sentó en piso sonriendo, su rostro bello estaba mancillado por los golpes, intente quitármelo pero no lo conseguí, me hinque desesperada, el dolor subía por mi cuerpo.

-es veneno KAGOME- fue Mukotsu quien me alerto, su sentido del olfato estaba aumentado y podía sentirlo a kilómetros.

Empecé a temblar, sudar, caí sentada mientras miraba como se acercaba, me tomo del cuello con odio, me abofeteo con tal fuerza que mis mejillas quedaron rojas, me apretó de ellas, con sus malditas uñas de gata clavándomelas hasta hacerme sangrar, disfrutaba verme sufrir, el veneno me estaba inmovilizando, estaba muy concentrada conmigo que no vio venir a Sesshomaru, este la lanzo con viento cortante, me ofreció un frasco, el cual no pude tomar, apenas abrí la boca él me la dio, enseguida el antídoto empezó a hacer efecto, me ayudo a pararme, cuando ella venia de nuevo hacia nosotros, lo empuje del camino y fui yo quien la sujeto del cuello, a esa distancia una bola de energía la golpeo, mordió su labio para no gritar, pero nuevamente ataque, esta vez grito de dolor, se dobló cayendo de rodillas al piso, con mis manos juntas la selle al mirar como tomaba una flecha del piso e intentaba clavarme, me miro con sus ojos inyectados de sangre y odio.

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