#29

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Varios días habían pasado desde la última vez que Hyunjin había pisado aquella casa. Creyó que, luego de haber pasado tanto tiempo juntos, al menor le haría bien un poco de su propio espacio. Él, mientras tanto, había estado pensando un poco en todo; desde aquel recuerdo que obtuvo que los envolvía a los novios y al alcalde de Italia en los setenta, hasta las palabras que Jisung le había dicho tan normalmente a la par que lavaba los platos del almuerzo. Hyunjin realmente se había convertido en la pareja de Jisung. Era tan irreal para él como para el otro muchacho, quien abrió grandes los ojos cuando recibió un beso en la mejilla como saludo. Mas no se quejó y se hizo a un lado, intentando conseguir que el rubio ingresara a la casa.

—¿Puedo hablarte de algo antes de entrar? —habló, tomándolo desprevenido.

Jisung alzó las cejas pero volvió a cerrar la puerta, dejándolos, de aquella manera, del lado del porche. Lo vio a su novio jugando con la tela de su camisa y apoyó la mano encima de la suya, deteniendo sus movimientos e intentando transmitirle seguridad. De alguna manera, aquello funcionó. Aunque en realidad no era necesario que Jisung hiciese demasiado para lograr calmar a Hyunjin.

—Decime.

—Lo que dijiste el otro día... lo de que sentís que te estás por morir —comenzó a hablar —. Estuve pensando en eso y yo también tengo una mala sensación cada vez que tengo un recuerdo. Capaz me estoy apresurando, pero siento que algo malo va a pasar el día de la inauguración. Podríamos estar uno al lado del otro la próxima vez que durmamos en caso de que pase algo ¿no te parece? Más que nada para cuando despertemos, que vos sabés que es la peor parte.

—Básicamente... ¿querés morirte al lado mío? —atinó con una sonrisa sarcástica, una de esas a las cuales Hyunjin ya estaba acostumbrado a adorar —Es lo más romántico que me dijeron.

El rubio no pudo evitar reírse ante las ocurrencias del muchacho, y estaba a punto de volver a hablar cuando Jisung lo interrumpió.

—En realidad me parece bien. No creo que si llegara a pasarnos algo tan fuerte como morir en nuestra vida pasada nos sirva estar alejados, dado a que fuimos y somos almas gemelas y... ¿ese no es Felix?

Hyunjin estaba casi seguro de que aquello último no estaba originalmente incluido en el discurso. Se giró con rapidez como si hubieran gritado su nombre y con sus propios ojos pudo confirmar las palabras del menor: su mejor amigo se encontraba a tan solo unos pasos caminando sobre el caliente asfalto. Era imposible no reconocerlo con la cabellera rojiza que aquel día había decidido brillar más que nunca. A su lado y un poco más atrás se encontraba Seungmin, Jisung no había llegado a verlo a tantos metros de distancia.

El mejor amigo de ambos muchachos frunció el ceño a medida que los aludidos se acercaban a la casa. En un principio creyó que algo había ocurrido y que querían hablar con él pero, por el rostro para nada preocupado y contento de Felix y la extraña tranquilidad que Seungmin derrochaba, dedujo que en realidad estaba todo en orden. Le explicaron a la nueva pareja que era el primer día de Felix en el trabajo y que le había pedido prestado el auto a Irene, y solo entonces Hyunjin soltó el aire que estaba conteniendo y se permitió sonreír y ponerse feliz por el pecoso como los demás presentes. Por un momento alguna preocupación se le hubo cruzado por la cabeza, pero luego lo pensó más a fondo, y se dio cuenta de que no eran muy propensas a hacerse realidad. Su mejor amigo había mejorado un montón, todos podían notarlo desde su forma de hablar y de mover las manos hasta el simple aura contagioso que inundaba el lugar al que fuera.

—Suerte, Lixie —besó su frente Seungmin antes de que el muchacho subiese al vehículo. El resto de sus amigos, incluida Irene, ya lo habían despedido con abrazos y exclamaciones alegres pero siempre eran las palabras de su novio las que más esperaba. Aquellas eran las encargadas de que por el pecho de Felix se esparciera el típico calorcito que sintió desde el primer momento que conoció al castaño y de ponerle automáticamente una enorme sonrisa en la cara. Una vez que se sintió más que satisfecho, puso el auto en marcha y dejó atrás aquella calle empinada, sabiendo que, bien en el fondo, también estaba dejando atrás una etapa de su vida para entrar a otra. Se sentía como un pájaro volando de su nido.

moles 》hyunsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora