El otoño que se aproximaba ya estaba haciendo su aparición desde incluso finales de febrero. A través de la cortina color amarillo que colgaba en el ventanal de la cocina, las hojas marrones y verdes se meceaban entre sí con la ayuda del viento, aquel que por la época no era ni muy frío, ni muy cálido. A Hyunjin, quien observaba el cielo despejado desde su silla dentro de la casa, le parecía la mejor estación del año. Jisung era una persona más del invierno pero, de todas formas, una leve sonrisa se posó en su rostro aquella mañana, cuando salió a recoger el periódico que habían lanzado a su porche y un par de hojas caídas y secas crujieron bajo sus ojotas.
El dueño de la casa hubo mencionado el repentino pero para nada desagradable cambio de clima y Hyunjin simplemente asintió, demasiado ensimismado en sus pensamientos como para articular una respuesta. Jisung soltó una suave carajada al mismo tiempo que tomaba asiento con las manos alrededor de su humeante taza y miraba las características cejas fruncidas de su amigo y el puchero en sus labios, aquellas indicaciones de que el muchacho se había colgado pensando.
—¿Buscaste alguna información sobre eso de soñar despierto? —la voz ronca de recién levantado de Jisung había funcionado para el mayor como un cable a tierra. Levantó la cabeza y pestañeó varias veces, como volviendo a prestar atención a su alrededor.
—No, la verdad que no. Anduve ocupado.
En un primer momento, Jisung solo se limitó a asentir y a hundir sus labios en su desayuno. Sin embargo, mientras la aguja más larga del reloj tomaba el protagonismo del momento comenzó a, inevitablemente, cuestionarse la respuesta del menor. ¿Ocupado con qué? Es decir, él realmente no sabía todo de la vida de Hyunjin pero, ¿qué otra cosa podía ser más importante que sus propios recuerdos de su vida pasada? El joven de pelo negro notó la mirada curiosa de Jisung clavada en la mesa de la cocina y se aclaró la garganta.
—Bueno, en realidad no anduve ocupado. Es solo que tengo miedo —confesó, y desvió la mirada a pesar de no haber recibido una reacción certera por parte de Jisung.
—¿Miedo? ¿De qué?
—De lo que pueda llegar a pasar en nuestra vida pasada —el castaño ablandó su expresión confundida y lo escuchó al otro chico chasquear la lengua —. Bah, de lo que haya pasado. Es medio contradictorio, de hecho, porque bueno, son cosas que ya pasaron... no sé, no me hagas caso.
—Ya sé lo que te pasa a vos —exclamó de repente Jisung, con un aire gracioso y apoyando su mentón en su mano. Él más alto lo miró expectante —. Tenés miedo de terminar como yo.
—¿Como vos? ¿A qué te referís?
Jisung volvió a reír en voz alta ante los grandes ojos sorprendidos de su vecino; se veía incluso diez veces más tierno. —Como yo, loquito y trastornado. Alguien que no duerme nunca y piensa mucho las cosas. En realidad es entendible tu miedo, después de todo, vos estás en tu mejor momento. Te merecés poder disfrutar de todo lo que te rodea sin estas preocupaciones bobas.
—No, yo no... —intentó rematar el mayor, a quien las palabras se le habían atorado en la garganta. Mas Jisung hizo un ademán y se inclinó en la silla, cruzando los brazos detrás de su nuca.
—Te estaba jodiendo —dijo, y el pecho de Hyunjin se inundó de alivio —. Ya sé que no te referías a eso. Y sobre lo que dijiste... sí, es contradictorio. Pero a la vez te entiendo porque en un sueño vos no te das cuenta que es un sueño, entonces es como si lo estuvieras viviendo otra vez. Tampoco podés hacer nada para evitarlo, ni adelantarlo. Es cuestión del destino —hizo una pausa en la que se debatió en silencio si seguir hablando o no: optó por la segunda opción una vez las orbes negras de Hyunjin se volvieron a posar encima suya —. Lo que sí sé que va a pasar y te lo puedo asegurar... es que yo voy a estar al lado tuyo. Cuando te despiertes de una pesadilla y necesites saber que no estás solo, como vos hacés conmigo. Te devuelvo el favor.
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moles 》hyunsung.
Fanficaquel mito sobre las almas gemelas que andaban esparciendo por el barrio tenía a hyunjin sin poder dormir. por otro lado, a su vecino jisung no podría importarle menos. lo único que rondaba por su cabeza eran sus incesantes pesadillas.