Hacía bastante tiempo que del armario de su cuarto Jisung no extraía camisas manga corta y shorts de verano.
A su pequeño pueblo había arribado la estación más fría del año, aquella época en la que la calefacción se mantenía todo el día encendida y los miembros de la casa discutían para ver quién iba a tomar una ducha caliente primero. En las calles no nevaba ni nada por el estilo pero los vecinos ya no se asomaban a regar la vereda por la mañana ni el repartidor de periódicos salía a ejercer su labor, preferían hacerlo durante la tarde, cuando el sol estaba bien arriba y sus pies no se sentían tan entumecidos.
Jisung amaba el invierno. Hyunjin, por su parte, todo lo contrario. Siempre era uno de los primeros en la fila para encerrarse en el baño y los demás se quejaban del tiempo que perdía ahí adentro. La hermana de Jisung solía irse a quejar con él, diciendo algo como "¡tu novio tarda demasiado en el baño!", pero el menor simplemente se encogía de hombros y le dedicaba una sonrisa. No había nada que él pudiese hacer.
Jisung se encontraba de espaldas acomodando un par de prendas dentro de una maleta cuando sintió unos fuertes brazos ceñirse a su alrededor. —¿No tenés frío? —musitaron en su oído.
Hablando del rey de Roma. El menor se dio media vuelta para encarar enternecido a Hyunjin, se detuvo a observar cada detalle de su rostro. Algunas gotas de agua tibia se resbalaban de su cabello a su frente y sus cejas se elevaban ligeramente para enmarcar aún más la pregunta que había hecho. Sus labios grandes estaban resecos y la punta de su nariz con un leve matiz rosado. Hyunjin había cambiado desde que se habían conocido, su cabello jamás volvió a ser tan corto como antes y algunas de sus facciones se notaban más marcadas. Había comenzado a hacer ejercicio y ya no era el debilucho al cual Jisung podía elevar en los aires fácilmente, aunque había algo que seguía intacto.
Hyunjin aún era el bebé de Jisung. Siempre terminaba buscando refugio en sus brazos incluso sin darse cuenta, como si inevitablemente levitara hacia el castaño imitando a un imán pegándose al metal. Disfrutaba de las caricias en sus mejillas y de los dedos pequeños desenredando sus cabellos, no tenía un lugar favorito fijo pero en este siempre estaba Jisung, y la sonrisa de Jisung, y las palabras de Jisung. Ambos eran todo lo favorito del otro.
—Estoy bien —el menor respondió luego de volver a tierra firme —. Y me parece que voy a tener que darle la razón a Irene. ¿Cómo podés tardar tanto en bañarte?
Hyunjin agachó la cabeza para reírse un instante y cuando volvió a cruzar sus miradas dijo: —Bueno, che. No te quejés, que cuando nos metemos los dos juntos es peor. Sos vos el que tarda una eternidad porque "quiere disfrutar su momento de relajación".
Mentiría si dijera que no se esperaba el suave golpe de su novio en su hombro luego de imitar su voz. —¡Eso es diferente! —Jisung exclamó intentando mantenerse serio, pero aquel rubio nunca fallaba en sacarle una sonrisa —Eso es porque estar así con vos me trae muchos recuerdos. Así que técnicamente, vos tardás mucho más que yo en el baño...
—¡Ey! —una voz femenina interrumpió su pequeña discusión. Ambos voltearon a ver a Solar apoyada en el marco de la puerta —¿Van a quedarse ahí todo el día o se van a ir? Seungmin y Changbin ya llegaron.
—Ya vamos —vociferó alto el dueño de la casa. Vio a la muchacha marcharse por el pasillo y chasqueó la lengua para continuar con lo que estaba haciendo antes de que llegara Hyunjin. Dobló su remera blanca favorita con el doble de velocidad a la que acostumbraba y en menos de cinco minutos tenía su valija hecha. Fue hacia el baño a guardar su cepillo de dientes y por último tomó del borde de la cama su abrigo, el cual permanecería en su antebrazo hasta que tuvieran que salir. La maleta de Hyunjin aguardaba por su dueño cerca de la entrada, debajo del perchero.
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moles 》hyunsung.
Fanfictionaquel mito sobre las almas gemelas que andaban esparciendo por el barrio tenía a hyunjin sin poder dormir. por otro lado, a su vecino jisung no podría importarle menos. lo único que rondaba por su cabeza eran sus incesantes pesadillas.