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Jisung se aferraba a su almohada como si su vida dependiera de ello. Un muchacho que había podido identificar en su cuarto por la forma en la que caminaba se encontraba jalando de sus piernas, intentando sacarlo de la cama, sin tener éxito.

—Es muy temprano para hacer ejercicio, Minho... —murmuró con voz ronca el muchacho, intentando soltarse del agarre del otro.

—No vamos a hacer ejercicio —dijo fuerte y claro, asegurándose de que su amigo lo escuchase a través de las sábanas que tapaban su rostro —. Y son las nueve de la noche.

Jisung se incorporó en la cama como si su columna fuera un resorte. Miró alarmado el reloj en su mesita de luz, Minho no mentía. No recordaba a qué hora se había acostado y se encontraba bastante desconcertado.

—Te dije que tenías que acomodar tus horas de sueño —le reprochó el castaño con las manos en su cintura —. Después te quejás de que no podés dormir a la noche.

—Si, mamá, tenés razón —bromeó Jisung, haciendo reír a Minho. El muchacho aflojó un poco su actitud sobreprotectora y, con menos brusquedad que antes, logró sacar al más joven de la cama.

—Perdoname si a veces me parezco a tu vieja —le dijo mientras alisaba con sus manos la arrugada camisa del chico —. Pero hago lo posible para verte bien. Aparte, no te hagas, que te encanta que te mimen.

Dijo lo último con una gran sonrisa que Jisung no pudo evitar corresponder. En cierta parte, tenía razón. Pero Jisung no lo admitía, simplemente se escurría lentamente entre los brazos del otro chico. Puesto a que era un par de centímetros más bajo, pasaba los brazos por debajo de la axila de Minho, mientras este lo tomaba por encima de los hombros y hundía la nariz en su pelo.

—Gracias —fue lo único que Minho logró oír ya que su voz se escuchaba amortiguada por su camisa. Sin embargo, fue suficiente para volver a sonreír y asentir, haciéndole saber que no era molestia.

—Bueno —exclamó el castaño luego de unos segundos más en silencio —. Te vine a ver porque, además de asegurarme que estabas bien, te quería invitar a una joda. Y sé lo que vas a decir, que no es tu ambiente y que preferís que nos quedemos viendo series, y lo respeto, pero también te haría bien salir un poco de tu burbuja. Conocer otras personas, todo eso. ¿Qué te parece?

Había sido una pregunta retórica. Cuando a Minho se le metía una idea en la cabeza no paraba hasta conseguir su objetivo. Así que al principio Jisung aceptó de mala gana, pero con el paso de las horas, su mueca de incomodidad había mutado a una de, más que nada, curiosidad. No podía resaltar cosas buenas de las pocas experiencias con salidas que había tenido, sin embargo, sabía que con Minho a su lado y una edad bastante madura podría adaptarse rápidamente.

Se miró en el espejo de su cuarto mientras Minho se maquillaba en el baño y reparó en su cabello, un poco dañado debido a las constantes decoloraciones, sus pantalones sueltos y doblados en la punta, sus cadenas y aretes que había tomado prestados unas horas de su hermana y, finalmente, su rostro. Minho le había colocado base en toda la cara y Jisung optó por unas simples sombras negras en los párpados, no quería tampoco excederse demasiado. Le gustaba como se veía. Se sentía seguro y no parecía como si aquella noche tuviese que volver de emergencia a casa para cambiar su atuendo a última hora.

—Listo. ¿Cómo estoy? —pronunció Minho con una pizca de emoción al salir del baño. Lo primero que le llamó la atención a Jisung fue su maquillaje, tan característico de él, con los brillos en las pestañas y el rosado en sus gruesos labios.

—Fachero —fue lo único que pudo mencionar el menor. No estaba acostumbrado a alagar a personas más que a su hermana cuando esta lo obligaba, por lo tanto no estaba familiarizado con muchos adjetivos. Minho estaba acostumbrado, así que simplemente le dedicó una sonrisa y pasó a observarlo de pies a cabeza.

moles 》hyunsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora