Por algún motivo, Hyunjin no se había quedado tranquilo luego de escuchar el portazo a través de todo su departamento. Es decir, nadie lo haría luego de haber discutido con su pareja, el tema era que él normalmente se largaría a llorar y llamaría a alguno de sus amigos para que lo consuelen. Pero aún se mantenía de pie en la cocina con los labios aplanados en una fina línea, pensando profundamente.
No pensaba que hubiera dicho algo malo. Quizá había sido más la forma en la que se expresó lo que molestó a Jisung, y era cierto que se había pasado con aquello de su amistad tóxica. ¡Pero él tampoco tenía derecho a llamarlo inútil! De tan solo recordar las palabras intercambiadas hacía tan solo unos minutos su pecho se cerraba y su lengua se aflojaba, como cada vez que discutía con alguien.
Se obligó a sí mismo a no seguir pensando en el menor con su expresión enojada y, en cambio, volver a reparar en el punto que los había hecho comenzar a levantarse la voz. Sí, definitivamente se había expresado mal. No utilizó las palabras correctas al decir que simplemente algo le decía que Minho era el alcalde, aunque en realidad no hubiese otra explicación. En otra ocasión hubiese sucumbido ante los ojos oscuros y brillosos de Jisung y aceptado que estaba equivocado, pero esta vez en verdad que no lo estaba. La frustración de no saber cómo demostrarlo se veía mediante sus resoplidos molestos y sus cejas arrugadas al momento de barrer la casa.
Migas de pan, pelos de Kkami y rastros de tierra se escondían en las esquinas de los muebles y debajo de los sillones. Sin embargo, nada de aquello llamó tanto su atención como la tarjeta que estaba tirada boca abajo en el suelo cerca de la puerta. Dedujo que se le tendría que haber caído a Jisung al salir tan abruptamente ya que era imposible que en un principio hubiese estado ubicada en algunos de los estantes del living. Al tomarla entre sus manos y examinarla un poco, logró reconocer aquel pedazo de papel como una nota que Jisung siempre llevaba guardada en la carcasa de su celular. Era un poco vieja, las esquinas dobladas y la hoja un poco amarillenta la delataban. Debido a la firma, Hyunjin supo que se trataba de una felicitación de cumpleaños por parte de Minho.
Estaba a punto de guardársela en el bolsillo para entregársela al menor más tarde cuando una especie de foco se prendió dentro de su cabeza, y detuvo todos sus movimientos para que la idea no se le escapara de las manos. Encerró la nota en su puño con extremo cuidado de no romperla y corrió hasta su cuarto, una vez allí, ignoró la cama desarmada y se dirigió directamente a su armario. Maldecía por primera vez el tener tantas prendas mientras rebuscaba algo en específico y, entonces, paró de repente. Sus manos habían tocado aquella tela que se le hacía imposible no reconocer al instante, la extrajo de una de las perchas con lentitud y lanzó el saco hacia el blanco acolchado.
Metió la mano en uno de los enormes bolsillos y rezó para sus adentros que aún estuviese allí. No la encontró en el primero así que se dirigió al izquierdo, mas en este tampoco parecía haber nada. Estuvo a punto de rendirse cuando se le ocurrió revisar los bolsillos del lado de adentro, y soltó una exclamación de alegría cuando sintió el trozo de papel que, a oídos de cualquier otra persona, hubiese sonado demasiado exagerada. Pero para Hyunjin era importante. Caminó de nuevo hasta la sala y colocó encima de la mesada ambas notas: aquella por parte de Minho que se había encontrado en el suelo, y aquella que el alcalde le había dado el día que les propuso a él y a Peter hacer un número para la inauguración.
No perdió demasiado tiempo festejando ni presumiendo que al final tenía razón, todo en lo que podía concentrarse era en alcanzar su teléfono para avisarle a Jisung. Buscó su contacto rápidamente y marcó el número; uno, dos, tres segundos de pitidos. Cuando no se escuchó nada más Hyunjin alejó el móvil de su oreja y suspiró, impaciente. Si Jisung seguía rechazando su llamada no iba a tener otra opción que ir corriendo a donde fuera que se encontrase.
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moles 》hyunsung.
Fanfictionaquel mito sobre las almas gemelas que andaban esparciendo por el barrio tenía a hyunjin sin poder dormir. por otro lado, a su vecino jisung no podría importarle menos. lo único que rondaba por su cabeza eran sus incesantes pesadillas.