#21

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El tan esperando reencuentro de los muchachos ocurrió luego de tres días.

Jisung quiso asegurarse de que otra vez Hyunjin no le hubiese cancelado mediante mensaje, y la sonrisa que puso en su rostro cuando al despertarse no encontró nada en su buzón era incomparable. Rápidamente se colocó las zapatillas con los cordones desatados y bajó corriendo las escaleras, si su hermana se encontrara en la casa, probablemente lo hubiese regañado.

Por su parte, Hyunjin había despertado hacía ya dos horas. Se preparó uno de los desayunos más completos de la semana y tomó una ducha, debía gastar toda su energía en algo porque de lo contrario podía asustar a Jisung lanzándole la información que había conseguido como si de una bomba se tratase. Cuando el reloj de su muñeca marcó la una de la tarde asumió que el más joven debía de estar ya despierto. Le dió de comer a Kkami y salió del departamento, no sin antes recoger aquel saco que le había quitado sus horas más recientes de sueño.

—¡Encontré este saco la otra noche y fui a preguntar por él a una tienda y resulta que...!

—¡Tuve dos sueños en los que hablaba con Chaeyoung y me decía que...!

Sus oraciones fueron cortadas en cuanto se dieron cuenta que habían hablado al mismo tiempo. Sus risas vergonzosas y sus reacciones ante el incidente era lo único que se oía en las calles al mediodía.

—¿Saco? —cuestionó Jisung cuando repasó mentalmente las palabras apresuradas del menor.

—¿Chaeyoung? —hizo lo mismo Hyunjin.

—Bueno, pará —alzó en el aire sus manos como intento de detener la charla. El pelinegro lo miró, expectante —. Sentémonos a hablar bien. Pasaron muchas cosas.

Hyunjin asintió estando de acuerdo y lo siguió al menor hasta la calle de su casa. Jisung se sentó en el borde de la vereda y el otro imitó sus movimientos.

—Ahora sí —dijo sacudiendo sus manos llenas de tierra —. Empezá vos primero.

Hyunjin tuvo ganas de decirle que fuese al revés, que lo suyo era menos importante que los sueños del más pequeño. Sin embargo y luego de recordar lo que la chica detrás del mostrador le había dicho en la tienda de ropa, buscó inmediatamente las palabras correctas para comenzar a hablar.

—Te mentí —admitió. El menor esperó a que siguiera hablando —. El otro día, cuando te dije que tenía cosas que hacer. En realidad no del todo, porque estaba intentando soñar con mi vida pasada.

—Ay, Hyunjin... —lo interrumpió Jisung, pero el mayor lo cortó inmediatamente.

—No te preocupes. Ya sé que eso que me dijiste cuando estabas laburando no fue con mala intención. Lo hice nada más porque tenía ganas. Pero eso no es a lo que voy —exclamó, y el menor parecía verse cada vez más interesado —. El tema es que esa misma noche no me podía dormir, entonces empecé a dar vueltas en mi cuarto. Me llamó la atención este abrigo —puso el objeto en frente de los ojos del castaño. Jisung ni siquiera lo había notado hasta ese instante —, no es mío y tampoco pensé que fuera tuyo. Así que fui a la tienda donde supuestamente lo compré; digo supuestamente porque yo no me acuerdo haberlo hecho, y la vendedora me dijo que es exportado desde Europa. Estuvo viendo la tela y cree que puede ser de los setenta.

El otro chico abrió grande los ojos. Hyunjin le entregó el saco de un color marrón liviano y entonces pudo observarlo mejor; el mayor tenía razón, no podía ser suyo. Si a Hyunjin le quedaba grande entonces a él le quedaría más que enorme. Estuvo a punto de colocárselo pero un movimiento brusco de su vecino lo detuvo.

—Hay algo más —dijo, al mismo tiempo que aferraba la tela con sus dedos —. Me lo probé esa noche y... no sabría cómo explicarlo. Tenía como una energía rara. ¿Nunca te pasó de probarte la ropa de algún muerto y sentir su esencia? Su olor, y esas cosas. Me pasaba los primeros años con mi abuela. Es algo parecido, aunque para mí tiene que ser otra cosa...

moles 》hyunsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora