Seungmin no se caracterizaba por esencialmente tener la paciencia más grande del mundo. Solía saltearse las introducciones de sus series favoritas porque le desesperaba verlas en todos los capítulos y que duraran más de un minuto, también se metía a la ducha cuando el agua aún no terminaba de ajustarse a la temperatura adecuada y su dedo ya se encontraba tanteando el capítulo que seguiría incluso antes de terminar de leer el anterior. Así que, cuando invitó a pasar a Hyunjin, quien había acudido a su hogar como un perrito asustadizo y mojado, le propinó tan solo unos minutos para refrescarse la garganta y rápidamente prosiguió a preguntar:
—¿Y bien? ¿Qué pasó?
Hyunjin tragó la bebida haciendo que su manzana de Adán se moviera abruptamente y apoyó ambos codos en la mesada de la cocina. En frente suya, Seungmin aguardaba con grandes y curiosos ojos.
—Todo este tiempo estuvimos buscando en el lugar incorrecto —exclamó. Su mejor amigo arqueó las cejas —. Estuvimos leyendo y preguntando como locos pero, Seungmin, nos olvidamos de lo más importante.
No, la verdad que Seungmin no tenía mucha paciencia. Amagó con darle un puntapié a Hyunjin si no se dirigía al grano de inmediato, pero los reflejos del más alto fueron mejores. Terminó parándose allí, en medio de la cocina, con una mirada decidida y, aunque Seungmin no lo quisiera admitir, intimidante. La determinación en sus oscuros ojos y la sonrisa socarrona en sus labios le hacía poner los pelos de punta.
—Estamos hablando de vidas pasadas, ¿por qué asumimos que alguien puede saber sobre ello si estamos todos viviendo en el presente? —tiró la pregunta al aire, no esperaba que fuese respondida, pero lo dejó a su mejor amigo pensar un par de segundos —Nosotros somos los únicos que podemos ver nuestra vida pasada. Solo me faltaría saber de qué manera.
Hyunjin había exclamado aquellas palabras con tanta rapidez que Seungmin pareció no entender los primeros segundos. Sin embargo, no era que el mayor se hubiese equivocado al pronunciar algo o lo haya hecho de manera desprolija, se trataba más bien de lo descabellada que sonaba su propuesta. Y Seungmin temía mencionarlo en voz alta, porque la mirada determinada de su mejor amigo le perforaba el pecho y con tan solo unas pocas palabras podría destruir hasta su más mínimo intento de sonrisa.
—Hyunjin... —comenzó a jugar con sus dedos, pensando exactamente en qué decir —Ya sabés qué es lo que pienso, y no te la quiero bajar así pero, ¿cuántas posibilidades hay ahora de que eso sea posible?
Fue entonces que el muchacho de cabello negro aflojó su postura. Su dedo índice, aquel que hace un par de segundos permanecía impotente en el aire, se había vuelto a esconder en su mano y luego en su nuca, como hacía Hyunjin cada vez que se ponía a reflexionar en algo. No pasaron muchos segundos hasta que éste chasqueó la lengua y se puso de pie, volviendo a cambiar totalmente de actitud. Seungmin le dirigió la mirada desde su asiento.
—No me importan las posibilidades —exclamó ferozmente, empleaba un tono fuerte y claro que Seungmin so había logrado escuchar contadas veces —. Mientras haya al menos una, voy a seguir intentando.
Seungmin ahogó una risa, porque Hyunjin exclamaba con tanto ímpetu que por unos pocos instantes su mejor amigo se vio envuelto en sus sentimientos, y porque Hyunjin era, por donde lo mirase, mucho más fuerte que él. Si lo descubría burlándose cuando el joven se había animado a hablar le daría una paliza de la cual no podría escapar.
—Te juro que no entiendo qué es lo que te motiva tanto como para actuar así —le dijo sacudiendo la cabeza —. Pero bueno, si es lo que te hace feliz, o lo que te va a hacer feliz en algún momento, entonces está bien. Gracias por contarme.
Hyunjin sonrió de medio lado, no tan conforme con su respuesta, pero no podía esperar menos de una persona como Seungmin. Al menos sabe y tiene bien en claro que si algún día se mete en problemas va a poder acudir a él, porque después de todo es su mejor amigo, una de las personas que más lo quieren, y aunque no esté de acuerdo con las cosas que hace estaría dispuesto a dejar de lado sus ideales para ayudarlo. Rodeó la mesada de la cocina en la que él y Seungmin estaban charlando y recargó con agua de la canilla el vaso que se había bajado apenas llegó al departamento.
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moles 》hyunsung.
Fanfictionaquel mito sobre las almas gemelas que andaban esparciendo por el barrio tenía a hyunjin sin poder dormir. por otro lado, a su vecino jisung no podría importarle menos. lo único que rondaba por su cabeza eran sus incesantes pesadillas.