30 parte 2

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Sentado en uno de los sillones individuales que adornaban su sala de estar, se encontraba Namjoon, girando de forma distraída la alianza que adornaba su dedo anular mientras aguardaba la llegada de Seokjin.

El sonido de la puerta principal abriéndose anunció su llegada y el portazo que se escuchó un segundo después avisó sobre su alterado estado.

Sin inmutarse, Nam procedió a levantarse de su asiento y enfrentar a un furibundo Seokjin.

--¿¡Cómo te atreviste!? -grazna una vez está cara a cara con el de hoyuelos --¿¡Quién diablos te crees que eres para hacer lo que hiciste!?

Namjoon observa el rostro enrojecido y la mirada retadora del apuesto doncel, quien respira agitado y luce como si estuviera apunto de salirse de su propia piel.

--Solo hice lo que tenía que hacer. -dice con tal simpleza, que el enojo de Jin crece de manera desmedida.

--Bastardo petulante. -musita con la voz impresa de indignación --Seguro te crees muy poderoso por hacer que me despidan y que mandaran lejos a mi representante, ¿no?

--Te di tiempo más que suficiente para que asumieras de buena gana tus responsabilidades como mi esposo, pero prefieres seguir perdiendo el tiempo con el modelaje.

--¿Me diste tiempo suficiente? -pregunta a la par que se acerca más hasta quien mantiene una postura serena pese a la acalorada discusión --¡Me estás obligando a dejar algo que me gusta solo porque tu ego es demasiado grande para comprender que me importa una mierda todo tu mundo y lo que esperan de mí!

--Pues sería bueno que empezara a importarte aunque sea un poco. -responde con el mismo tono de voz calmo del principio, pero con su temperamento empezando a salir a flote --Aún si te desagrada este mundo que tanto dices aborrecer, lo cierto es que perteneces a el. Eres uno de nosotros y si tan solo dejaras atrás todo ese resentimiento que pareces tener...

--¡Ay, por favor! Ya me tienes harto con lo mismo. -bufa con fastidio --Y tampoco me vengas con esa estupidez de que soy un Kim y todo ese bla, bla, bla porque te recuerdo que mi apellido es el mismo desde antes de casarme contigo.

--Sabes bien que no es igual.

Seokjin rueda los ojos ante el destilamiento de soberbia en aquella frase. Como si a él le importara un ápice todo el asunto de la estirpe y todas esas cosas.

--Esta discusión es absurda. -dice a la par que suspira sonoramente --No vamos a llegar a ningún lado y lo sabes.

--Es normal que desee dar el siguiente paso, ¿no te parece? -se acerca para tomar con delicadeza ambas manos del contrario, quien se encuentra cubriéndose el rostro en un intento de evitar mirarlo.

--Namjoon, no hagas esto. -suplica con voz trémula.

--¿A qué le temes?

Allí estaba nuevamente esa pregunta. La que Namjoon insistía en hacerle últimamente y la cual el rehuye cada vez.

--¿Es porque en realidad no quieres tener una familia conmigo? -dice entonces Namjoon con la mirada dolida --¿Es eso?

Seokjin siente cómo su pecho se comprime tras ver el dolor reflejado en las orbes contrarias. Aparta la mirada, incapaz de verlo directamente a los ojos porque sabe que en ellos está escrita su verdad.

Él no iba a darle un hijo... nunca.

Es algo que había decidido meses atrás y que aún no se atrevía a confesarle al más alto.

--Si la junta directiva te está presionando para que tengas un heredero...

--¡No es la maldita junta, Seokjin! -explota ya harto de las excusas y negativas de parte del castaño --Llevamos siete años de matrimonio y tú sigues evitando tener a mis bebés. -se aleja como si la cercanía de Jin le lastimara --¡Dios! ¿Qué se supone que esperamos? ¿A que te quedes estéril debido a los anticonceptivos que te empeñas en usar?

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora