EXTRA

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Seokjin sisea cuando una nueva punzada lo ataca y se descubre reteniendo el aire en sus pulmones a causa del dolor. Toma una profunda bocanada de aire antes de retirar con gesto exasperado las mantas que cubrían su cuerpo.

Con especial dificultad -gracias a su muy abultado vientre- se reincorpora sobre la cama hasta quedar sentado, resultándole incluso más insoportable esta posición por lo que no tarda en ponerse en pie.

Inhala y exhala de forma pausada y profunda, repitiendo inútilmente la misma acción durante varios minutos.

Nada.

El dolor simplemente no desaparecía.

--N-Nam. -apenas alcanza a murmurar en dirección al de hoyuelos, quien permanece profundamente dormido en la cama --Namjoon. -prueba nuevamente, obteniendo el mismo resultado.

Contó hasta diez, intentando con esto reunir las fuerzas necesarias para hacerse escuchar por el mayor, pero justo cuando se disponía a abrir la boca sufrió otra fuerte contracción que lo dejó sin aliento y de la nada su frente empezó a cubrirse de una fina capa de sudor frío.

¡Dios!

Necesitaba despertar a Namjoon o terminaría dando a luz a su bebé allí mismo.

Es justo aquí cuando se lamenta el no haberle comentado al mayor nada acerca de las constantes contracciones que ha estado padeciendo desde la mañana, pero es que, en su defensa, el de hoyuelos ha estado demasiado paranoico en esos días y sabía que si le mencionaba algo no dudaría en arrastrarlo hasta el hospital.

Dadas las circunstancias, quizás eso hubiese sido lo mejor.

Debía tranquilizarse. -Jin se repite una y otra vez. Él ya estaba mentalmente preparado para este momento. No en vano había tomado junto con Namjoon esas estúpidas sesiones de preparto en las que jamás le advirtieron que le dolería como el demonio.

--¡Despierta! -chilla alto y agudo, logrando al fin despertar a su esposo --Nam~. -solloza bajito.

--¿Seokjinie?

La voz de Namjoon denota preocupación pese a que se encuentra aún medio dormido y completamente desorientado. No es hasta que capta la silueta encorvada de Jin -parado del lado contrario al suyo- que su mente espabila.

--¡Ay, mierda! -articula, su rostro tornándose pálido y horrorizado tras encender la luz y ver el estado del castaño --¿Es el bebé?, ¿Ya va a nacer?

A Seokjin se le escapa una risita histérica provocada por el incesante dolor y por lo estúpida que le resultaba la pregunta hecha. ¿Es que acaso no era obvio?

--Llévame... al... hospital. -cada palabra dicha alternaba con una profunda inhalación y luego una exhalación --¡Ahora! -terminó de decir con un gruñido ante la falta de movimiento del otro.

--¡S-sí, ya voy! -exclama antes de salir disparado de la recámara.

Para cuando Nam regresó, Seokjin respiraba de forma agitada y todo su cuerpo estaba bañado en sudor. El de hoyuelos se dispuso a ayudarlo a enderezarse y lo insta a dar un paso tras otro en dirección al automóvil, pero el caminar del castaño era tan rezagado que terminó optando por cargarlo al estilo nupcial. Si bien el avance fue mucho más rápido, Namjoon estaba seguro que sufriría severos dolores de espalda más tarde.

Sin perder el tiempo, acomodó a su esposo en el asiento del copiloto y le colocó el cinturón de seguridad antes de correr a ocupar su lugar, poniendo el auto en marcha de una vez. Intentaba por todos los medios distraer al castaño del dolor, hablándole e instándole a hacer los innumerables ejercicios de respiración que le habían sido enseñados.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora