02

5.9K 910 228
                                    

Kim Seokjin es un apuesto doncel criado dentro de una familia de clase media de Seúl. Su madre, una elegante mujer con altas aspiraciones y expectativas, se había encargado de instruirlo y educarlo desde que este tenía memoria.

Seokjin no dudaba de que su progenitora lo amara, pero ciertamente aveces no podía evitar cuestionarse si estaba demasiado obsesionada con el tema de las clases sociales. Y es que, aunque la mujer no lo dijese, Jin sabía que para ella pertenecer a la clase alta era de suma importancia. Más que nada, debido a su orgullo herido tras haber sido abandonada por el padre biológico de Seokjin, quien la había rechazado por sus orígenes humildes, dejándola sola y embarazada cuando esta apenas era una adolescente.

Y, aunque para Seokjin el conocimiento de la crueldad de su propio padre solo le había producido un mal sabor de boca, para su madre todo el asunto había hecho mella en su orgullo, instándola a hacer todo lo necesario para llegar a pertenecer a lo más alto de la sociedad Corena.

Esta era, quizás, la razón por la cual la mujer accedió a casarse con su actual esposo a pesar de que ninguno estaba enamorado del otro. El padrastro de Seokjin, quien había perdido a su esposa y a uno de sus hijos, le propuso matrimonio a su madre cuando él bonito doncel apenas tenía siete años.

Con el nuevo casamiento, Jin pasó a tener un nuevo apellido y un hermano menor de tan solo un año de edad y el cual también resultó ser un doncel.

Con un esposo y un nuevo hijo en la ecuación, el castaño pensó -ingenuamente- que las cosas serían diferentes.

Pero vaya que se equivocó.

Ahora su familia constaba de una institutriz, dos pupilos y un padre ausente que se pasaba todo el tiempo trabajando. Y, aunque no podía quejarse ya que gracias a eso contaban con cierta estabilidad económica, aveces sí resentía la falta de calidez que solo una madre y un padre podían brindar.

Si bien, en un principio todo esto fue tolerable para él, a sus dieciséis años la actitud de su madre -que más bien parecía una maestra reprendiéndolo y corrigiéndolo por todo- lo estaban llevando al límite y hartándolo por completo.

--Vamos, es hora de levantarse, TaeTae. -llamó a su hermano menor, un castaño de rostro angelical y sonrisa geométrica de diez años de edad con quien compartía cuarto.

Una vez este se removió en la cama, el castaño mayor se encaminó hasta el cuarto de baño para asearse antes de bajar a desayunar.

Una vez ambos estuvieron listos, se dirigieron hasta la cocina donde los esperaba la señora Kim.

--Buenos días, madre. -saludaron al unísono como esta les había enseñado.

--Buenos días, niños. -pronunció la dama a la par que los recién llegados tomaban asiento en la mesa --Seokjin, endereza tu postura. -reprendió en dirección a su hijo mayor, quien se apresuró a sentarse correctamente, no sin antes bufar internamente por todas la exigencias de su madre aún cuando estaban en casa.

--Vamos, ya márchense o llegarán tarde. -sugirió la fémina cuando terminaron de desayunar. A lo que ambos chicos se apresuraron a tomar sus cosas y ponerse en pie, dispuestos a obedecer y emprender la caminata, ya que su casa estaba a diez minutos de su escuela.

***

Seokjin observaba absorto por la ventana mientras ignoraba lo que sea que estuviese diciendo el maestro. Personalmente no le gustaba su instituto puesto que -en su opinión- estaba llena de imbéciles con aires de grandeza.

Si bien este contaba con cierto renombre, él no lograba entender de qué tanto presumían la mayoría de allí si ni siquiera era de los más prestigiosos.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora